COICA en diálogo con REPAM: Que nuestra voz se escuche, pero sea tomada en cuenta en las decisiones finales

La unidad para la defensa de la vida y el territorio amazónico es determinante, en medio de las diversidades y las limitaciones, trabajar juntos para enfrentar las amenazas que son cada vez mayores a los pueblos y comunidades y la panamazonia.

En este marco, se desarrolló una diálogo entre la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica -COICA y la Red Eclesial Pan Amazónica – REPAM. Este 20 de julio, la COICA posesionará a su nueva directiva, electa el mes pasado en Brasil y por ello, esta reunión inicial, está en la perspectiva de articular acciones de manera más formal y sistemática, sobre los aspectos indispensables en lo que es necesario aunar esfuerzos.

Representantes de Venezuela, Bolivia, Brasil y Ecuador reflexionaron con miembros de la REPAM, con sinceridad y profundidad, sobre la relación de los pueblos indígenas con la Iglesia en la Amazonía.  El coordinador de la COICA, Gregorio Mirabal fue muy contundente al expresar  “el pasado no se puede borrar, pero podemos cambiar.  Sabemos que también ha habido mucho dolor. Pero también que esos misioneros que están en la selva, con nosotros, pasando trabajo, esa es la Iglesia que nosotros sentimos.”

La COICA propone concretamente trabajar en conjunto con REPAM en la defensa de derechos, conformando un equipo jurídico especializado en la Pan Amazonía, desarrollar estrategias concretas de incidencia, de exigibilidad y de seguimiento judicial. Una de las grandes problemáticas es la persecución, presión, asesinato y criminalización de defensoras y defensores y ello, implica una respuesta urgente. En este mismo aspecto Tuntiak Katan, vicepresidente, propone una escuela de Derechos Humanos para conocer las leyes, procedimientos y mecanismos para la incidencia y la defensa.

En este mismos marco, piden a la Iglesia profetismos, tener una posición de acompañamiento a los pueblos amazónicos, ir en bloque frente a las amenazas, “para que no puedan vencernos” menciona Tomas Candi de Bolivia.

Nara Baré presidenta de la Coiab de Brasil, menciona que el camino conjunto implica un intercambio de conocimientos, un trabajo CON los pueblos y desde los pueblos. Para ello es fundamental la presencia de los pueblos en las tomas de decisiones y orientaciones de la REPAM y un relacionamietno cercano con las organizaciones de base, desde las REPAM nacionales.

Respecto al proceso sinodal que se vive en la Amazonía, los representantes, piden espacios de diálogo horizontal e intercultural desde la voz de los pueblos, con una agenda común y consensuada, con intereses mutuos, “qué es lo que los pueblos indígenas quieren decirle a la Iglesia” y para ello, se irá construyendo una ruta. “Que nuestra voz sea oída, pero incluída en las decisiones finales”, concluye Gregorio Mirabal.

Este encuentro inicial fue muy fructífero, y seguirá consolidándose, en una reunión de trabajo pendiente para agosto, de donde se salga con una hoja de ruta concreta, como lo menciona Adolfo Chávez, canciller de COICA, los pueblos buscan respuestas oportunas y directas, porque las demandas son urgentes, las amenazas están pisando los talones.

Los aspectos a desarrollar las acciones concretas se enmarcarán en  torno a los temas de: territorio, extractivismo y fronteras.

La REPAM siente  sintonía con los postulados de la nueva directiva de la COICA, la mirada del trabajo conjunto que permita la defensa de la vida, la promoción de los derechos y la custodia de la Casa Común. La REPAM ha sedimentado su acción en la escucha a los pueblos y comunidades de la Amazonía, y de esta forma responder, desde el evangelio de la vida y la esperanza, que se hace carne en la selva y su gente, que como ha dicho el Papa Francisco, tienen mucho que enseñarnos.

El proceso Sinodal, implica también este “caminar juntos” que se expresa en una decisión de conversión, de ir hacia una Ecología Integral, en medio de las amenazas, de las dificultades, con esperanza, alegría y sueños de futuro. Es un tiempo de Kairós, un tiempo de resistir abrazados.