Pobreza, desplazamiento y desigualdad son producto de la corrupción, la injusticia y asistencialismo, mientras la falta de políticas ambientales condena a la amazonia boliviana a un desierto. Lo dice el obispo del Vicariato apostólico de Pando en su visita a Vatican News.
Por Alina Tufani Días
Una visita ordinaria de gestión y organización al nuevo dicasterio para la Evangelización y un breve intercambio de ideas con el Papa Francisco sobre el trabajo que se realiza en los vicariatos de Bolivia y en la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), son las principales motivaciones que traen a Roma, a monseñor Eugenio Coter, obispo del Vicariato Apostólico de Pando. Desde hace 31 años vive en Bolivia, adonde llegó como sacerdote “fidei donum” de la diócesis italiana de Bergamo. Desde hace 9 años, está al frente de una diócesis de misión con un territorio de 111 mil kilómetros cuadrados, con más de 70 mil fieles distribuidos en unas 600 comunidades atendidas por 6 parroquias en tierra firme y una “flotante”, un barco que navega de un lugar a otro en misión evangelizadora y sacramental.
Los sacramentos, una deuda con los fieles
“Hay grandes desafíos. El primero, desde el punto de vista de la evangelización, es la accesibilidad a los sacramentos y, en especial, a la Eucaristía, la confesión y la unción de los enfermos, que son los tres sacramentos ligados al orden sacerdotal y que frente al cual tenemos deudas con nuestros fieles, en el sentido que su participación necesariamente es limitada”, comenta con realismo monseñor Coter en su visita a Radio Vaticano- Vatican News después de haber saludado al Papa Francisco al final de la Audiencia General.
No obstante, el trabajo de “un gran número de laicos” compensa esta carencia. “El domingo tenemos más de 150 celebraciones de la Palabra hechas por equipos de laicos”, que además se han repotenciado con los ministros extraordinarios de la comunión. “Los laicos trabajan en equipo con los ministros extraordinarios de la comunión que desde la parroquia cercana llevan la comunión a esas celebraciones”, explica el prelado sin dejar de exaltar la religiosidad popular y las tradiciones que se deben fortalecer y algunas incluso rescatar.
Una mayor conciencia de Iglesia tras el Sínodo
Además de haber participado en la creación de la REPAM (Red eclesial Panamazónica), y ser actualmente el representante de los Obispos Amazónicos en la presidencia de la CEAMA, monseñor Eugenio Coter participó activamente en la preparación y consecusión del Sinodo de Obispos sobre la Amazonia de 2019. “El Sínodo ha llevado a una mayor conciencia de que la Iglesia está hecha por el compromiso de cada cristiano y de cada laico”, afirma el prelado y añade que en cierta forma ha “abierto fuertemente las puertas al tema de la sinodalidad”.
“En nuestra población amazónica – puntualiza Coter – el Sinodo de la Amazonía ha llevado a esta conciencia que somos el rostro visible de una Iglesia, que lo somos juntos, los pocos sacerdotes, el único obispo y el gran número de laicos comprometidos animadores, catequistas, ministros extraordinarios de la comunión”. “Estamos ahí apoyando para que en cada comunidad haya ministros del cuidado de la casa común, que vayan donde la comunidad vive y ayuden a vivir en armonía, y esto es una toma de conciencia que viene desde la Iglesia”, añade.
Una mayor conciencia de Iglesia tras el Sínodo
Además de haber participado en la creación de la REPAM (Red eclesial Panamazónica), y ser actualmente el representante de los Obispos Amazónicos en la presidencia de la CEAMA, monseñor Eugenio Coter participó activamente en la preparación y consecusión del Sinodo de Obispos sobre la Amazonia de 2019. “El Sínodo ha llevado a una mayor conciencia de que la Iglesia está hecha por el compromiso de cada cristiano y de cada laico”, afirma el prelado y añade que en cierta forma ha “abierto fuertemente las puertas al tema de la sinodalidad”.
“En nuestra población amazónica – puntualiza Coter – el Sinodo de la Amazonía ha llevado a esta conciencia que somos el rostro visible de una Iglesia, que lo somos juntos, los pocos sacerdotes, el único obispo y el gran número de laicos comprometidos animadores, catequistas, ministros extraordinarios de la comunión”. “Estamos ahí apoyando para que en cada comunidad haya ministros del cuidado de la casa común, que vayan donde la comunidad vive y ayuden a vivir en armonía, y esto es una toma de conciencia que viene desde la Iglesia”, añade.
Una economía de subsistencia
Por otro lado, el Vicariato de Pando vive la problemática social y económica. “Se trata de llegar a una economía de subsistencia sin tumbar la selva, algo que va en contra de las políticas económica de Bolivia y de otros países”, subraya monseñor Coter. De hecho, denuncia el “tema grave y serio” de la extracción del oro en las cuencas de los ríos, muy numerosos en la región y que son contaminados con mercurio. A esto se une la política extractivista de la selva con la explotación de la madera “que lo destruye todo” o la deforestación o quema de bosques para el cultivo de coca, especialmente, por parte de campesinos provenientes del altiplano que no conocen los rigores de la naturaleza amazónica.
Urgentes políticas ambientales
En la entrevista, el obispo de Pando lamenta que el sector político- administrativo de los gobiernos no han entendido la urgencia de detener situaciones y decisiones que están destruyendo la casa común.
“Estamos muy cercanos al punto de quiebre del equilibrio, el punto de no retorno, los daños que estamos causando a la naturaleza llevarán a un proceso de degeneración que naturalmente no se podrá parar”, asegura con convicción Coter. Y revela, “con angustia en el corazón”, que Bolivia es el país con mayor pro cápita de bosque del mundo, pero también con mayor pro cápita de destrucción de bosques. Para ello, aporta cifras: En 2019 Bolivia ha quemado 400 mil hectáreas del Bosque Chiquitano (en el departamento de Santa Cruz de la Sierra). “Personas que eran dueñas de la tierra y que ahora son dueñas de hectáreas de arena estéril”.
Generamos pobreza para las futuras generaciones
“Estamos perdiendo terreno y generando pobreza”, enfatiza monseñor Coter, al denunciar que “no existe una voluntad política para entender la urgencia de la situación, como si el problema fuera de generaciones futuras”. Efectivamente, según los expertos en 30 o 50 años Bolivia no tendrá selvas, es decir, que las futuras generaciones recibirán solo una pobreza que los obligará a migrar, a abandonar estos lugares perdiendo una gran oportunidad.
Corrupción y falta de justicia
Para el Obispo de Pando Bolivia debe enfrentar el desafío de la corrupción que ha “alcanzado niveles espantosos y está fuera de todo de todo parámetro que podamos haber pensado hace 20 años”. También el desafío de la justicia permeada por la corrupción: “Quién no tiene influencia política, quiénes no tiene dinero, no importa qué leyes lo amparen, no tendrá justicia”. Por último, la difícil situación económica que se ha agudizado con la pandemia, especialmente por el gran desempleo, el aumento de la economía informal y la política de subsidios del gobierno.
“Una economía social se construye con el apoyo al desarrollo empresarial y no con la asistencia de emergencia, porque están tomando fuerza cada vez más el tema de financiar bonos de subsistencia lo que genera dependencia y provisionalidad”, concluye monseñor Eugenio Coter.
Fuente: Vatican News