Tras la sorpresiva suspensión unilateral y sin razones de fondo de los diálogos entre el gobierno del presidente Guillermo Lasso y los representantes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador y las otras organizaciones que participan de este paro, empiezan a sentirse muestras de amedrentamiento y acoso contra las organizaciones e instituciones que albergan un sinnúmero de familias indígenas en la ciudad de Quito, las cuales ya habían sufrido actos de violencia, a pesar de ser reconocidos puntos de paz.
Por Paola Calderón Gómez
Una de esas instituciones es el colegio Miguel del Hierro, un centro de formación que pertenece a las Misioneras de la Madre Laura y que como lo documentan videos compartidos en redes sociales fueron rodeados durante algunos minutos por miembros de las fuerzas armadas ecuatorianas, representadas en miembros de la Policía y escuadrones antidisturbios, generando un ambiente incertidumbre y miedo entre quienes se encuentran alojados en el lugar.
«Me han informado ahora mismo que la Hna. Digna le han llegado videos y llamadas donde le indican que en su casa de acogida en «La Gasca» están rodeados de policías. Ahí hay niños y mujeres como ustedes saben». fue el testimonio de algunos testigos de la situación de los que protegemos su identidad por seguridad y que también instaron a mantener la calma y la organización sin dejar levantar la voz para hacer visible esta denuncia ante estamentos internacionales cuya misión es velar por el cumplimiento de los derechos humanos fundamentales de minorías étnicas como es el caso de los pueblos originarios en Ecuador.
La solicitud busca que la situación sea difundida para que exista una veeduría ciudadana y se denuncie la situación, pues se sabe que la religiosa también fue objeto de amenazas explícitas por vía telefónica, lo que es consistente con estas acciones que buscan amedrentar a las comunidades y romper cualquier posibilidad de diálogo. «Hay que permanecer comunicados, unidos y organizados,» es la postura de las comunidades indígenas.
Una voz desde el Centro de Redes y Acción Pastoral
Al respecto Mauricio López, director del Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano, recordó que hace apenas pocos días se logró establecer una mesa de diálogo entre todas las instancias del gobierno, las organizaciones indígenas y movimientos que han animado el paro con el objetivo de discutir los 10 puntos propuestos por las comunidades. La Iglesia a través de un sacerdote y una religiosa de la comunidad de las Misioneras de la Madre Laura han participado como moderadores.
Las «Lauritas» como se les conoce comúnmente han trabajado en la acogida de muchas familias desde el inicio del paro, porque su vocación es acompañar a los pueblos originarios, la educación, la defensa de la vida y el acompañamiento pastoral. Con el inicio de los diálogos se abrió una esperanza porque muchas de las acciones iniciales de enfrentamiento y represión fueron depuestas, se levantaron los cierres de carreteras en la mayoría de los puntos y las marchas fueron de carácter pacífico. Se respiraba la posibilidad genuina de un acuerdo de paz. Sin embargo, el anuncio del presidente de interrumpir los diálogos, de modo unilateral y sin razones justificadas cuando se veía la posibilidad de una salida, genera gran preocupación entre la población y hace preguntar si en el fondo su intención es distanciarse de los acuerdos a los que se estaba llegando, ante las justas demandas de las comunidades y organizaciones.
Igualmente lamentó que se desconozcan los avances del diálogo y se usen adjetivos negativos contra la dirigencia de la comunidad indígena, porque esto genera zozobra, desconfianza y preocupación mucho más cuando se presentan ciertas alteraciones en el ambiente que rodea los sitios de refugio, las denominadas zonas de paz.
«Nos preocupan situaciones de amedrentamiento en espacios donde la iglesia está ofreciendo atención humanitaria, así como otros espacios de otras organizaciones en el mismo sentido de construcción de paz. El propósito de este comunicado es llamar la atención de la opinión internacional y de todos los que puedan acompañar esta situación, porque la única recomendación válida en este momento es la de seguir adelante para propiciar el diálogo y ayudar a la construcción de esa paz social anhelada por todos ecuatorianos, apoyando a las instituciones y olvidando cualquier posición extrema que impide que se alcance la paz con justicia social y respondiendo a los pedidos de los 10 puntos que deben ser respondidos, entendiendo que unos son de respuesta inmediata y otros de modo progresivo,» indicó.
Igualmente recordó las palabras del Papa Francisco al finalizar el rezo del Ángelus este 27 de junio: «Sigo con preocupación lo que está sucediendo en Ecuador. Estoy cerca de ese pueblo y animo a todas las partes a abandonar la violencia y las posiciones extremas. Aprendamos: Solo con el diálogo se podrá encontrar, la paz social, con especial atención a las poblaciones marginadas y pobres, siempre respetando los derechos de todos y las instituciones del país».
Claridad y justicia
Al parecer una protesta en la localidad de Sushufindi en la provincia de Sucumbíos acabara con un muerto y doce heridos sería la causa de la suspensión de los diálogos en los que participaban líderes de tres movimientos indígenas y el gobierno con el objetivo de dar una salida dialogada al paro que ya completa 16 días.
Los propios pueblos indígenas, igual que todas las organizaciones sociales y la ciudadanía, han expresado su repudio ante este hecho lamentable y piden que se haga justicia inmediatamente, sin embargo, también solicitan que se esclarezca adecuadamente porque hay versiones encontradas al respecto. Pero, el proceso de paz irrenunciable para el Ecuador, en las condiciones que se venía dando, no puede ser postergado ni trastocado de modo unilateral.
Fuente: CELAM