“No podemos acostumbrarnos a que estos mecheros sigan tan campantes, contaminando, destruyendo. La vida está por encima de las ganancias económicas”
Txarly Azcona – Responsable de Pastoral Social Cáritas Aguarico
Después de 2 años de proceso de formación en la Escuela de incidencia política impulsada por la Red de Vicariatos de la Amazonía Ecuatoriana y la REPAM Ecuador, las provincias de la amazónica norte en Orellana y Sucumbíos desarrollan junto a otras redes, la campaña “Apaguen los mecheros, enciendan la vida”. Los mecheros que son el rezago de los 40 y más años de extracción petrolera en la zona, queman el gas durante las 24 horas, los 365 días del año. Generan un aire tóxico, agua lluvia envenenada y graves daños a la salud, comprobados en mucho casos de cáncer en la zona.
En este marco se desarrolló el día de ayer, 11 de junio el Foro “Impacto de los Mecheros, derechos humanos y salud” organizado por la UDAT y la Pastoral Social de Aguarico. En este foro representantes del pueblos waorani, afectado directo por el impacto extractivo, la Clínica Ambiental, Acción Ecológica y el Vicariato expusieron y visibilizaron la afectación recurrente y permanente durante los últimos 40 años.
“Hablamos de la indignación que causa esta situación y la importancia de tomar tomar conciencia por los impacto de los mecheros, que técnicamente tienen solución pero hace falta voluntad política para invertir y para garantizar la vida, el agua sana y aire limpio” comentó Txarly Azcona, coordinador de Pastoral Social. La exposición común frente a esta problemática es que la vida de las personas sean prioridad, para ello se visibilizaron los casos de cáncer que existentes y que ello contribuya a que las comunidades se empoderen de esta situación y que como ciudadanía exista conciencia del problema que es grave para la salud y para la Amazonía.
En el Foro se invitó a organizarse en comités para defender el derecho a la salud, a un ambiente sano y el cuidado de la casa común, a la defensa de la vida, de las personas, las comunidades y los pueblos. Fue un espacio para reconocer el daño y el impacto a los cultivos y animales, a las fuentes de alimentación de los seres humanos. “No podemos acostumbrarnos a que esos mecheros sigan tan campantes, nos organizamos para reaccionar” . La incidencia local, implica que se utilicen los recursos apropiadamente y como manda la ley, que los habitantes de Orellana y Sucumbíos, decidan como quieren vivir y que las autoridades cumplan.
“Estamos muy contentos de contribuir al cuidado de la casa común, la salud, la vida está por encima de las ganancias económicas . Por eso todos unidos en una sola voz, digamos: Que se acaben los mecheros” concluye Txarly.