Espiritualidad y mística amazónica

Foto: Pe. Júlio Caldeira

El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar (cf. Laudato Si’, 13).

Por Mons. Rafael Cob – Presidente de la REPAM

En la Visión y Misión de nuestra red, nos dice nuestro Plan Pastoral “que es Ser fuente de vida en la Panamazonía y en pro de ella buscando nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología Integral”.

Sin duda que emerge del encuentro compartido donde las fuerzas se reúnen con un ideal común, el servicio al pueblo de Dios en la Amazonia, y se convierte en un nuevo espacio compartido y articulado. Un trabajo coordinado para responder a los grandes desafíos que tienen nuestros pueblos y el territorio donde viven. Los diversos pensamientos y culturas van dejando caer las semillas de su vida con la esperanza que fructifiquen dando los frutos de la solidaridad, de la interculturalidad, del diálogo y la defensa de la dignidad humana, defensa de los derechos humanos y el bien común.

Trabajar en una red que día a día va tejiendo en diferentes espacios y realidades el futuro de nuestra tierra con el cuidado común, a través de una ecología integral, como nos pide la encíclica Laudato Si”, inspiración para nuestro hacer y vivir. También somos iluminados por el Magisterio de la Iglesia, en especial del Sínodo Amazónico y la Exhortación “Querida Amazonia”.

Caminando en red

Ciertamente que se ha hecho un camino, pero falta tanto por hacer. Son tantos los acontecimientos de vida y de muerte en cada día, que desborda nuestro trabajo y nuestro deseo de responder a lo que se ha vuelto una urgencia cada vez más fuerte para toda la humanidad.

Hemos podido aprender muchas cosas en el caminar de estos años, en medio de la presión de un mundo globalizado y consumista que nos parecen muros gigantescos, difíciles de escalar y llegar a la cima de nuestros sueños. Hemos de ser los signos de los tiempos que nos toca vivir como les pedía Jesús a sus discípulos. ¡Esto es una tarea urgente!

Solo con una mística y espiritualidad se puede sostener un trabajo mancomunado y en red como el que pretendemos a través de nuestra red.

Foto: Pe. Júlio Caldeira
Espiritualidad ecológica

Vivir una Espiritualidad ecológica en este mundo que día a día se deshace, exige de nosotros una mirada contemplativa permanente para ver la situación de crisis socioambiental en nuestro planeta. Ya Laudato Si’ nos dice las causas de la degradación ambiental, el cambio climático que tanto se cacarea, pero no se llega a tomar resoluciones drásticas globales, van cerrando el cerco a la posibilidad de sobrevivir en esta tierra en un ambiente sano y habitable a corto plazo, ante la aceleración de los males y abusos humanos en detrimento de la vida humana es un hándicap.

Necesitamos hacer un stop en la carrera destructiva de nuestro ambiente. Debemos hacer un stop obligatorio, marcar una línea roja al consumismo irresponsable y voraz, descontrolado, así como a la contaminación y deforestación en un extractivismo minero y petrolero que cada día siembra muerte en la flora, la fauna y la tierra, dejando la tierra estéril y a la gente enferma y pobre. Pero ¿cómo hacerlo cumplir? La cuestión del agua, elemento indispensable para el vivir humano y de toda la creación, es otra preocupación urgente.

La esperanza es siempre una virtud que se resiste a callar y a morir. Las cosas pueden cambiar. Nos alegra que haya otras redes que también están trabajando en favor de la vida y el cuidado de la casa común, como la RUC de universidades Laudato Si’ en el mundo, es una red con la que podemos hacer alianza en esta lucha sin tregua por la vida de nuestra Amazonia.

La investigación científica y el diálogo de saberes puede posibilitar una educación basada en valores y hábitos de comportamiento que desencadene procesos educativos desde la infancia hasta la vejez para crear una ciudadanía ecológica.

Conversión

La espiritualidad exige de nosotros lo que el Sínodo nos pedía: una conversión, como exige Jesús y el profeta, para seguir levantando la voz de anunciar y denunciar; “si no os convertís, pereceréis” (cf. Lc 13).

La Espiritualidad ecológica que exige sentirse el hombre creatura y servidor, no señor y dueño de la creación, sino administrador y cuidador de esta casa común, cuya vida hay que sostener y defender.  

La mística ecológica nos debe interpelar en el modo como pensamos y como actuamos, inspirándonos en el paradigma de una ecología integral. Nos debe llevar a concientizar a la población para prevenir males irreparables. Es una crítica a los mitos de la modernidad, basados en un bienestar vacío de una verdadera felicidad. Rechazar los mitos de la “eterna juventud” de la filosofía que es más feliz quien más tiene. Cambiar esa seudo filosofía del tener sobre el ser; no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

La espiritualidad del sacrificio y la austeridad que hace al hombre más fuerte para vencer las adversidades y los obstáculos del camino.

 La espiritualidad de un Dios Padre Creador y Providente que quiere caminar con nosotros y con su sabia naturaleza, que puso en cada criatura. Ella nos enseña cada día a valorar la vida sobre la muerte, que como verdaderos hijos del mismo Padre seamos hermanos, seamos agradecidos y le alabemos por este mundo inmenso, bello y maravilloso en el que todo está interconectado. El hombre necesita de la tierra que el creó y la tierra necesita del hombre que tiene el mismo Creador. Somos enviados a trasformar nuestra sociedad con el trabajo en red por nuestra Amazonía y el mundo.

Comité Ampliado de la REPAM – Foto: Érico Pena – Ascom