“Un hombre que abrió caminos, un hombre de iniciativas eclesiales, que nunca se contentó con lo que había. Siempre nos insistía en que es necesario avanzar porque hay mucho por hacer”.
Por Paola Calderón Gómez
Son las palabras del Cardenal Odilo Pedro Scherer, al recordar al Cardenal Cláudio Hummes fallecido a los 87 años el pasado 4 de julio.
En su homilía además de reflexionar sobre la palabra de Dios, era imposible no rendir homenaje a un cardenal plenamente identificado con la misión del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño. Una personalidad de nuestra Iglesia. Así lo recordó el Cardenal Scherer al mencionar que fue un franciscano que se entregó como obispo de Santo André, arzobispo de Fortaleza y Sao Paulo.
Su lema episcopal Omnes vos frates, “vosotros sois hermanos”; se convirtió en la causa de su misión, ya fuera como estrecho colaborador del Papa Emérito Benedicto XVI, prefecto del Dicasterio para el clero, presidente de la Comisión pastoral para la Amazonía de la CNBB, motivando la creación de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), liderando la organización del Sínodo Especial para la Amazonía o asumiendo la presidencia de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA).
El Cardenal Cláudio Hummes asumió todos sus encargos pastorales con dedicación, abnegación y generosidad. Con la creación de la CEAMA -comenta el cardenal Scherer- se preocupó porque fuera un organismo que no solo perteneciera a la Iglesia brasileña, sino que acogiera a los nueve países que hacen parte del territorio amazónico. Acciones que naturalmente quedarán como una herencia para la Iglesia, porque aún estando enfermo, tenía sueños de evangelización, sueños para continuar la misión.
Este servidor de Dios y pastor de la Iglesia se caracterizó por su inteligencia y numerosas contribuciones pastorales. Cercano al Papa Francisco, relator del Sínodo y atento a la redacción del documento que surgió como fruto de sus reflexiones; se preocupó por defender los derechos de los pueblos amazónicos y sus territorios ancestrales. “Dom Claudio nunca se desanimó ante las dificultades por mayores que fuesen, siempre confió en la gracia de Dios, tenía una gran confianza en la acción del Espíritu Santo”.
Para el cardenal Odilo Scherer, el ver en las crisis y dificultades una oportunidad para crecer o emprender un nuevo camino, es uno de los aspectos más preponderantes en la personalidad del Cardenal Hummes. Así el momento de la historia que nos correspondió vivir con sus crisis religiosas y sociales, para él solo eran una oportunidad para generar un nuevo crecimiento, una transformación al interior de la Iglesia.
Amor y desapego
Retomando apartes de su biografía, el Cardenal Scherer afirmó que a lo largo de su vida Monseñor Cláudio presentó nuevas posibilidades para una iglesia misionera, una verdadera Iglesia en salida. “Amó a los pobres, a los pequeños, luchó contra las diversas expresiones de la violencia. Él sembró la esperanza”.
El actual arzobispo de Sao Paulo fue testigo de los últimos días del Cardenal Cláudio Hummes, tiempo en el que experimentó un gran desapego de sí y de las cosas. Incluso, cuando percibió que sus fuerzas ya no eran suficientes para asumir y desempeñar bien los encargos que tenía, por ejemplo, la presidencia de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), presentó su renuncia para que el organismo no sufriera por su imposibilidad física para acompañarlo.
“Así se preparó los últimos meses, las últimas semanas para ir al encuentro con el Señor, muy serenamente, conscientemente”. Comentó el Cardenal Odilo Scherer.
El Cardenal Cláudio Hummes no quiso un tratamiento extraordinario en el hospital. Aceptó los tratamientos médicos en su casa. Sufrió y ofreció sus dolores por la paz del mundo y en especial, por los pobres de la Amazonía. Quiso morir en su casa, donde recibió la asistencia de los profesionales de la salud y el consuelo religioso. “El domingo 3 de julio, celebré con él la Eucaristía. Estaba muy delgado me acompañó en la celebración y recibió la santa comunión y la unción de los enfermos por iniciativa propia,” agregó.
El cardenal Odilo Pedro Scherer, cerró su homilía del 13 de julio, trayendo a la memoria las diferentes manifestaciones de aprecio que recibió Monseñor Cláudio durante su funeral. Expresiones de cariño que provenían del episcopado, el clero, los religiosos, las personas simples, representantes de organizaciones y autoridades a todo nivel; lo que certifica que el Cardenal Cláudio Hummes fue una persona muy apreciada. Su testimonio sincero del Evangelio dejó una semilla de esperanza que ha de germinar y florecer. “Que Dom Cláudio se alegre en el Señor y por esos frutos que por gracia de Dios estas semillas puedan producir. Que Dom Cláudio descanse en paz”. Concluyó.
Anhelar y trabajar por la conversión
Un deseo coherente con el contenido de la palabra santa que en esa oportunidad estaba centrada en el pasaje bíblico en el que Dios socorre a su pueblo a pesar de sus infidelidades; porque su deseo no es que el pecador muera, sino que se convierta y viva.
Ante el castigo y el uso desmedido de la violencia de un rey, Dios no rechaza a su pueblo, lo ama y queriendo su conversión renueva su alianza de amor para siempre, lo que se puede comparar con la situación de la Iglesia y la misión del Cardenal Cláudio Hummes. Para el cardenal Scherer muchas veces escuchamos hablar de la crisis de la Iglesia y la expectativa de muchos sobre su final. Algunos optan por abandonarla, lo que solo puede interpretarse como una falta de fe y confianza.
El cardenal Scherer recuerda que, ante la evidente falta de vitalidad eclesial y evangelizadora además de la pérdida de credibilidad, es posible pensar que Dios permite estas crisis porque desea nuestra conversión. El mismo Papa Francisco afirma que es necesario abandonar la mundanidad espiritual y la confianza exagerada en nosotros mismos, para confiar más en la acción del Espíritu Santo por lo que asumiendo las enseñanzas del Cardenal Hummes estas crisis son oportunidades y posibilidades de conversión.
Así es preciso recordar que Dios espera todo de nuestra parte. Una Iglesia en salida y generosa ante las carencias de los pobres, los que sufren, sin permitir que nuestro corazón se endurezca y sea indiferente ante el sufrimiento de otros. Por eso, afirma el cardenal Scherer, no hay motivos para el desánimo más bien es hora de renovar nuestra confianza con humildad y sinceridad; para anunciar con alegría la buena nueva de salvación para todos, como siempre lo hizo el cardenal Cláudio Hummes.
Fuente: CELAM