En la tarde de este lunes 22 de mayo, en medio de una Solemne Eucaristía celebrada en la Parroquia San Alfonso María de Ligorio de la ciudad de Bogotá, se llevó a cabo la ordenación episcopal del padre Álvaro Mon Pérez, sacerdote redentorista, quien el pasado 30 de marzo fue nombrado por el papa Francisco como nuevo Vicario Apostólico de Puerto Carreño, jurisdicción eclesiástica ubicada en el departamento del Vichada.
Por Conferencia Episcopal de Colombia
La ordenación de monseñor Álvaro fue conferida por monseñor Francisco Antonio Ceballos Escobar, obispo de la Diócesis de Riohacha, también misionero de la Congregación del Santísimo Redentor, quien se desempeñó como Vicario de Puerto Carreño entre los años 2010 y 2020. La celebración estuvo acompañada, de manera especial, por monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) y por el Vicario Apostólico de Puerto Gaitán, monseñor Raúl Alfonso Carrillo, quien, al tiempo, estaba encargado de la administración de Puerto Carreño.
En representación de la Nunciatura Apostólica en Colombia, estuvo presente en la ordenación el padre David Paul Charters. Asimismo, por parte de su congregación, asistieron el padre Luis Carlos Jaime Murillo, superior provincial y el sacerdote Jairo Díaz Rodríguez, miembro del Gobierno General de los redentoristas en nuestro país.
En su intervención, monseñor Ceballos inició agradeciéndole a monseñor Mon Pérez por haberlo elegido a él para realizar este signo de sucesión apostólica y le dijo: “ninguno de los dos estudió para ser obispo sino para seguir el ejemplo de Jesucristo salvador en la predicación de la palabra de Dios a los pobres, como reza la constitución general número 1 de la congregación según la intuición original de San Alfonso María de Ligorio, nuestro padre fundador”. En este sentido, recordó que esta designación episcopal no es fruto de una conquista ni de una pretensión humana, sino de la gracia de Dios.
Asumir con optimismo el liderazgo de los desafíos pastorales en el Vichada
A propósito del contexto actual de esta jurisdicción, monseñor Francisco Ceballos recordó que este vicariato, además de estar ubicado en una de las periferias geográficas del país, tiene “grandes retos pastorales y carencias de estructuras consolidadas que faciliten la madurez de la Iglesia en ese territorio”: “Su experiencia como misionero, tanto en Bolivia como en Colombia, le ha permitido entender que en las periferias hay sufrimiento, hay sangre derramada, hay necesidades pastorales (…) La realidad de Puerto Carreño no es diferente”, añadió en otro momento del mensaje el Obispo de Riohacha.
Más allá de estos desafíos, le pidió no temer, sino llegar con mucho optimismo a asumir su ministerio episcopal, como “profeta, testigo y servidor de la esperanza en ese territorio de misión”, siguiendo el ejemplo de Jesús. “La promesa de Jesús de acompañar a sus discípulos hasta el final de los tiempos, lo debe estimular a emprender tan fascinante y desafiante aventura pastoral con dinamismo misionero, propio de nuestra congregación, dinamismo misionero, la manera como hacemos frente a las urgencias pastorales; en eso nos distinguimos los redentoristas”, precisó monseñor Ceballos.
Inspirado en las palabras del Santo Padre, el prelado invitó también al nuevo Vicario Apostólico de Puerto Carreño a ser siempre un pastor con olor a oveja, a caminar con el pueblo de Dios en sinodalidad, siempre priorizando su misión con los más pobres y necesitados, pues es allí donde, según monseñor, se activa y crece la gracia.
“Asumo con confianza este nuevo ministerio que Dios me regala, porque siento el amor de Cristo en cada momento y en cada circunstancia”: monseñor Álvaro Mon
Por su parte, el nuevo pastor de Puerto Carreño compartió la sensación de asombro que ha tenido desde que conoció la noticia de su nombramiento. Al tiempo, se refirió a una profunda gratitud con Dios por haberle concedido la gracia de nacer en una familia boyacense “creyente, humilde, trabajadora, con anhelos de superación y de servicio”; así como por poder ser parte de los redentoristas, a quienes, según lo expresó, conoció desde que tenía 12 años de edad, cuando dos misioneros de la congregación llegaron a su vereda.
Durante su intervención, se dirigió también a los fieles, sacerdotes, diáconos, catequistas, agentes de pastoral, autoridades civiles y a cada una de las personas que conforman esta Iglesia particular de Puerto Carreño, a quienes envió su saludo y bendición. “Siento y compruebo su cariño y lo he experimentado en los efectos de las oraciones que han elevado por mí, Dios les pague, tengo la seguridad que puedo seguir contando con ellas”, manifestó el prelado.
Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia