La Organización Front Line Defenders, en su informe anual de 2022, establece que en ese mismo año 401 defensores y defensoras de derechos humanos fueron asesinados en 26 países.
Por Sonia Olea / Cáritas Española
Siendo Latinoamérica la región con mayor número de muertes con el 80% del total, repartido en Colombia (186 personas asesinadas), México (45), Brasil (26) y Honduras (17). A su vez, dicho informe establece como causas la defensa de los derechos a la tierra, al medio ambiente y de los pueblos indígenas (48% del total de asesinatos). Así también, Global Witness 2022 vuelve a señalar que en la región de la Amazonía ocurrieron 39 ataques letales; siendo por tanto uno de los lugares más peligrosos del mundo para las personas defensoras de tierra y ambiente. Muchas de ellas mujeres.
Ser mujer en la Amazonía, ser defensora de derechos humanos
En muchas ocasiones nos escuchamos, como mujeres en la lucha por la casa común, también como defensoras de derechos humanos. Pero pocas somos conscientes que, desde esa misma defensa, tenemos también nuestros propios derechos reconocidos por las Naciones Unidas.
Celebramos este año el 25º aniversario de la Declaración de Defensores de los Derechos Humanos, a la vez que el 75º de la Declaración Universal de los DDHH. Y la realidad es que somos muy poco conocedoras de este texto aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1999.
En especial, quizás ya desde el inicio del propio texto, en su artículo 1º, que defender los derechos humanos, los nuestros, los de todas las personas, es en sí mismo, un derecho humano: la promoción y la procura de la protección y realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales en los planos nacional e internacional.
Luchar por el mundo, una naturaleza feliz, agua limpia, aire sano, bosque ancestral, una sociedad digna y sin discriminación alguna, es un derecho humano.
Derecho que todas nosotras podemos y debemos exigir que se nos garantice, reconozca y que, por tanto, se lleven a cabo políticas públicas que permitan hacerlo realidad. Cada día. Y para ello, la declaración nos reconoce el derecho de formar asociaciones, organizaciones no gubernamentales, plataformas; también el de reunirnos y manifestarnos pacíficamente; recabar, obtener, recibir y poseer información sobre los derechos humanos; formarnos en derechos y poder debatir y desarrollar principios nuevos relacionados con los mismos.
Aunque ello suponga que muchas mujeres se juegan la vida, tenemos derecho por supuesto a presentar críticas y propuestas a las autoridades para mejorar el funcionamiento de nuestras comunidades, pueblos, países. Y también a alertar, informar, hacer saber y denunciar cualquier amenaza que se ciña sobre nuestros entornos.
Es un derecho humano que nosotras denunciemos las políticas y acciones de los gobiernos que violan los derechos humanos; que ofrezcamos y nos organicemos para tener asistencia jurídica y técnica cuando somos llevadas ante la justicia (tantas y tantas veces, con el aumento sistemático de la criminalización que se nos hace).
Lo es también el acudir a las audiencias, procedimientos y juicios públicos que se llevan a cabo contra nosotras, o los que nosotras llevamos a cabo con quienes violan nuestros derechos, para así asegurarnos del cumplimiento de las normas vigentes y las obligaciones en materia de derechos humanos.
No tener trabas ni control ni censura en nuestras comunicaciones y uso de las redes sociales, los medios audiovisuales, la elaboración de vídeos y documentales.
Disponer de recursos eficaces y poder ejercer de forma legítima, sin cuestionamiento y criminalización, nuestra opción de ser defensoras.
Que nos protejan cuando ejercemos la defensa de los derechos humanos y que se nos faciliten los medios materiales y humanos necesarios para ello, siendo parte de las políticas públicas de nuestros Gobiernos el poder llevarlo a cabo.
Porque, aunque muchas veces nos hagan creer otra cosa, fomentar los derechos humanos y salvaguardar la casa común, es un derecho que todas tenemos y que queremos que se difunda y crezca cada vez con mayor fuerza.
Así, el temor lógico que tenemos ante la realidad de muerte y persecución en nuestra Amazonía, se pueda tornar colectivamente en fuerza y energía común que nos anime a seguir cuidando lo que es de todas las personas y de la naturaleza. Un Don del Tata Dios.
CALENDARIO 2023: GUARDIANES DEL TERRITORIO
El Calendario “Mujeres de la Amazonía 2023: Guardianas del Territorio” confirma la sinodalidad y reflexiona sobre su misión como mujeres que defienden la vida y luchan por la garantía de los derechos para las generaciones futuras.
Este tema se expresa a través del arte de la fotografía con el testimonio de mujeres defensoras del territorio. Sus narrativas deben inspirarnos, generando espacios para compartir vida y acciones, y que estas generen vida y transformación.
Pulse aquí para acceder al Calendario 2023: Calendario 2023: Mujeres de la Amazonía, Guardianas del Territorio – REPAM