Se deben respetar los derechos y las culturas de los pueblos indígenas. Afirmó, monseñor Ivan Jurkovic, Observador Permanente de la Santa Sede en la ONU, durante la 36ª Sesión del Consejo de Derechos Humanos dedicada a los pueblos Indígenas y desarrollada el 20 de setiembre en Ginebra.
“Todos deben ser protagonistas de su propio destino. El desarrollo humano integral y el ejercicio pleno de la dignidad humana no pueden ser impuestos, pero todo individuo, toda familia debe tener la posibilidad de desarrollarse”, indicó el arzobispo esloveno.
“El concepto de calidad de vida no puede ser impuesto desde fuera, sino que debe estar conforme a las costumbres de cada grupo humano, reiteró el representante de la Santa Sede, citando las palabras del Papa Francisco.
Monseñor Jurkovic, pidió que “la protección y la promoción de la vida cultural, social y económica de los pueblos indígenas sean reconocidas por todos como un servicio a favor de la familia humana y de las generaciones futuras”.
El arzobispo resaltó que la Santa Sede promueve la colaboración con los pueblos indígenas, a través, por ejemplo, de la “compilación de libros de gramática y traducciones en lenguas muchas veces en riesgo de extinción” y del apoyo “en la defensa de los derechos culturales, sociales, políticos y económicos”.
El líder religioso invitó a promover y apoyar “la participación de las comunidades indígenas en los contextos nacionales e internacionales”, y subrayó que “el respeto por el conocimiento, las culturas y prácticas tradicionales indígenas contribuyen al desarrollo igual y sustentable y la correcta gestión del ambiente”
Las comunidades indígenas “deberían ser los actores principales del diálogo cuando son propuestos grandes proyectos que involucran sus tierras de origen”, sostuvo monseñor Jurkovic.
Desde esta visión, el Observador Permanente de la Santa Sede, dejó en claro que desde la Iglesia se defiende que “la relación problemática entre las compañías transnacionales y los pueblos indígenas, especialmente en las áreas de extracción, debe ser enfrentada”, pues “un diálogo verdadero, transparente y sincero debe ser establecido entre las partes interesadas a fin de obtener su consentimiento libre, previo e informado”. Todo esto en pro de un desarrollo humano integral y auténtico”.
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