La Red de Enfrentamiento a la Trata de Personas en la Triple Frontera – RETP, que lleva a cabo su trabajo en Perú, Colombia y Brasil, y que de 1 a 3 de septiembre realizaba su seminario anual de formación, con el tema “La Trata de Personas en la Triple Frontera, una realidad invisibilizada”, en la comunidad de Puerto Alegría (Perú)
Por Luis Miguel Modino
Los participantes del Seminario trabajaron los conceptos de abuso y explotación sexual, presentes en la región y muy relacionados con la trata de personas
El seminario fue oportunidad para insistir en la interpelación que hace el Papa Francisco para atender y apoyar a las víctimas y trabajar en la prevención
Un espacio de construcción colectiva, creatividad, y fortalecimiento de la red de defensa de la vida en la Triple Frontera.
En las regiones de frontera, la trata de personas, uno de los crímenes que más lucro genera para las redes criminales internacionales, es una de las grandes amenazas, especialmente para las personas más vulnerables. Pero al mismo tiempo es algo invisibilizado, oculto, muchas veces por el riesgo que supone denunciarlo.
Seminario de formación
Combatir esa realidad es uno de los propósitos de la Red de Enfrentamiento a la Trata de Personas en la Triple Frontera – RETP, que lleva a cabo su trabajo en Perú, Colombia y Brasil, y que de 1 a 3 de septiembre realizaba su seminario anual de formación, con el tema “La Trata de Personas en la Triple Frontera, una realidad invisibilizada”, en la comunidad de Puerto Alegría (Perú), un encuentro que forma parte del proyecto “Iglesia Sinodal con Rostro Magüta”.
Como informan la misionera laica javeriana Marta Barral y el hermano de La Salle Lautaro Soria, miembros de la coordinación del Seminario, fueron 50 los participantes, hombres y mujeres de diversos ámbitos: educativo, sanitario, social, pastoral, religioso, indígena, juvenil…, que desde distintas comunidades y ciudades del triángulo amazónico Perú, Colombia y Brasil, se sumaron a un espacio en el que con la asesoría de la hermana Rose Bertoldo de la Red Un Grito por la Vida de Manaos y secretaria ejecutiva del Regional Norte1 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), analizaron la realidad para así reconocer los distintos tipos de violencia que se viven cotidianamente y cómo, a partir de ello, la trata de personas va ganando terreno en esta realidad.
Un encuentro realizado en ticuna, portugués y español, una diferencia lingüística que no fue impedimento, pues a lo largo de los días prevaleció el deseo de compartir, aprender y trabajar juntos. Para ello partieron de la toma de conciencia de las violencias que existen a su alrededor: abandono familiar, abandono escolar, alcoholismo, drogas, hambre, falta de trabajo, suicidio, desintegración familiar, destrucción del medio ambiente, turismo sexual, maltrato, violencia familiar, corrupción, abuso sexual, feminicidio, bandas criminales, embarazos precoces, trabajo infantil, acoso, matrimonio forzado, prostitución, reclutamiento de menores, pobreza, falta de justicia…
Realidades interconectadas
Realidades a las que es importante ponerles nombre, ser conscientes de que muchas de ellas están interconectadas, una misma persona puede sufrir varias violencias, como se insistió durante el seminario. Pero por encima de todo, se hizo ver que no deben ser naturalizadas, que ningún tipo de violencia se puede normalizar ni justificar culturalmente.
Los participantes del Seminario trabajaron los conceptos de abuso y explotación sexual, presentes en la región y muy relacionados con la trata de personas. También profundizaron sobre las distintas finalidades de la trata: explotación sexual, trabajo esclavo, extracción y venta de órganos, adopción ilegal, matrimonio servil, servidumbre doméstica, mendicidad por cuenta ajena, reclutamiento para actividades ilícitas, visibilizando algunas situaciones que se encuentran en las comunidades de la Triple Frontera.
Causas de la trata
Las causas de estos crímenes son la mercantilización de la vida, pues como fue constatado en el seminario en el centro del sistema económico capitalista está el dinero, todo sirve con tal de ganar dinero. Otro elemento que apareció fue la desigualdad socioeconómica, la riqueza se concentra en unos pocos, mientras que las y los empobrecidos son vulnerables a la explotación. También fue constatado la explotación del trabajo, que genera competitividad y la búsqueda del máximo beneficio, llegando a crear empleos en condiciones de esclavitud. Otro factor sería el patriarcado, machismo y racismo, la idea de la superioridad de los hombres sobre las mujeres, que favorece su cosificación y la trata de personas. También apareció la demanda, pues para que se comercien las personas, existe una demanda, clientes dispuestos a comprar, pagar por usar. Finalmente fue señalado que los inmigrantes y refugiados tienen derecho a buscar mejores condiciones de vida sin ser considerados ilegales.
Los participantes del seminario insistieron en la necesidad de formarse para poder identificar los casos de trata y así poder proteger y denunciar, para acabar con la impunidad e invisibilización la trata de personas. El desafío mayor radica en el hecho de pensar cómo podemos actuar frente a estas situaciones. Desde la coordinación del encuentro se insiste en que ver y reconocer lo que sucede en la región es un primer paso, pero es necesario pasar del ver a animarse a encontrar y construir entre todos una respuesta para hacer frente a una realidad que violenta y vulnera los derechos de todos y todas.
Atender, apoyar, prevenir
El seminario fue oportunidad para insistir en la interpelación que hace el Papa Francisco para atender y apoyar a las víctimas y trabajar en la prevención. Un llamamiento que provocó la busca de acciones concretas en defensa de la vida en las diferentes comunidades de procedencia de los participantes. Un compromiso que debe centrar en las y los jóvenes y adolescentes, llamando a realizar actividades de sensibilización orientadas a ellos. También se quiere llegar a los espacios donde están los consumidores y los abusadores: poderes públicos, iglesias, servicios turísticos, entre otros, para formar consciencia y que, en todos esos lugares, haya personas capaces de identificar y actuar ante posibles casos de trata de personas.
Un seminario que es visto por los organizadores y participantes como intenso y productivo, destacando el espíritu de trabajo y la participación de todo el grupo, para así haber creado un espacio de construcción colectiva, creatividad, y fortalecimiento de la red de defensa de la vida en la Triple Frontera.
Fuente: Religión Digital