Proteger mejor la Amazonía y los derechos de los pueblos indígenas, eso es lo que han pedido casi 100 organizaciones católicas de 18 países al gobierno brasileño en una carta enviada este 29 de marzo a altos funcionarios del gobierno brasileño, incluyendo al presidente Jair Bolsonaro y al vicepresidente Hamilton Mourão.
Por Luis Miguel Modino
El escrito, liderado por la Comisión Especial de Ecología Integral y Minería de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), el Movimiento Católico Mundial por el Clima (MCMC) y el Banco de la Iglesia Católica Alemana, Bank für Kirche und Caritas (BKC), contiene casi una docena de peticiones concretas para la protección de la selva tropical y de los pueblos originarios.
Al mismo tiempo, en un país de mayoría católica, los firmantes piden al gobierno brasileño un mayor diálogo, que escuchen a los brasileños y cuiden mejor nuestra casa común. De hecho, un estudio de 2019 muestra que siete de cada diez católicos en Brasil piensan que la preservación de la Amazonia es “muy importante“, y el 85% respondió que considera que atacar la selva amazónica es un pecado.
Desde la llegada al poder del actual gobierno, el 1 de enero de 2019, ha aumentado la destrucción de la selva amazónica, esencial para la protección del clima mundial. Las consecuencias de la tala indiscriminada y de los incendios han ido más allá de la grave destrucción medio ambiental, provocando privación de derechos, desplazamientos y asesinatos de los indígenas que viven allí.
Algo que va en contra de la enseñanza cristiana
Mons. Vicente de Paula Ferreira, secretario de la Comisión Especial de Ecología Integral y Minería de la Conferencia Episcopal Brasileña, ha señalado al respecto que “todos estos acontecimientos devastadores para los seres humanos y la naturaleza están en marcado contraste con la enseñanza cristiana de la integridad de la creación y la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco”.
En la carta se exigen medidas, entre ellas la puesta en marcha de un plan coherente de lucha contra la deforestación, que incluya un presupuesto específico y objetivos intermedios medibles. A eso se une la petición de mayor presupuesto para combatir los incendios y para el trabajo de la Agencia Brasileña de Protección del Medio Ambiente (IBAMA) en la región amazónica, que en los últimos años se han visto drásticamente recortados.
El derecho al territorio y el respeto de los derechos humanos de los pueblos indígenas, algo que va en la línea de las ideas expresadas por el Papa Francisco en Laudato Si’ y Querida Amazonía, es otra de las peticiones de las organizaciones católicas al gobierno brasileño.
Diálogo para evitar la salida de inversores
Como católicos que participan del mercado financiero, Tommy Piemonte, Jefe de Investigación de Inversiones Sostenibles de BKC, ha hecho una llamada a alzar la voz, “iniciando un diálogo de compromiso con el gobierno brasileño procurando motivarlo para que respete por fin los derechos humanos y medioambientales en la Amazonía”.
Este es un paso a más para aglutinar la presión de los inversores, insistiendo en “iniciar un diálogo constructivo para poner en práctica nuestras pretensiones”, según Piemonte, que amenaza, caso el gobierno brasileño no tome las medidas propuestas, con retirar “nuestras bases como inversores institucionales actuales y potenciales en los bonos del gobierno brasileño y en empresas de determinados sectores”.
En la misma línea, Tomás Insua, Director Ejecutivo del Movimiento Católico Mundial por el Clima, destacaba la importancia de la carta, pues “como alianza católica tan grande, sin duda podemos contribuir al esfuerzo conjunto. Porque en un país católico como Brasil, tal vez una ‘voz católica’ sea escuchada y aumente la presión sobre el gobierno”.