“El clima es un bien común, de todos y para todos LS, 23 (…) y el impacto más grave de su alteración recae en los más pobres” LS, 25
La Red Eclesial Panamazónica de Ecuador (REPAM Ecuador), la Red Nacional de Pastoral Ecológica (RENAPE), Cáritas Ecuador como miembro de ambas redes y también como Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, la Conferencia Ecuatoriana de Religiosas y Religiosos, sienten profundamente los hechos acontecidos no solo en Ecuador sino también en Latinoamérica.
Muchos de nuestros miembros (personas, familias y comunidades sufren) viven en carne propia lo que el Papa Francisco dice en la encíclica Laudato Si “… el impacto más grave de la alteración de la naturaleza recae en los más pobres “y tristemente “muchos de los que tienen más recursos y poder económico o político parecen centrarse en enmascarar los problemas LS,26”.
Por eso nos atrevemos decir “Que el dolor y el miedo no nos callen”. Queremos tener el valor de denunciar al mundo, que más de 6 mil barriles de petróleo se han derramado una vez más en el mismo lugar donde ya en el 2020 sucedió, justo cuando las comunidades afectadas empezaban a confiar que podían retornar a su dinámica de vida en el río Coca, afectando a más de 60.000 personas que viven en las riberas y por ende a la flora y fauna de las Provincias de Napo, Sucumbíos y Orellana.
También queremos denunciar que cuando aún no terminamos de enfrentar la tragedia de Zaruma ocasionada por la minería, debemos asumir que las prácticas de deforestación y de otras actividades que atentan contra la naturaleza y que se desarrollan en todo el país, solo son crónicas de una muerte anunciada, esta misma muerte que ahora vivimos en varias provincias como Cotopaxi, Los Ríos, Pichincha, Napo entre otras; con angustia y sin muchos recursos tratamos de ayudar de alguna manera en cada uno de estos lugares, pero los desastres son grandes: carreteras caídas, comunidades aisladas, viviendas destruidas, emprendimientos o negocios perdidos, familias que lloran la muerte o la desaparición de sus seres queridos.
Con estas experiencias podemos también decir que nos solidarizamos con nuestros hermanos de Perú y que nos hacemos presentes con un saludo fraterno y solidario en defensa de la vida de los pobladores y de las miles de especies afectadas por los derrames de petróleo ocurridos en el mes de enero, en las Costas de Perú en el mar de Ventanilla, el pasado 15 de enero del año en curso con más de 11.900 barriles vertidos al océano. En nuestra memoria suenan las palabras del Papa Francisco “Existe una auténtica deuda ecológica, sobre todo del Norte en relación con el Sur del mundo, frente al cambio climático hay responsabilidades que son mayores en los países occidentales” y desde esta realidad exigimos no solo la reparación integral para las comunidades y del ambiente, sino que pedimos establecer medidas que impidan la repetición de hechos como estos.
Como hermanos y hermanas en la Amazonía, en la Costa, en la Sierra clamamos por justicia socioambiental y exigimos que este estractivismo inmisericorde pare. No podemos seguir destruyendo la casa común. No más, por eso pedimos a la comunidad internacional que nos ayuden con la difusión de este comunicado, puesto que las empresas y Estados responsables callan estas verdades.
Que el mundo sepa lo que está pasando en Ecuador y Perú.
“Que el dolor y el miedo no nos callen”
Atentamente,
Mons. Adalberto Jiménez – Presidente de REPAM Ecuador
P. José García – Secretario Ejecutivo de Cáritas Ecuador
Darwin Orozco – Coordinador JPIC-CER
Enrique Galarza – Presidente de la Comisión Ecuatoriana de Justicia y Paz