Las actitudes fundamentales serán escuchar “sin prejuicios”, hablar “con valor y parresía”, dialogar con todos, dentro y fuera de la Iglesia. Lo que se quiere con el vademécum presentado hoy es animar la primera fase de escucha y consulta del Pueblo de Dios en las Iglesias particulares, que comenzará en octubre de 2021 y terminará en abril de 2022. El manual contiene orientaciones, citas bíblicas, guiones litúrgicos, oraciones online y explicación de términos que forman parte del lenguaje sinodal.
Los documentos quieren ayudar a reflexionar sobre cómo hacer realidad hoy ese caminar juntos dentro de una Iglesia sinodal, cómo anunciar el Evangelio y crecer en ese espíritu sinodal. Eso se consigue dando algunos pasos concretos, que son recogidos en los documentos presentados: vivir “un proceso eclesial participativo e inclusivo”; “reconocer y apreciar la riqueza y variedad de dones y carismas” y “examinar cómo se viven la responsabilidad y el poder en la Iglesia, y las estructuras a través de las cuales se gestionan”, sacando a la luz “prejuicios y prácticas distorsionadas que no están enraizadas en el Evangelio”.
Cambios de época
Desde la Secretaría del Sínodo se hace ver que vivimos cambios de época, marcados por el Covid-19, que hizo más visible las desigualdades preexistentes. También la Iglesia se ve obligada a lidiar internamente con la falta de fe, la corrupción y los abusos sexuales a menores cometidos por el clero. En esta realidad es donde deben aparecer “nuevos lenguajes de la fe” y “nuevos caminos” para refundar “el camino de la vida cristiana y eclesial”, se resalta desde la Secretaría del Sínodo, que reconoce los pasos ya dados en este camino de la sinodalidad, relatando diferentes experiencias, entre ellas la del Celam con la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.
El documento resalta el papel de todos los bautizados como “sujetos activos de la evangelización“, insistiendo en que los pastores escuchen al rebaño sin miedo, pues todos “tienen algo que aprender”, y eso puede ser un ejemplo para una sociedad internacional “incapaz de proponer un proyecto compartido, a través del cual perseguir el bien de todos”.
El proceso sinodal se llevará a cabo en diferentes etapas, partiendo de una pregunta fundamental: “¿Cómo se realiza hoy el “caminar juntos” en vuestra Iglesia particular?”. La respuesta está en las experiencias concretas vividas hasta ahora. A ello se une lo que llaman “sinodalidad vivida”, algo que se concreta en diez puntos. Se abre un nuevo proceso, se continua un camino en el que todos los cristianos son llamados a suscitar sueños, profecías y esperanzas.