3 de abril: Viernes de la Quinta Semana de Cuaresma
QUERIDA AMAZONÍA: 40 días navegando hacia la conversión
1. Petición permanente por la conversión sinodal al inicio de cada día
Que el Dios Trinitario, ejemplo de vida en comunión, nos ayude a soñar con una Iglesia sinodal, donde sepamos descubrir los signos de los tiempos, y la presencia de un Dios encarnado de diferentes modos, en distintos lugares. Un Dios que nos ayude a discernir su presencia y a anunciarle en todos los rincones, también entre los que más lejos se encuentran; a ser una Iglesia en salida, que va al encuentro, que escucha y dialoga con todos. Que busquemos el bien para todos los que nos encontramos cada día y sepamos traer de vuelta a la Amazonía y a todos los lugares donde estemos, todo lo vivido en el proceso sinodal, y así hacer realidad aquello que Dios espera de nosotros.
Meditar por unos momentos esta petición inicial, buscar la calma interior para entrar en este momento de conversión desde la Amazonía por las aguas de la sinodalidad, al servicio del Pueblo de Dios y sus pueblos y comunidades, y para escuchar el llamado de Dios a través de su Palabra Viva.
2. Fragmento de una lectura del día (cada uno es invitado a profundizar en las lecturas completas según su propia necesidad y criterio)
Los judíos tomaron piedras para apedrearlo. Entonces Jesús dijo: “Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?”. Los judíos le respondieron: “No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios”.
Jesús les respondió: “¿No está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada- ¿Cómo dicen: ‘Tú blasfemas’, a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: “Yo soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre”.
Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: “Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad”.
Y en ese lugar muchos creyeron en él. (Juan 10,31-42).
3. Reflexión desde la perspectiva del proceso sinodal amazónico
Enfrentar a un sistema que pretende beneficiarse de la situación en beneficio propio o de unos pocos. Cuando las obras buenas benefician a los que nada tienen, a los que son considerados descartables, los que dominan el sistema se rebelan, pues aquello que garantizaba su bienestar, la explotación de los pequeños, se tambalea.
Hacer el bien en la Amazonía, un empeño en el que se esfuerza mucha gente que aquí vive, provoca rechazo y persecución en quienes siempre se han servido de 4. su posición privilegiada para fines que no piensan en los otros. Pero Dios está con aquellos que se empeñan en hacer realidad su plano de salvación, en hacer el bien, en sembrar amor. Aunque los poderosos quieran acabar con ellos, como quisieron acabar con Jesús, el pueblo acaba descubriendo la presencia de Dios en aquellos que caminan con Él. Es tiempo de convertirnos al bien, también en la Amazonía.
4. Contemplación
Contemplemos la imagen de este día y dediquemos un momento a reconocer nuestra propia vida y experiencia en la Iglesia y al servicio de la Amazonía para pedir luz en esta Palabra de Dios y así traer de vuelta todo lo vivido. Escribir mis peticiones particulares y permanecer en ellas durante este día. Hacemos una invitación a llevar un registro de todo lo que el Espíritu suscite en nosotros como preparación interior para poder asimilar mejor el proceso sinodal.
5. Meditación Final
“El Instrumentum laboris del Sínodo, que recoge muchas aportaciones de personas y grupos de la Amazonía, se refiere a « una cultura que envenena al Estado y sus instituciones, permeando todos los estamentos sociales, incluso las comunidades indígenas. Se trata de un verdadero flagelo moral; como resultado se pierde la confianza en las instituciones y en sus representantes, lo cual desprestigia totalmente la política y las organizaciones sociales. Los pueblos amazónicos no son ajenos a la corrupción, y se convierten en sus principales víctimas» (Querida Amazonía, 24).