Siento mucho pesar por el fallecimiento de nuestro querido hermano Dom Claudio Hummes, O.F.M. Sin embargo, desde nuestra fe en Jesús, muerto y resucitado, creemos firmemente que Dom Claudio participa de la alegría eterna en la presencia de Dios, a quien amó durante su vida terrena y sirvió con generosidad a la Iglesia como persona, como franciscano, obispo y Cardenal de Brasil.
Sus últimos 12 años de vida, como Arzobispo emérito de São Paulo, los vivió intensamente presidiendo la Comisión Amazónica de Brasil, la Red Eclesial Pan amazónica (REPAM) en el 2014 y la inédita Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) en el 2020. Recuerdo las palabras que resonaron en el corazón y la mente del Cardenal Jorge Mario Bergoglio el 13 de marzo del 2013 cuando salió elegido Obispo de Roma: “no te olvides de los pobres”. A partir de este acontecimiento eclesial Dom. Claudio afirmaba del Papa Francisco: “es un Francisco de Asís actualizado”.
Tuve la enorme gracia de Dios de compartir de cerca los últimos 8 años y medio de su vida. Se mostraba como un pastor sencillo y firme para expresar sus convicciones de fe y sus opciones claras en favor de los más pobres y olvidados. Su amor y pasión era toda la creación de Dios, su opción preferencial por la Amazonía y sus pueblos originarios.
Dom. Claudio fue una persona de plena confianza quien inspiró “los nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral” desde el Sínodo Especial de la Amazonía realizado en octubre del 2019, en el que el Papa Francisco le otorgo la misión de ser relator.
Recuerdo sus palabras proféticas antes de que yo lo sucediera como presidente de la CEAMA: “La crucifixión de la Amazonía desata el sufrimiento de muchos hijos e hijas de Dios. Los pueblos indígenas corren el riesgo de perder el derecho de posesión de sus territorios, ya tan invadidos. Los ribereños se quedan con los ríos secos y las aguas contaminadas por pesticidas y residuos mineros”. Pero él no se quedaba solo en la denuncia, anunciaba la esperanza con una profunda convicción de fe, porque “en medio de la noche más oscura con la muerte de Jesús, se impuso la luz de la resurrección”.
Dom Claudio, nos deja el mejor legado de apostar por los últimos, por los invisibles de la humanidad. Supo enseñarnos el camino hacia Jesús en el anuncio del Reino de Dios desde los pueblos amazónicos y de la biodiversidad de su entorno natural.
Nos señala el camino sinodal que recorre hoy la Iglesia con nuestro querido Papa Francisco en su proceso de renovación, desde la comunión, participación y misión evangelizadora.
Gracias Dom Claudio descanse en la paz del Señor y ruegue por nosotros los que seguimos las huellas de Jesús.
Huancayo, Perú, 4 de julio de 2022
Cardenal Pedro Barreto Jimeno, S.J.
Arzobispo de Huancayo – Perú
Presidente de la CEAMA e de la REPAM