Monseñor Gaetano Galbusera (Italia, 1940) lleva nueve años como obispo del Vicariato Apostólico de Pucallpa, ciudad principal de la región Ucayali en el oriente peruano. Estudió filosofía en la Universidad Católica de Milán y obtuvo la licenciatura en teología por la Pontificia Universidad Salesiana de Roma.
El 3 y 4 de octubre, Galbusera, quien es miembro de la Asamblea del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP), participó de un encuentro con representantes de los vicariatos de Jaén, Puerto Maldonado, San Ramón, Yurimaguas, Requena, Iquitos y Amazonas, como parte de una primera reunión de articulación para la aplicación y difusión de la carta encíclica Laudato Si, del Papa Francisco.
El evento, que tuvo lugar en Pucallpa, fue organizado por la Conferencia Episcopal Peruana, el Vicariato de dicha ciudad, el CAAAP, la Comisión Episcopal de Acción Social (CEAS), la Pastoral de Movilidad Humana y Cáritas del Perú, con el apoyo de la Catholic Relief Services (CRS).
En el marco del desarrollo del programa, Monseñor Galbusera se tomó una breve pausa y brindó declaraciones sobre la encíclica del Papa, la situación de las comunidades indígenas y el papel de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), que se presentó como parte del evento.
¿Cómo ha cambiado la misión de la Iglesia a partir de la publicación de la encíclica Laudato Si del Papa Francisco?
La Iglesia, pienso, en todas partes está asumiendo una responsabilidad para divulgar este documento. Este es el primer punto. El segundo punto es entrar en diálogo con autoridades, asociaciones, autoridades sociales, políticas, para que asuman los mensajes fundamentales de esta encíclica. Tercero, se pide un cambio de mentalidad también al interior de la Iglesia porque pienso lo difícil que es entender que toda esta problemática ecológica hace parte de nuestra fe y tiene que ser parte de nuestra espiritualidad. Y lo que empezamos a mover es algo en el campo de la formación y de la educación. Pero es un camino que se está empezando, moviendo. La encíclica Laudato Si es para el futuro que hay que construir. El problema de la nueva ecología no se soluciona en un mes, en un año, en un decenio, sino quizás en más tiempo.
Más temprano usted dijo que la Laudato Si nos plantea que no seamos indiferentes. En el caso de la Amazonía peruana, ¿cuáles son las principales amenazas que han identificado y sobre las cuales es importante actuar?
La Amazonía tiene nuevos problemas, graves problemas, que, es claro, aparecen en varios puntos de la Encíclica. Hemos nombrado el tema de la contaminación de los ríos, de las aguas, el tema de la deforestación; temas secundarios después del mundo político emprenditorial, lo que la encíclica denuncia claramente, de un poder económico que lleva adelante sus proyectos con las nuevas tecnologías, ignorando totalmente el bien común, o los problemas humanos y sociales de las personas, esta es la situación. ¿Qué podemos hacer? Enfrentar, luchar, dialogar más con todas las autoridades para que asuman esta mentalidad por el bien común, respetando el ambiente y, sobre todo, a las comunidades.
¿Cómo se articula la Iglesia con los pueblos y comunidades indígenas?
Nosotros caminamos al lado de las comunidades indígenas, participamos en sus reuniones, dialogamos con sus dirigentes, sus apus. Y vemos que las comunidades tienen agudos problemas de la salud, de la propiedad, del territorio, de la contaminación… problemas que quieren solucionar. Pero vemos que en ese afán, en algunos casos, las comunidades también deben alcanzar una madurez ecológica y social. Hay que acompañar a estos pueblos en ese proceso.
¿Cómo la Red Eclesial Panamazónica puede aportar en los nuevos objetivos de la Iglesia?
La Red Eclesial Panamazónica es muy reciente y su fundación es del 2014, y estamos en una fase en donde queremos involucrar a todos los países amazónicos, la Iglesia, el CELAM… involucrarnos en formar esta red de colaboración, de sensibilización, de llevar a la atención de todos la problemática amazónica para ver que esto nos ayude a enfrentar y a solucionar mejor los problemas. Es un camino que hay que hacer. Vemos que la gravedad de los problemas que pone la encíclica Laudato Si exige una preocupación; la defensa de la Amazonía exige un trabajo en conjunto donde todas las fuerzas sean involucradas. Si cada uno va por su camino estamos destinados al fracaso.