Son en las elecciones que el pueblo elige a sus representantes de la ciudad o de la nación. Para que pueda gozar de paz y de progreso es importante, mejor imprescindible, que los candidatos sean transparentes en lo que piensan, en lo que dicen y en lo que viven.
Por Rafael Cob *
Lo que llamamos trasparencia surge como fruto de vivir en la verdad. Es la verdad que nos ayuda a vivir en libertad. Esta virtud de la verdad es esencial a la hora de tomar conciencia para asumir un cargo público del cual depende el bienestar de un pueblo. La verdad es necesaria tanto para los que se presentan para ser elegidos como a los electores que deben votar.
Para elegir a los candidatos debiéramos ponernos como una obligación que es la práctica del discernir, o sea reflexionar, analizar y pensar bien antes de decidir por cual candidato debo votar o elegir. Tenga presente que de una buena o mala decisión o elección se derivan las consecuencias de un futuro mejor para la vida de un pueblo.
Arte de gobernar bien
Para que la elección sea acertada debe haber trasparencia en el candidato a la hora de hablar y proponer sus programas de gobierno, para no engañar y mentir a sus electores. No podemos ofrecer lo que no podemos dar y no podemos dar lo que no tenemos. De lo contrario corremos el riesgo de defraudar al pueblo en sus esperanzas.
Debemos escuchar lo que habla y propone un candidato. Seguido de la escucha debemos cuestionar y exigir que hablen con verdad y trasparencia. Eso es lo que pide Dios y el pueblo quiere.
La política es el arte de gobernar bien. Muchos aspiran esta práctica en tiempo de elecciones, pero no es una práctica fácil y, en estos tiempos, bien difícil. Ser buenos políticos con mente y corazón limpios es esencial, teniendo una hoja de vida que garantice que su trabajo responderá a las expectativas de lo que el pueblo necesita y desea. La tarea del político es servir al pueblo; y no “servirse del cargo y del pueblo” para sus intereses personales.
Derecho al voto
Como el candidato tiene el derecho de pedir el voto y la confianza del pueblo para ser elegidos, también el pueblo tiene el derecho de elegir según el mejor su candidato según la responsabilidad que aspira que responda.
No lleva la razón el que más grita o vocifera, ni triunfa el que más ofrece, sino el que más sirve y que más ama, desde lo que es y no de lo que dice que es. Los que piensan en comprar el voto cautivo con regalos, no pueden comprar el voto del que piensa y discierne antes de elegir.
La credibilidad del individuo debe ir acompañada de una moral trasparente, no de una doble moral de conveniencia, de escaparate para fuera, de querer “ser luz en la calle cuando es oscuridad en la casa”. Hoy necesitamos candidatos trasparentes y probados, que vean la realidad de las personas desde la coherencia en su comportamiento.
No desperdiciar el voto
Ante las eminentes elecciones pedimos al pueblo que antes de elegir a sus candidatos, piensen bien por quien votamos, para que votamos y como votamos. No desperdiciemos nuestro derecho a votar, ni nuestro voto al elegir. Que nuestro voto sea dado con responsabilidad, guiados por el amor a nuestro pueblo, para elegir al que sea el “mejor de los posibles” para desempeñar la misión que se le va a encomendar.
Debemos exigir trasparencia en los candidatos, que hablen con la verdad, sean justos y piensen en el bien común del pueblo. Por otro lado, exigimos al pueblo que dé un voto razonado, libre y no esclavo, para no ser defraudados.
La verdad los hará libres
Que Dios nos dé a todos, candidatos y electores, la sabiduría de su Espíritu para hacerlo bien. Que los que salgan elegidos sean conscientes que son elegidos para servir al pueblo con lo mejor que tienen y con la confianza que el pueblo deposita en ellos.
Que Cristo, “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6), les inspire a ser transparentes y verdaderos, sabiendo que “la verdad los hará libres” (Jn 8,31).
* Mons. Rafael Cob García, obispo de Puyo y presidente de la Red Eclesial Panamazónica – REPAM.