Ha sido presentado oficialmente este 20 de julio el Documento de Santarém 50 años: Gratitud y Profecía surgido del encuentro realizado de 6 a 9 de junio en el que se conmemoraban los 50 años del histórico documento de 1972. La presentación, llevada a cabo por la Comisión Episcopal para la Amazonía de la CNBB y la Red Eclesial Pan-Amazónica (REPAM-Brasil), en colaboración con la Conferencia Nacional de Religiosos de Brasil, tuvo lugar durante la 26ª Asamblea General de la Conferencia Nacional de Religiosos de Brasil (CRB).
Por Luis Miguel Modino
Un Documento elaborado a muchas manos, surgido de “un encuentro verdaderamente sinodal”, en palabras de la Hna. María Inés Vieira. Según la presidenta de los religiosos brasileños, «hace 50 años, este encuentro reunió a los obispos de la Amazonía para poner en práctica el Vaticano II y Medellín, que había tenido lugar recientemente».
En un contexto que considera semejante al de 1972, en que los obispos lanzaron un grito profético las acciones del gobierno militar, Marcia María de Oliveira destacó las discusiones en torno a la ordenación diaconal de mujeres y la ordenación sacerdotal de hombres casados. «Pensando en la Eucaristía como un derecho de todos, nos apoyamos en la orientación del Documento Final del Sínodo Especial para la Amazonía, la necesidad que tenemos de pensar en la ordenación de hombres casados, la ordenación de diáconos permanentes, la ordenación diaconal de mujeres, incluso porque no encontramos impedimentos teológicos y pastorales para ello», afirmó la profesora de la Universidad Federal de Roraima.
Prioridades del Documento
Entre las prioridades del nuevo documento, destaca «el fortalecimiento de las comunidades eclesiales de base, el carácter ministerial y la participación de la mujer, la formación de discípulos misioneros en la Amazonía, la defensa de la vida de los pueblos de la Amazonía, el cuidado de nuestra casa común, la evangelización de los jóvenes y en esto, la valorización de la pastoral juvenil, una Iglesia en la Amazonía con rostros amazónicos», en palabras de Mons. José Ionilton de Oliveira.
Algo que debe ser cuidado, según Mons. Leonardo Steiner, es la formación, “para que nuestra presencia sea cualificada y se inserte. El laicado es cada vez más activo, a través de las mujeres, líderes activos en la catequesis y en diversas actividades pastorales». El arzobispo de Manaos también reflexionó sobre la violencia contra los pueblos originarios, algo que viene de fuera. En ese sentido, señaló que “La muerte del periodista Dom y del activista indigenista Bruno, es una pequeña muestra de la violencia que está ocurriendo en nuestra región. La violencia viene de fuera a través de la codicia, de la dominación de la naturaleza, de la cultura, de la destrucción de las tierras indígenas, de la naturaleza, de las culturas». Frente a esa realidad, «los pueblos del territorio están más organizados, gracias a la presencia de la Iglesia», afirmó el presidente de la Comisión Episcopal para la Amazonía.
Importancia de la Vida Religiosa
Otra realidad muy presente en la Amazonía es la de los migrantes, una situación que llevó al arzobispo a destacar que “el crecimiento de las ciudades, sin organización ni apoyo para que haya saneamiento, agua potable en cada hogar, el aumento de la violencia, es preocupante”. Ante eso, Mons. Steiner ve este documento como algo que “nos ayudará mucho en la Iglesia de la Amazonía, pero puede servir de inspiración para otras Iglesias y comunidades. También destacó la importancia de la Vida Religiosa, pidiendo «que Dios bendiga a nuestras congregaciones y a la Vida Religiosa y nos dé fuerza y valor para anunciar la buena noticia del Evangelio, para que el Reino de Dios crezca y dé frutos para ser una Iglesia samaritana y sinodal».
En relación con la misión, María Petronila Neto, miembro de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), insistió en no repetir acciones colonizadoras en la misión con los pueblos amazónicos. Por eso insistió a los religiosos presentes en “no repetir gestos y actitudes que matan, que excluyen y que violan«, en pensar como llevar a cabo la misión. Junto con ello agradeció la presencia de la Iglesia, gracias a la cual “todavía tenemos vida en la Amazonía. Las vidas caídas de los mártires no fueron en vano”.
Fuente: CELAM