Obispo del Vicariato de Caroní, en la Amazonia venezolana, pide apoyo a la CNBB

MoNS. Gonzalo Alfredo Ontiveros Vivas, vicario apostólico de Caroní – Foto: CNBB

Mons. Gonzalo Alfredo Ontiveros Vivas, recientemente nombrado por el Papa Francisco Vicario Apostólico de Caroní, en Venezuela, asistió en la tarde del miércoles 16 de agosto a la reunión del Consejo Episcopal de Pastoral de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB). Invitado por los obispos brasileños, Mons. Gonzalo expuso la realidad de su país y las dificultades para llevar a cabo una labor apostólica y misionera en la región.

Por Comunicación CNBB

El Vicariato Apostólico, que incluye el estado venezolano de Bolívar, fue erigido el 4 de marzo de 1922 por el Papa Pío XI. El 30 de julio de 1954 cedió parte de su territorio para la creación del Vicariato Apostólico de Tucupita. La sede del Vicariato de Caroní es la ciudad de Santa Elena de Uairén, donde se encuentra la Catedral dedicada a Santa Elena, en la frontera con la diócesis de Roraima, en Brasil.

En la región, el obispo Gonzalo trabaja con las comunidades indígenas, especialmente los Pémons, y se enfrenta a algunas dificultades, especialmente en lo que se refiere a la comunicación. Señala que los desplazamientos a las comunidades sólo pueden hacerse en avión, lo que dificulta la evangelización. “Viajar de un lugar a otro puede costar entre 400 y 800 dólares, por no mencionar el coste de la comida y el mantenimiento de los misioneros en la zona”, explica.

Debido a la situación económica de Venezuela, Mons. Gonzalo pidió ayuda a los obispos brasileños para continuar sus proyectos misioneros en el país.

Dice que está iniciando proyectos de restauración de estructuras eclesiásticas y también de educación. “La mayoría de las comunidades no tienen recursos, viven en gran pobreza y miseria. Y estamos trabajando en el tema de la educación, especialmente para los jóvenes, niños y niñas, que en sus comunidades indígenas no tienen ninguna posibilidad de estudiar”, dijo.

“La idea es salvarles la vida, de lo contrario irían a las minas y en las minas están expuestos a las drogas y al alcohol y muchos mueren. Este es uno de los proyectos, entre otros, que estamos llevando a cabo”, explicó Mons. Gonzalo.

Mons. Gonzalo dijo que espera seguir contando con el apoyo de la Iglesia brasileña, que también realiza una hermosa labor misionera en el país, como la Cáritas Brasileã y la Fazenda da Esperança. “Yo también quiero contar con este apoyo, con esta solidaridad, para poder seguir desarrollando los proyectos que tenemos. Sería una gran esperanza para nosotros, sobre todo por el sentimiento de solidaridad y amistad que existe entre las dos iglesias, la brasileña y la venezolana.”

“Contar con el apoyo de la Conferencia Brasileña sería una gran esperanza para nosotros”, concluyó el obispo.

Fuente: CNBB