Los indígenas Tsimanes lamentan la indiferencia del Gobierno ante los abusos que sufren por parte de los avasalladores.
Por Agencia de Noticias Fides – ANF
“Tenemos miedo”, dice con tristeza don Ismael Cuata Cari, mientras relata que el pasado mes de octubre avasalladores de tierras invadieron su comunidad Jatatal en territorio Tsimane, en la Amazonía boliviana. A punta de escopeta y golpes, los amenazaron para que abandonen sus territorios que habitan y protegen desde hace muchos años.
En el duro relato, don Ismael cuenta que los avasalladores prendieron fuego a sus viviendas, sin tener compasión de los niños indígenas que lloraban al ver que sus pocas pertenencias se quemaban. Muchos perdieron todo, otros lograron escapar por miedo a que atenten contra sus vidas.
“En octubre vinieron ellos, quemaron las casas, quemaron las camas. (Nosotros) ya no nos podemos cambiar, somos originarios tsimanes, tenemos miedo. Nos amenazan con escopetas, traen sus armas”, afirma con tristeza, a tiempo de revelar que huyeron por temor a que dañen a sus hijos. “Mis wawitas, (los) hijitos de mi familia, hay miedo”, dice.
Indica que no podían defenderse de las agresiones y señala que los maltratos por parte de los avasalladores son frecuentes. Admite que en otras oportunidades su comunidad ya fue desalojada a la fuerza de sus tierras y se asentaron en otras regiones para no seguir con los enfrentamientos, sin embargo ahora también pretenden despojarlos de sus hogares.
Pese al miedo y las humillaciones que sufren, los pobladores de la comunidad Jatatal ya no quieren ser desalojados de sus tierras y por eso piden al Gobierno que respete sus derechos.
“No se podía discutir, nosotros solo mirábamos (como se quemaban las casas). Nos empujan más allá, pero ya no queremos ir, hay cementerios, hay casas. Nosotros no queremos ir a otro lado, queremos quedarnos ahí (en nuestras tierras), queremos que nuestras familias y niños se queden en sus tierras. Ya estamos cansados”, señala.
Don Ismael comenta que acudieron al Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) para que los reconozca y se hagan prevalecer sus derechos. Incluso esa institución visitó la comunidad, verificó que los indígenas habitan desde hace varios años atrás, pero hasta ahora los indígenas están a la espera del informe de la inspección.
La esposa de don Ismael, Mónica Ista implora al Gobierno que respete los derechos de los tsimanes.
“¿Dónde van a vivir nuestros hijos, queremos nuestras tierras para nuestros hijos. Nosotros somos vivientes de la comunidad de Jatatal. Mi papá, mi mamá y mi hermano han vivido, han muerto y están enterrados en estas tierras. Pedimos al Estado que se respeten nuestros derechos, no vamos a salir porque es nuestra tierra”, afirma.
El pasado 7 de octubre el pueblo indígena Tsimane’ presentó, junto a organizaciones de la sociedad civil, el Informe Alternativo al Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en el que denuncia que es víctima del olvido y la discriminación del Gobierno nacional.
Esa investigación reveló que una de las principales preocupaciones de las organizaciones del pueblo Tsimane es que las tierras que habitan están siendo avasalladas por otros actores socioeconómicos, quienes, “bajo la complicidad del Estado, han generado el desplazamiento forzado de muchas familias y comunidades. Esta situación, se relaciona con el impacto que ha tenido la imposición de proyectos de desarrollo en sus territorios, lo que ha provocado un agravamiento de la situación de marginación, derivada de la falta de acceso y control de sus tierras, territorios y recursos naturales”.
Además, el informe revela que los indígenas no acceden a la justicia en igualdad de condiciones con otros sectores sociales de la región, sus denuncias y procesos penales son paralizados u obstaculizados por la discriminación y el prejuicio que impera en las instituciones del país. Además de ello, también se observan rasgos de discriminación en el desconocimiento de las autoridades propias y sus mecanismos de resolución de conflictos; así como en la violencia de la que son víctimas las mujeres indígenas Tsimane’, sobre todo en relación con sus derechos sexuales y reproductivos.
EL INFORME: