Como Pueblos de la Tierra por la Amazonía, marcamos un paso más en una larga marcha contrarreloj, para proteger la vida del Planeta y las comunidades ante la emergencia climática y la injusticia socioambiental.
Construimos un fuerte consenso en los últimos meses que logró abrir la Cumbre de Presidentes de la Amazonía a la escucha y participación de la sociedad civil. Provocamos la convocatoria de los Diálogos Amazónicos, a los que asistieron cerca de 30.000 personas, en su mayoría vinculadas a nuestras organizaciones y movimientos populares. Reconocemos los esfuerzos del gobierno brasileño para facilitar estos espacios participativos. Marchamos por las calles de Belém, alrededor de 5 mil personas, reclamando que en la Amazonía nada se decida sin los amazónicos.
Logramos que la voz de seis representantes de los plenos de los Diálogos Amazónicos llegara a los presidentes reunidos en la Cumbre. Otros representantes de la Marcha de los Pueblos fueron recibidos por ministros del gobierno de Brasil y por el Director Ejecutivo de la OTCA, presentando la Declaración de los Pueblos de la Tierra por la Amazonía con nuestros reclamos, que recogen -con la radical urgencia de este tiempo- las luchas y las causas de todos y cada uno de nosotros.
Evaluamos colectivamente la Declaración Presidencial del 8 de agosto, resultado de la Cumbre de Presidentes de la Amazonía. Es importante que los presidentes hayan relanzado la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica. Saludamos la decisión de acoger los frutos de los Diálogos Amazónicos, aunque señalamos que hay importantes deficiencias en algunas de las relatorías.
La Declaración Presidencial reconoce que las soluciones efectivas para la Amazonía sólo se darán a través de la participación plena y efectiva de sus poblaciones, con énfasis en los pueblos indígenas y las mujeres. Logramos que nuestra propuesta de OTCA Social sea escuchada y esperamos avanzar en su implementación. La Declaración Presidencial no logró resaltar la necesidad de la participación de otros segmentos amazónicos, como los pueblos afrodescendientes, comunidades campesinas y otros. El acuerdo alcanzado representa un paso importante en la construcción de una Amazonía sostenible, inclusiva y solidaria.
¡La urgencia que el propio documento reconoce nominalmente al principio no condujo a decisiones concretas y sólidas en las emergencias más graves a enfrentar! No hay una meta común para combatir la deforestación (solo quedan compromisos nacionales), no hay plazos para acciones sólidas frente a la crisis climática. En cuanto al petróleo y la minería, sólo se habla de “iniciar un diálogo sobre su sustentabilidad”, muy por debajo de las denuncias y demandas presentadas por el pueblo. No se toman en cuenta los conflictos por la tierra, la criminalización y muerte de líderes que defienden sus territorios y la urgencia de la reforma agraria popular.
Por eso, los pueblos de Tierra por la Amazonía, movimientos y organizaciones populares, colectivos inspirados en la fe y fortalecidos en la espiritualidad de la resistencia, no nos rendimos y seguiremos presionando a los gobiernos: ¡no hay tiempo que perder!
Hacemos un llamado a la unidad de iniciativas que, de Belém a Belém, nos lleven a la COP30, para que sea la COP de un giro socioambiental efectivo. ¡Cambiemos la historia de la Amazonía y el clima! ¡Ahora o nunca!
Ya tenemos una plataforma de encuentro y consenso, y algunas etapas decisivas en este itinerario: el referéndum en el Ecuador por el Sí al Yasuní el próximo 20 de agosto; el lanzamiento del proceso COP30 en Brasil en paralelo con la COP28 en Dubai; el XI Foro Social Panamazónico (FOSPA) en Bolivia en 2024.
Abrimos esta convocatoria a todas las personas, pueblos y movimientos apasionados por la vida y dispuestos a sumergirse, con todas sus fuerzas, sabiduría y habilidades, junto a la Madre Tierra, por el presente y el futuro.
La Amazonía llama al mundo a cambiar: ¡Ahora o nunca!
Belén, 9 de agosto de 2023
Fuente: Asamblea Mundial por la Amazonia