«¿No nos damos cuenta que somos nosotros que cada vez estamos arruinando la naturaleza y las consecuencias cada vez son más graves?», preguntó Mons. René Leigue en su homilía, este domingo 10 de septiembre al referirse a la difícil situación que atraviesa el país por la sequía y la degradación ecológica.
Por Prensa CEB
El obispo a través de su reflexión invitó a examinar nuestras acciones y el impacto que tienen en el mundo que nos rodea. La crisis ambiental actual, marcada por la sequía, es un recordatorio claro de que nuestras decisiones tienen consecuencias graves y a menudo irreversibles, llamó al cuidado de todo lo creado: “Cuidemos el medio ambiente, cuidemos la naturaleza, cuidemos la vida”, pidió.
El arzobispo señaló que nuestro pecado más grave podría ser la falta de respeto hacia la creación de Dios: “El pecado grave que estamos cometiendo, es el no respetar lo que Dios crea, lo que Dios ha creado: la naturaleza”, sostuvo.
Mencionó la tala de árboles y los incendios forestales que están devastando áreas vitales como la Chiquitania, lo que a su vez afecta la capacidad de la tierra para atraer la lluvia: “La parte verde, la parte que atrae la lluvia, la estamos destruyendo ¿No es eso el mayor pecado que estamos cometiendo con la naturaleza?”, cuestionó la autoridad eclesial.
El arzobispo se refirió a la falta de agua en muchas regiones y la amenaza constante a lugares como el Parque Nacional Amboró, ponen de relieve la urgencia de proteger la naturaleza: “El agua es fundamental para nosotros”.
En relación con el debate sobre la construcción de carreteras, el Mons. Leigue hizo un llamado a la reflexión y la moderación. Mientras la infraestructura es necesaria para el progreso, también debemos considerar cómo afecta al medio ambiente y a las comunidades locales.
El Mons. René Leigue concluyó su homilía con un llamado «No estamos cuidando la naturaleza, lo que Dios nos regala, pidámosle a la Señor que nos ayude para que podamos reconocer que Dios es tan grande y tan bueno con nosotros, que nos da todo, y nosotros no siempre respondemos con el mismo amor», instó a responder al amor divino con amor hacia nuestros semejantes, hacia la naturaleza y hacia todo lo que Dios nos ha dado.
Fuente: Conferencia Episcopal Boliviana