Coca, Ecuador 19-04-2016 (REPAM).- En la comunidad indígena originaria de Sarayaku, “aprendemos desde niños, a relacionarnos con los Seres y los Amos que nos protegen y cuidan. Ellos también protegen a los bosques, ríos y animales. Los Amos y otros Seres que habitan el bosque, aunque son invisibles a nuestros ojos, sienten, sufren, se enferman y también pueden morir… Los Amos no son dioses, son importantes, tienen poder, protegen, cuidan, pero no son dioses. Para nosotros, por encima de todo lo existente, hay un Dios mayor que es el Creador de todo”.
Así se expresa Patricia Gualinga al exponer sobre “espiritualidad amazónica y derechos”, en el curso de la “Escuela para promoción, defensa y exigibilidad de Derechos Humanos” organizado por la Red Eclesial Panamazónica, REPAM. Dicho curso se desarrolla en la ciudad de Coca, en la Amazonía ecuatoriana; desde el 18 de abril al 14 de mayo.
“Nuestra espiritualidad está íntimamente ligada a nuestra relación con la naturaleza; dado que nosotros mismos somos naturaleza, no somos distintos de ella, afirma la líder Sarayakú Patricia Gualinga. “Esta relación estrecha con la madre naturaleza, es una relación de cariño, respeto y de mutua protección, porque la naturaleza, el bosque y los ríos nos dan conocimientos, alimentos, medicinas, oxígeno, agua, vida”.
Ahora, que el mundo está preocupado por los problemas que trae el cambio climático, nosotros, los pueblos indígenas, podemos aportar a resolverlo, proponiendo a todos otro estilo de vida, una forma respetuosa y amorosa de cuidar y defender a la madre tierra, enfatiza la dirigente del pueblo Kichwa de Sarayaku ubicado en la provincia de Pastaza en la Amazonía ecuatoriana.
“Las grandes empresas madereras, mineras y petroleras nos están llevando a la muerte de pueblos y naturaleza. El extractivismo no solo no aporta al desarrollo, sino que afecta a los Amos y a los Seres de la selva… Necesitamos decirle a las Naciones Unidas que si se afectan a los Seres que habitan y cuidan la selva, ellos nos abandonan y toda la naturaleza y la humanidad pierde, porque al irse ellos, quedamos desprotegidos”.
“Para los Sarayaku, la espiritualidad nos conecta con el cielo. Nuestra espiritualidad relaciona a quienes habitamos la tierra con el cielo. Nuestra espiritualidad no es una religión, es nuestra forma de ser y de relacionarnos con la naturaleza, con los seres protectores y con Dios”.
Según indica la expositora, el Yachay Sabino Gualinga, líder espiritual de la comunidad, es también uno de los líderes católicos. Él encuentra una manera armoniosa de convivencia y complementariedad entre la religión católica y la espiritualidad Sarayaku. “Nos asumimos como el pueblo de Dios que defiende la Creación”.
“Para nosotros la espiritualidad no puede estar fuera de la resistencia por la vida. Dios, los Amos y Seres que habitan la selva nos acompañan, están con nosotros… Si las autoridades y los organismos internacionales no entienden nuestra espiritualidad, no comprenderán nuestras luchas”.
Finaliza Patricia indicando que “si al mundo entendiera que la selva tiene vida, seguramente no destruiría la Amazonía. Por ello desde mi pueblo estamos planteando el concepto de “SELVA VIVIENTE”. Se trata de un concepto que facilita entender nuestra cosmovisión. La selva viviente no solo habla de los seres humanos, habla también de los animales, las plantas, los ríos, las cascadas, los microorganismos y por supuesto también de los Amos y de los Seres invisibles que habitan la Selva”.