Achakaspy: desde el corazón de la Selva # 1

1.- La consulta previa en el río Napo (Cantón Aguarico)

Vuelven los tiempos coloniales del “Requerimiento” que ahora llaman “la Consulta Previa” para la explotación petrolera.

Dicen los shamanes: “Todos los actuales Naporunas hemos nacido aquí, cerca del río Napo. Somos obra del río y de la fecundidad de sus selvas. Cuando los animales del bosque, los peces y las aves, que nos alimentan, beben de estas aguas engordan mucho más que si bebieran otras aguas. La verde hierba siempre crece frondosa en las orillas del río.

Al borde de las imperceptibles quebradas y del gran río Napo se elevan majestuosos y gigantescos árboles: la samona, el ceibo, la caoba… El río y sus selvas han alimentado y moldeado el carácter del pueblo Naporuna”.

La relativa tranquilidad de la selva y del río, el medio vital del Naporuna, ha sido alterada en el transcurso de los años, violenta y repetidamente por la conquista española, los proyectos auríferos, caucheros,  hacendatarios y, últimamente, hidrocarburíferos, madereros y colonizadores del Estado, apoyados por compañías transnacionales de extracción y comercialización de materias primas.

Gigantescos proyectos que abarcan la vasta extensión de la selva y la interminable largura de sus ríos, están exigiendo el trazado de caminos de penetración hasta las profundidades de la montaña donde se asienta la explotación y la colonización. La construcción de carreteras, ciudades y pueblos; el tendido de miles de kilómetros de tuberías de acero; la construcción de enormes estructuras para el almacenamiento y procesamiento del crudo ha cambiado el prístino diseño paradisíaco de la selva.

A lo largo de las carreteras y caminos se siguen asentando miles de trabajadores petroleros y posesionarios venidos de todas partes para talar y ocupar estos bosques primarios. Con ello el río y la selva, los peces, los animales, las aves y los millones de insectos desaparecen. Se propagan pestes y enfermedades irreversibles, derivadas de la contaminación del petróleo que envenena las aguas. A diferencia de los viejos tiempos, no tan lejanos, no se puede bañar ni beber sus aguas y mueren los peces, aves y animales que abrevan en los arroyos y lagunas. Potencialmente podía ser el fin del modo de vida del bosque ecológico con su variedad infinita de plantas y de los naporunas con su lengua y su cultura para siempre, sin permitirles intentar otras alternativas más humanas y ecológicas de destino y desarrollo.

¡Las selvas y las aguas del río Napo se mueren aceleradamente! Aunque sea en solitario, grito y lanzo al viento esta proclama para que se escuche, se piense y se entre por el camino de la resistencia en defensa de los territorios, la lengua, la cultura la organización y el desarrollo alternativo de los modos de vida de los pueblos indígenas.

Desde hace muchos lustros, ya olvidados, no se había conocido en el río Napo un conflicto socio-económico de la envergadura y confusión del que se da en la actualidad. Desde los tiempos del caucho que dejó la selva arrasada y despoblada, nunca un proyecto económico extractivista se había direccionado con tanta intensidad destructiva hacia la obtención de un solo recurso de exportación, el petróleo.

Tiene las características de una verdadera avalancha, ¡van a por todo: cultura y naturaleza¡ y produce estampidas masivas de colonización en busca de dólares y de trabajo, que como señuelo del “bien vivir” organizan las empresas extractivas, el Estado y el capital multinacional.

Este es otro “boom” de los muchos que se han ido sucediendo en la amazonia. Todos ellos han sido catastróficos para la selva y sus recursos,  para la gente y sus culturas. Se caracterizan por los impactos destructivos del hábitat amazónico y el genocidio, debido a la concepción capitalista y a sus métodos extractivitas y mercantilistas.

En la amazonia estamos acostumbrados a vivir a punta de “booms”. Una suerte de invasiones extranjeras de saqueo permanente, ¡así nos va!: el “boom” del oro y la canela, el “boom” del caucho, el “boom” de las haciendas y ahora el “boom” del petróleo.

Las comunidades kichwas y Waorani del río Napo y sus afluentes sufren este “boom” de conquista y colonización de nuevo cuño, que se agudizó desde que se determinó, sin ningún pudor, de parte de la petrolera estatal Petroamazonas EP y la china Petroriental, la explotación del crudo en los bloques 14, 31 y 43 (ITT), dentro del Parque de la biosfera Yasuní, ocupando toda la extensión a lo largo y ancho del río Napo y sus selvas

Actualmente las  comunidades nativas están en el centro de una vorágine de vértigo, violencia sicológica de duda y confusión y de permanente acoso de los relacionadores comunitarios de las compañías, que al mejor estilo de los “oidores” de los tiempos de la colonia se meten, a cualquier hora del día o de la noche, a las comunidades con sus papeles, convenios y contratos.

Seguramente que los abuelos naporunas de Baeza y Archidona oyeron las ininteligibles y amenazantes cláusulas del “Requerimiento” de boca de los conquistadores, de la misma manera que las van oyendo sus nietos de las comunas del río Napo del siglo XXI. Parece que nada hubiera cambiado en el ánimo de los conquistadores, a parte del nombre: ahora no se llama “Requerimiento”, se llama “Consulta Previa”.

Los convenios de las compañías promovidos por sus relacionadores comunitarios son una adaptación mal hecha a los tiempos actuales, de las exigencias del “Requerimiento” por las que nos proponen las bondades, ventajas y bien vivir del sistema petrolero. El “Requerimiento” fue leído por primera vez en tierras americanas el 12 de Junio de 1654. Por Juan de Ayora, en las costas de Santa Marta (actual Colombia), hace 4 siglos.

Es un documento extenso, escrito y leído en latín a las comunidades indígenas que no entendían ningún otro idioma, a parte del suyo. Decían cosas tan actuales como estas:

“…. Por ende, como mejor puedo vos ruego e requiero que entendáis bien esto que vos he dicho, e toméis para entenderlo y deliberar sobre ello el tiempo que fuere justo… si así lo hiciéredes haréis bien a aquellos que soys tenidos y obligados, a sus Altezas, e yo en su nombre digo que vos recibirán con todo amor y caridad… e allende desto, sus Altezas os darán muchos privilegios y exenciones, e vos harán muchas mercedes.

Si no lo hiciéredes y en ello maliciosamente dilación pusiéredes, certifícoos que con la ayuda de Dios, yo entraré poderosamente contra vosotros e vos haré guerra por todas partes e maneras e vos subjetaré al yugo y obediencia de la Iglesia y sus Altezas, e tomaré vuestras personas e vuestras mujeres e hijos, e los haré esclavos, e como tales los venderé e dispondré de ellos como sus Altezas mandaren; vos tomaré vuestros bienes, e vos haré todos los males e daños que pudiere como a vasallos que no obedecen ni quieren recibir al Señor y le resisten y contradicen. E protesto de las muertes e daños que dellos se recisvieren sean a vuestra culpa, no a la de sus Altezas ni mía, ni destos caballeros que conmigo vinieron. E de cómo lo digo y requiero pido al presente escribano me lo de por testimonio signado.”

El documento del “Requerimiento” después de concienzudos debates, recomienda la validez del título de donación de las tierras de los indios al rey de España. La Junta de Valladolid acordó que el rey “podía enviar a requerir a los caciques indios que se las dieren, e que si no se las quieren dar, les podían hacer la guerra e tomarlas por la fuerza”. Ahora se llama “Consulta Previa” y en términos generales conservan los mismos términos y procedimientos.

Achakaspi

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11/01/2016