Con la ayuda de la tecnología y la buena disposición de los participantes se ha conseguido que la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) se haya encontrado, con unos 250 participantes, con una amplia participación femenina, quienes se han hecho presentes en esta asamblea, que es eclesial, y no solamente episcopal, siguiendo la propuesta del Papa Francisco.
Por Luis Miguel Modino
La realidad nos desafía constantemente y nos lleva a enfrentar situaciones que meses atrás nos resultaban inimaginables. Si hace un año, cuando acababa la Asamblea Sinodal, nos hubiesen dicho que este 26 y 27 de octubre se llevaría a cabo la primera asamblea plenaria del nuevo organismo episcopal que el Documento Final proponía para llevar de vuelta al territorio las decisiones del Sínodo, nos sonaría como algo casi imposible.
Comunión eclesial
El cardenal Claudio Hummes, presidente de la CEAMA, afirmó que el Papa sabe de la realización de esta asamblea, pues el propio purpurado le escribió informándole sobre su celebración y objetivos: reunir a la Iglesia de la Panamazonía, escucharse unos a los otros e iniciar la formulación de un Plano Pastoral de Conjunto.
El Papa está muy contento de que el proceso postsinodal amazónico siga adelante, como le hizo ver al cardenal Hummes en una respuesta a su carta, y que acompaña y se siente próximo de todo lo que se está llevando a cabo. El presidente de la CEAMA ha hecho una lectura de los pasos dados, una andadura que comenzó en la Conferencia de Aparecida, en 2007, que continuó en el encuentro del Papa Francisco con los obispos en Rio de Janeiro, en 2013, la creación de la REPAM, en 2014, la convocatoria del Sínodo, que en palabras de Hummes, “fue el punto alto de este proceso, que ahora debe continuar con la aplicación del Sínodo en el territorio”.
No podemos olvidar que “la misión principal de la CEAMA es ayudar a delinear ‘una Iglesia con rostros amazónicos’”, algo en lo que insistía el cardenal Michael Czerny, delegado del Papa Francisco en la CEAMA, siguiendo la llamada del Vaticano II “a insertarse en las culturas de los pueblos ‘a semejanza de la economía de la Encarnación’”. Estamos ante un instrumento “para dinamizar la Evangelización en todo el territorio”, destacando Czerny la diversidad de componentes dentro de la CEAMA, lo que “aportará riqueza de espíritu, conocimiento y experiencia para delinear juntos el primer plan pastoral de la Iglesia en toda la región”.
En el caso de la CEAMA, estamos ante la “primera conferencia eclesial de dimensión regional y estilo sinodal”, subraya Czerny, que ve la CEAMA como “una alegre expresión del ‘desborde’ del Santo Espíritu y de la eterna novedad de Jesucristo que ‘nos sorprende con su constante creatividad divina’”. Estamos ante “una planta recién sembrada”, que con esta asamblea “comienza a crecer en toda su belleza”. Desde ahí, el cardenal alentaba a los participantes a “que la fe y las culturas de todos los pueblos originarios y amazónicos se puedan abrir a un futuro lleno de esperanza, en el marco de una ecología integral que defienda su precioso territorio, sus aguas, sus tierras y sus aires”.
Es tiempo de caminar juntos
La CEAMA pretende hacer realidad el tiempo de la sinodalidad, del caminar juntos. Estamos ante una nueva realidad, una canoa que se ha ido construyendo y está lista para entrar en el agua y comenzar a navegar, que se caracteriza por el principio de la inclusión y la pluralidad. Es la expresión de una Iglesia que desea hermanarse con la realidad que viven los distintos pueblos en su territorio, una Iglesia que está descubriendo que el Espíritu sopla sobre el poliedro de la diversidad cultural que acompaña a las comunidades.
La Conferencia Eclesial de la Amazonía asume las orientaciones del Papa Francisco para ayudar a la inculturación plural e intercultural en la región y configurar los rostros amazónicos del Pueblo de Dios, algo que tiene como ejemplo la creación de un rito amazónico. Estamos ante una nueva casa de acogida del territorio Amazónico, que sueña con tejer relaciones sociales y territoriales que sean el capital que hace la diferencia. Estamos en la hora del diálogo de saberes, de los propósitos colectivos, de nuevos círculos que dan vida a un nuevo orden social y eclesial.
Semillas de esperanza
Somos llamados a descubrir las semillas de esperanza presentes en la Iglesia de la Amazonía, algo que afirmaba Liliana Franco, presidenta de la CLAR. Recordando las palabras de Pedro Casaldáliga, afirmaba la necesidad de una Iglesia vestida solamente de Evangelio y sandalias, y destacaba Querida Amazonía como signo de esperanza, que traduce los clamores en un itinerario de conversión que nos impulsa a soñar. Otras semillas de esperanza son la reforma del CELAM, que, desde una amplia participación, pretende determinar las prioridades de la Iglesia en el continente. También el fortalecimiento de la Iglesia doméstica, algo impulsado en este tiempo de pandemia, que ha hecho presente una nueva manera de construir lo comunitario, de celebrar, de generar encuentro y compromiso.
Las comunidades de base están siendo señal de una acción comprometida y solidaria, que en torno a la Palabra y haciendo uso de la tecnología se empeñan en celebrar y vivir la solidaridad. Son signo de esperanza los encuentros formativos, siempre buscando poder ser mejores testigos, las redes y el trabajo interinstitucional, para generar fortaleza y hacer posible el cambio. Lo mismo se puede decir de una Iglesia itinerante, intercongregacional, que une fuerzas para responder a realidades que solos no se podría. Liliana Franco ve la Fratelli Tutti como un regalo y un aporte a la reflexión que venimos haciendo, desde lo fraterno, lo sororal, la amistad social.
Pasar a la acción los sueños
La Asamblea de la CEAMA, como recordaba Mons. David Martínez de Aguirre, que hablaba sobre los sueños del Papa Francisco en Querida Amazonía, es momento “para pasar a la acción, para dinamizar esos sueños”. Por eso, el vicepresidente de la CEAMA insistía en la importancia de conectar con lo anterior, de compartir lo que se está viviendo en la Iglesia de la Amazonía, algo que se ha llevado a cabo en los trabajos en los 10 grupos en los que se han dividido los participantes, siguiendo los sueños de Querida Amazonía y poniendo de manifiesto cómo se está acogiendo en las Iglesias locales esta nueva conferencia. Todo ello en la tentativa de plasmar y continuar viviendo el Sínodo, impulsando los sueños. Estamos ante la oportunidad, en palabras del cardenal Barreto, de que “germine esa semilla, confiarla en la gracia de Dios que hace germinar esa semilla en todos nosotros”.