En un momento crucial en el que es imperativo animar una reconciliación profunda del espíritu humano, Mauricio López, en Carta de AUSJAL 53, hace ver, citando el Documento Final del Sínodo para la Amazonía, que estamos llamados a tejer “una alianza entre los habitantes de la Tierra y la casa común, a la que debemos cuidado y respeto. Una alianza que suscite paz, justicia y acogida entre todos los pueblos de la familia humana, como también de diálogo entre las religiones”.
Por Luis Miguel Modino
El director del Programa Universitario Amazónico – PUAM, que puede ser considerado uno de los frutos del Sínodo para la Amazonía, remitiéndose al Concilio Vaticano II, ve entre tantos otros caminos de reforma, “el afirmar la necesidad de la Iglesia de responder ante los graves signos de los tiempos que aquejan a la humanidad pues nada verdaderamente humano es ajeno a Dios”. Ahí coloca la educación y el trabajo de la Iglesia Católica como medios imprescindibles para reconstruir el tejido social y proclamar el camino hacia un otro mundo posible, con cabida para las distintas miradas e identidades, la diversidad, vista como expresión viva del rostro pluriforme de Dios y como mecanismo de contraposición frente los múltiples proyectos de muerte.
Desde ahí llama a la educación católica a “superar toda actitud de privilegio o exclusión, para escuchar las voces nítidas de los pueblos, quienes han de ser sus primeros y más importantes interlocutores de manera directa o indirecta, y que la función educativa sea un puente para que ellos, sobre todo los más vulnerables, puedan tener vida y vida en abundancia”.
Proceso de educación superior Amazónico a partir del Sínodo
En el número 114 del Documento Final del Sínodo se expresa la decisión de la creación de una propuesta universitaria para la Amazonía. Según Mauricio López “la experiencia de la iglesia discípula y misionera en la territorialidad geográfica, ecosistémica, espiritual y sociocultural Pan-Amazónica representa caminos eclesiales inéditos en el compromiso con las periferias”, resaltando su papel determinante “a pesar de sus muchas limitaciones y graves yerros”. Ante el hecho de haber sido históricamente una presencia fragmentada, defiende “que es imprescindible asumir una perspectiva pastoral territorial”.
Desde ahí llama a la Iglesia en la Panamazonía a caminar juntos con sus propias experiencias y en unidad, sin pretender uniformidad, a ser servidora que promueve y fomenta respuestas concretas y acercamientos a las periferias para su promoción. Llama a una vocación de escucha, a estar presente en el territorio desde la interculturalidad, a ser profética, que anuncia y denuncia ante los signos de muerte.
La importancia del territorio Amazónico para la vida del planeta
Desde los aportes de la Amazonía, Mauricio destaca que es fuente de vida, pues en ella “la vida está inserta, ligada e integrada al territorio, que como espacio físico vital y nutricio, es posibilidad, sustento y límite de la vida”. Todo ello en una realidad pluriétnica y multicultural. Una vida en abundancia que se expresa en lo que los pueblos indígenas conciben como “buen vivir”, algo que cobra sentido por el hecho de que “la vida en la Amazonía está amenazada por la destrucción y explotación ambiental, por la violación sistemática a los derechos humanos de la población”, sobre todo de los derechos de los pueblos originarios.
Mauricio relata las amenazas a la vida en la Amazonía, nacidas de múltiples consultas a las comunidades amazónicas, afirmando que “el cambio climático, la deforestación, incendios y cambios en el uso de suelo están conduciendo la Amazonía hacia un punto de no retorno, poniendo en riesgo los ecosistemas y ejerciendo presión sobre las comunidades y culturas locales”.
Son desafíos a la salud de un pueblo con un sentido integral de la vida no contaminado por un materialismo economicista; desafíos a la educación, que como dice Evangelii Gaudium, “enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración en valores, una educación abierta a la interculturalidad”; desafíos desde la identidad de los pueblos y para una Ecología Integral, que libere de una visión fragmentaria de la realidad, que no es capaz de percibir las múltiples conexiones, interrelaciones e interdependencias.
La propuesta del Programa Universitario Amazónico desde los sueños del Papa Francisco
A partir de los 4 sueños del Papa Francisco en Querida Amazonía, que sostienen la misión territorial de la Iglesia en la Amazonía, se entiende la naturaleza y misión de este Programa Universitario Amazónico – PUAM, destaca Mauricio López. Desde ahí sostiene que “en términos de las características de un Programa Universitario, el enfoque de diálogo intercultural, de valoración de las identidades y sabidurías territoriales, y el anhelo de servir a la realidad particular de los pueblos y comunidades nos ayuda a romper con la idea tradicional de modelos universitarios occidentales más clásicos”.
Un programa autónomo, pero relacionado con la Conferencia Eclesial Amazónica – CEAMA, y en profunda comunión con la Red Eclesial Amazónica – REPAM. “un trípode de presencias Eclesiales abordando las perspectivas de urgencias territoriales y acompañamiento a la lucha y defensa de los pueblos y comunidades (REPAM), de la institucionalidad y perspectiva de servicio eclesial inculturado con visión a largo plazo (CEAMA), y de servicios interculturales de educación superior para las comunidades y pueblos (PUAM)”, afirma Mauricio recordando las palabras del cardenal Claudio Hummes. Un Programa insertado en la Pontifica Universidad Católica del Ecuador – PUCE, y en profunda colaboración con AUSJAL, asociación que ha acompañado este proceso desde su inicio.
Pedagogía libertadora, itinerante, popular y dinámica
“El PUAM asume una pedagogía libertadora, itinerante, popular y dinámica que se sustenta en la escucha cercana, permanente y activa de y con los sujetos prioritarios identificados. De esta manera, la oferta educativa podrá sumar los procesos y experiencias existentes, y así responder de manera más efectiva a las necesidades y urgencias señaladas por los territorios para elaborar propuestas emergentes y transformadoras”, sostiene su director.
Por ello destaca como interés del PUAM “generar una co-construcción de contenidos junto a las experiencias ya existentes, a los caminos del Sínodo Amazónico (con la REPAM y la CEAMA) y desde los saberes ancestrales, inculturados e interculturales para tejer con los sujetos prioritarios y constituir polos universitarios – modelos territoriales (Centros Comunitarios Educativos CCE) que faciliten el acceso a sus programas en los distintos lugares de la región Panamazónica”.
Educación popular mixta
El modo de llevarlo a cabo es “modelos de educación popular mixta, tanto virtual, presencial y con apoyo de herramientas offline (para los lugares sin o con difícil acceso a internet), que faciliten el aprendizaje colaborativo y el enfoque multiplicador y transformador, con la perspectiva de la educación en y desde los márgenes (Jesuit Worldwide Learning)”. En ese sentido, “el PUAM propiciará conocimientos escalables, transferibles, sustentables y resilientes que aporten a la transformación social, cultural, política, ecológica, económica y eclesial en la Panamazonía”.
Mauricio López insiste en que “se tendrá una especial atención a las periferias existenciales, culturales, geográficas y socioeconómicas, para tender puentes entre los márgenes y los programas universitarios, así como activando las alianzas y redes con instancias académicas, pastorales y-o sociales de la Iglesia o civiles, para atender los gritos del territorio y sus pueblos”.
Finalmente, insiste en que “entre la población destinataria se subraya la necesidad de acompañar y fortalecer los aportes desde, entre y para las mujeres, como formadoras y sabedoras de la cultura, para sumar mayores esfuerzos ante los diversos tipos de violencias que ponen en riesgo su vida día a día; los pueblos indígenas desde sus identidades y cosmovisiones, así como también pueblos campesinos, periferias urbanas, jóvenes y otros grupos vulnerables”.
Fuente: ADN Celam