La visión de Papa Francisco comunicada a través de Laudato Si (Sobre el cuidado de nuestra casa común)

Laudato Si es “un gran y oportuno don para la humanidad” dice Jeffrey Sachs, uno de los economistas más distinguidos de nuestros tiempos. Los líderes políticos mundiales del Norte y del Sur lo aplaudieron, incluso los científicos, los teólogos y gente en todo el planeta, en la Iglesia y más allá, todos los que se preocupan del mundo y sus pueblos le dieron una calurosa acogida. Pero, el elogio más fuerte vino de la cadena americana conservadora, Fox News. Después de echarle un vistazo, declaró: “ El Papa Francisco es la persona más peligrosa del planeta.”  Qué aplauso! Qué aprobación!

Evangelii Gaudium (EG) – La Alegría del Evangelio

  • La encíclica Laudato Si de 2015 es el plato fuerte de nuestra comida de hoy. Sin embargo, un poco antes, en 2013, Francisco nos dio una “entrada” con su exhortación apostólica, EG. Ambos documentos autoritativos forman parte del Magisterio de la Iglesia. No son entrevistas de una rueda de prensa o comentarios sobre la marcha que se puede ignorar. Los profetas del Antiguo Testamento, Samuel, Jeremías y Amós, interponen con frecuencia: “Es el Señor quien habla.” Por lo tanto, de vez en cuando, uno debería tal vez interponer, “Es el Magisterio de la Iglesia que habla.”
  • No obstante, EG está escrito de una manera y en un tono de voz bien distintos al estilo habitual de los documentos magisteriales de Roma. El Papa Francisco escribe de una manera amena, informal y con los pies en la tierra, con cariño y agudeza, pero también utiliza palabras severas. Palabras severas dirigidas al elitismo y al clericalismo en la Iglesia. Palabras rigurosas también contra el materialismo y el individualismo egoísta, y a la indiferencia frente a la injusticia social y el sufrimiento de los pobres que va empeorándose.
  • EG tiene dos enfoques fundamentales. En primer lugar, la transformación del modo de vivir como Iglesia, impulsándonos a hacernos una Iglesia misionera auténtica, y cada uno de nosotros un “discípulo misionero”. En segundo lugar, para reposicionar los pobres donde pertenecen, es decir, en el pleno seno de la misión de la Iglesia. En resumen: discípulos a la vez alegres y misioneros y una auténtica opción por los pobres.

198  “Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres… a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia. Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas,” como hizo el propio Papa la semana pasada cuando visitó a los refugiados en Lesbos.

  • Francisco repite varias veces, como mantra, “las realidades son más importantes que las ideas!” Teniendo esto en cuenta, examina las realidades de nuestro mundo y en la Iglesia y sostiene un espejo para que podamos vernos a nosotros mismos.
  • Critica la economía de exclusión y desigualdad que domina nuestro mundo.

53  “Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muera de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa.”

  • Después apunta hacia la cultura materialista y la adulación de dinero.

55  “La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero.”

  • Pero, sobre todo, arremete contra el consumismo compulsivo y desenfrenado en el cual la ética ha desaparecido.

2  “El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada…ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres…Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanentemente.”

  • Francisco lamenta lo que describe como “la mundialización de la indiferencia” al sufrimiento de hoy en día, una expresión que cita con mucha frecuencia.  Está parecida a una frase citada por el Superior General de la Compañía de Jesús, Padre Adolfo Nicolás, “la mundialización de la superficialidad” a la cual estamos sometidos por los medios de la comunicación.
  • Finalmente, rechaza el pesimismo estéril de los pájaros de mal agüero en la Iglesia.

84  “Llegan, a veces, a nuestros oídos, hiriéndolos, ciertas insinuaciones de algunas personas que… no ven en los tiempos modernos sino prevaricación y ruina […] Nos parece justo disentir de tales profetas de calamidades, avezados a anunciar siempre infaustos acontecimientos, como si el fin de los tiempos estuviese inminente.” (citando aquí las palabras de Papa Juan XXIII)

  • Francisco vuelve a exponer vigorosamente la enseñanza clave del Concilio Vaticano II y utiliza el lenguaje y conceptos del Concilio que estaban a punto de desvanecerse. Aunque EG, bajo ningún concepto, busca anular la enseñanza eclesiástica tradicional, sin lugar a dudas, sí busca anular (sin miedo) la manera en la que hemos realizado las cosas. Busca cambiar nuestra praxis, nuestra práctica, el modo de transmitir esa enseñanza a través de nuestra pastoral, nuestra manera de atender a la gente y de transmitir esa enseñanza a nuestras comunidades. La buena enseñanza sola, sin una pastoral efectiva, queda vacía, estéril y sin validez. Nos dirige a una nueva manera de ser Iglesia en el mundo actual, es decir, una Iglesia en cada vecindario que es cercana a, y es solidaria con los pobres, haciendo nuestra su causa. En resumen, una fe que discierne los signos de los tiempos y después, practica la justicia. Una fe que practica la justicia!
  • Y nos dirige a una Iglesia descentralizada, una Iglesia inculturada que recibe con los brazos abiertos la subsidiariedad en el contexto de la solidaridad globalizada. La solidaridad y la subsidiariedad son las bases gemelas de la Enseñanza Social Católica. La opción por los pobres es un llamado a cada uno de nosotros sin excepción alguna. Sin embargo, una auténtica opción por los pobres se manifestará de otra forma en Guyana que en el Reino Unido, la India o el Brasil.

49   “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que -una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades… espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: «Dadles vosotros de comer!» (Mc 6,37).”

  • El modelo de Iglesia que Francisco quiere es lo de un hospital de campaña, donde las personas golpeadas y agotadas reciben una acogida compasiva, un lugar de apoyo y de consuelo. En breve, quiere una Iglesia caracterizada por la misericordia, una Iglesia vestida de la misericordia.
  • En otras palabras, una Iglesia pobre en lo referente a la influencia económica y el poder político pero una Iglesia rica a la vez – con una abundancia de misericordia, rica en compasión y solidaridad, rica en inclusión e integración, rica en acompañamiento. Una iglesia que apoya y que parte el pan con los que luchan en el camino del peregrino.
  • De ahí que sea el 2016, este sagrado año de misericordia – y Misericordiae Vultus el postre de nuestra comida!

Laudato Si (LS)

  1. Laudato Si – sobre el cuidado de la casa común – es una contribución significativa a la recopilación de la Ensenañza Social Católica. La encíclica lleva una importancia equivalente a Pacem in Terris  (PT) (y podría decirse a Rerum Novarum.)  Igual a la PT del Papa Juan XXII que inspiraba a los líderes mundiales con su visión moral durante una época en la cual el mundo se veía en peligro de una guerra nuclear y una hecatombe planetaria, hoy LS nos viene durante un período de posible desastre ecológico y está dirigida a toda la gente de buena voluntad. Sobre todo, es un llamado a dialogar con honestidad y transparencia con el fin de involucrar a todos los pueblos, y todas las instituciones y organizaciones que compartan esta profunda preocupación por nuestra casa común.
  1. Teniendo en cuenta su mantra: “la realidad es más importante que las ideas”, se entiende que su deseo es que en los rangos altos en la Iglesia y en la sociedad escuchen, entiendan, sientan y huelan la perspectiva de los pobres. Es la exposición a la realidad que nos puede transformar. La presencia de las ideas en nuestra vida es algo mucho más efímero. La falta de un encuentro real y concreto con los problemas de los marginados entumece la consciencia. No es de extrañar entonces que se note una lógica de “ver – juzgar – actuar” en esta encíclica. Es una carta para la lectura universal pero nosotros tenemos que ponerlo en práctica aquí en Guyana, sobre todo porque el párrafo 38 habla específicamente sobre nuestro bosque pluvial, “esos pulmones del planeta repletos de biodiversidad” que necesitan protección especial (42).
  1. La primera realidad que examina es el estado del planeta, nuestra casa común – y el “Rerum Novarum” de nuestros tiempos, “los nuevos problemas” de la exclusión social y la degradación ambiental que amenazan a nuestra casa común.
  1. LS no entra directamente en el debate científico lo cual sería inapropiado porque queda fuera del alcance de su pericia (188). No obstante, presenta con claridad un resumen del sólido consenso científico que prevalece. Las emisiones de los gases CO2 están aumentando rápidamente y perturban el sistema climático, debilitando los sistemas capaces de sostener la vida humana y de millones de especies en el planeta y ponen en riesgo el desarrollo sostenible en todas partes. “El clima es un bien común, de todos y para todos.” (23) La tierra gime bajo la espantosa contaminación y degradación.  “La Tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería.” (21) La Tierra llora la destrucción de la biodiversidad y la desaparición de especies enteras a causa del descuido humano. Son lágrimas secas, resultado del mal uso del agua mientras que los desiertos van creciendo. El Papa Francisco nos invita a buscar un momento de calma para escuchar estos sufrimientos. Para escuchar el grito de la Tierra.
  1. “..basta mirar la realidad con sinceridad para ver que hay un gran deterioro de nuestra casa común.” (61)  “Desnudando la tierra de sus bosques naturales o destruyendo sus zonas húmedas; que los seres humanos contaminen las aguas, el suelo, el aire. Todos estos son pecados “  (8) “Si la mirada recorre las regiones de nuestro planeta, enseguida nos damos cuenta de que la humanidad ha defraudado las expectativas divinas “ (61) Los peores impactos del cambio climático afectarán a los países en desarrollo. Los efectos más graves de la contaminación del agua, de la atmósfera y la destrucción ambiental de las plantas, los bosques, los suelos y los ríos serán sufridos desproporcionadamente por las comunidades y los pueblos más pobres.  Las ganancias rápidas y fáciles que provienen de la destrucción del hábitat forestal y la extracción de los minerales están destruyendo las vidas y la subsistencia en la Cuenca del Amazonas y el planeta. La creciente desigualdad se permite, se anima, y se defiende. La situación de los pobres y los marginados y el destino de la Tierra son inseparables y Laudato Si nos anima a incluir el tema de la justicia en el debate sobre el medio ambiente. (48)
  1. Repetidas veces Francisco insiste que el grito de la Tierra y el grito de los pobres es el mismo grito.  “No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente cuidar la naturaleza.” (139)
  1. Francisco describe y reprocha lo que él llama el paradigma tecnócrata o el enfoque tecnocrático que reduce toda la realidad y la vida humana a objetos, sujetos a una manipulación interminable en búsqueda de la ganancia financiera, y mantiene una falsa esperanza que se puede solucionar y sanear todos los problemas ecológicos quemando más y más dinero y con algunos toques ligeros al sistema económico. El sistema económico depende de esta forma tecnocrática de pensar y está dispuesto a explotar despiadadamente los recursos del planeta con el fin de perseguir su supuesto “progreso”, es decir, una visión de crecimiento económico sin límites y la acumulación de ganancias. El cosmos se ve “como lugar y objeto de una tarea en la que se encierra todo, siéndole indiferente lo que con ello suceda.” (115)  Dios está ausente, y la ética y la moralidad se proscriben gradualmente de la discusión. La economía puede servir nuestro bienestar humano solamente si se mantiene dentro de una estrategia dirigida al bien común.  Hoy en día la economía del mercado global prospera en un bosque oscuro y perverso de injusticia, indiscutida, anclada a un consumismo adictivo y una cultura egoísta de lo descartable. Este proceso está produciendo ya la mutilación de nuestra casa común y un abuso cruel, el empobrecimiento y la migración forzada de sus habitantes más vulnerables, y con poca reflexión sobre las necesidades de la nueva generación.  “A las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y suciedad.” (161)  Pero, “ El ambiente se sitúa en la lógica de la recepción. Es un préstamo que cada generación recibe y debe transmitir a la generación siguiente “ (159)  La solidaridad intergeneracional no es una opción, se trata más bien de la justicia.
  1. Los analistas han destacado cinco mitos perversos, hablados o tácitos, que acechan y crecen debajo de la superficie mientras la moralidad se excluye poco a poco de la discusión. Esta trae consigo “las zonas sin ética” en Gran Bretaña, en la India, en Brasil, y me imagino en Guyana. Estas cinco afirmaciones obscenas son:
  1. La codicia es buena
  2. La exclusión es necesaria
  3. El elitismo es eficaz
  4. El prejuicio es natural
  5. La desesperanza es inevitable

El Papa Francisco no los expone de esta manera sucinta, pero se presentan indirectamente en Evangelii Gaudium y Laudato Si y su enseñanza es a la vez la respuesta y el remedio a este quinteto de comentarios ingeniosos y abominables.  Dejemos claro que Laudato Si está lejos de ofrecer una crítica ingenua al capitalismo como algunos comentaristas han sugerido. De hecho, Laudato Si nos proporciona una reseña nítida e inteligente de las limitaciones fundamentales y los fracasos de la economía del mercado, sobre todo en cuanto a las faltas espectaculares de apoyo para los pobres.

  1. Han habido muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis del medioambiente, pero han sido infructuosos, no solamente por la oposición de los poderosos intereses económicos que van impidiendo el bien común, sino también a causa de una falta de interés general. Por lo tanto, se ven

“algunas declamaciones superficiales, acciones filantrópicas aisladas, y aun esfuerzos por mostrar sensibilidad hacia el medio ambiente, cuando en la realidad cualquier intento de las organizaciones sociales por modificar las cosas será visto como una molestia provocada por ilusos románticos.” (54)

Las actitudes bloqueadoras incluso de parte de miembros de la Iglesia abarcan desde  “la negación del problema a la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas.” (14)  Es claro que hay que enfrentar la indiferencia y superficialidad globalizadas. “Muchos de aquellos que tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas.“ (26) Demasiados de nosotros  “podemos ser testigos mudos de gravísimas inequidades.” (34)

  1. Son muchas las cosas que hay que cambiar, pero sobre todo somos nosotros los seres humanos quienes debemos cambiar. Deberíamos transformar nuestra conciencia de la gravedad de la crisis en nuevas costumbres.  Así Francisco urge a todo el mundo – los individuos, las familias, las comunidades locales, las naciones y la comunidad internacional que pasen página y que asuman la responsabilidad para la tarea de cuidar nuestra casa común.  En la Iglesia, esta reorientación implica una conversión ecológica para transformar nuestra manera de ver, de juzgar y de actuar.  Esta conversión ecológica es imprescindible para convertir a nuestras ideas y intuiciones en una espiritualidad ecológica auténticamente vivida que nos dirija hacia un estilo de vida íntegral al nivel personal en el cual nos comprometemos a servir y responsabilizarnos políticamente.  “No será posible comprometerse en cosas grandes sólo con doctrinas sin una mística que nos anime, sin unos móviles interiores que impulsan, motivan, alientan y dan sentido a la acción personal y comunitaria.” (216)
  1. Francisco escribe acerca de su preocupación profunda, su amor profundo, el hecho de que está conmovido y su reflexión profunda. Quiere que nos metamos intensamente al tema y que contemplemos profundamente – que bebamos de las aguas del manantial del Espíritu – para poder luchar en contra de esta superficialidad siempre presente y afrontar este paradigma tecnocrático. Hay que liberarse de los titulares simplistas y la banalidad del feed de Twitter. Una vez más, Francisco afirma esa espiritualidad de la creación.
  1. La voluntad para resistir la cultura actual de consumismo es el punto clave de esta conversión ecológica. Los grandes cambios necesarios en la política y la economía al nivel mundial nunca sucederán sin el respaldo de una conversión personal y comunitaria extensiva. Francisco apropia una frase infame de Mao Tse Tung, declarando que, “Hay una necesidad urgente para salir adelante hacia una revolución cultural y valiente.”   Antes de tirar la primera piedra a los gobiernos y las empresas multinacionales nos hace falta quitar la viga de nuestros propios ojos. Hay que cultivar las virtudes ecológicas y distanciarnos de una ética de mera obligación (algo que a la gente nunca le gusta), y acercarnos a una ética de las virtudes, es decir perder la idea de que “debemos hacerlo” y abrazar el sentimiento de que “queremos hacerlo.” Debemos extender este cambio a, por ejemplo, nuestro consumo de la electricidad o el agua, o nuestra disponibilidad para practicar el reciclaje, a plantar árboles, o lo que sea.  De esta manera empieza nuestra transición de la buena administración ambiental, lo cual es algo relativamente fácil lograr, hacia algo mucho más difícil – lo que es la amistad y la comunión con la naturaleza. No cabe duda de que la conversión ecológica exige un paso gigante.
  1. La reflexión teológica de Laudato Si reconoce que muchos cristianos han malinterpretado las palabras de Génesis 1: “ – ejerza dominio  sobre toda la tierra,” entendiendo que nos permite una explotación desenfrenada de la naturaleza y la ruptura de la relación con la Tierra.  Sin embrago, Francisco nos recuerda contundentemente que, “no somos Dios” (67) “Esta ruptura es el pecado” (66) Génesis 2 nos enseña a “labrar y cuidar” el jardín del mundo. “Labrar” significa cultivar o trabajar y “cuidar” significa proteger, custodiar, preservar, guardar o vigilar. (67)   De ninguna manera, nos permite arrasar la Tierra descuidando de las demás criaturas. Pero Francisco quiere que vayamos más allá de un mero distanciamiento de la violación y el saqueo de la Tierra. Nos indica el camino reorientándonos de una administración ambiental sabia del mundo natural (presentado por Benedicto XVI y Juan Pablo II) hacia una verdadera comunión con la naturaleza – o sea, una relación afectiva que despierte nuestros sentimientos, emociones, pasión y amor. No se trata de sentir un sentimentalismo ingenuo acerca del medio ambiente. Es una manera de responder al envenenamiento de los ríos y los arroyos por el mercurio de las empresas multinacionales y al montón de suciedad!   “Dios nos ha unido tan estrechamente al mundo que nos rodea, que la desertificación del suelo es como una enfermedad para cada uno, y podemos lamentar la extinción de una especie como si fuera una mutilación.” (EG 215)
  1. Recordándonos que la vida humana está anclada en tres relaciones fundamentales, con Dios, con nuestro prójimo y con la propia Tierra, LS subraya la conexión que vincula cada criatura viva. Las especies no humanas tienen un valor intrínseco más allá de su valor instrumental, dice Francisco, aunque   la naturaleza única de los seres humanos es otra. Se trata, entonces, de priorizar “el hecho de ser” sobre la característica “ser útil” y es por esto que se debe proteger la biodiversidad.
  1. Parece que Francisco descarta completamente la perspectiva antropocéntrica que hace que el ser humano sea la medida de todo, o por otras palabras, la deificación del ser humano. No obstante, rechaza también la Nueva Era ecocéntrica (la Tierra como diosa) y prohíbe explícitamente interpretaciones panteístas. En vez de esto, propone lo que se podría nombrar “una síntesis teocrática” – algo que respeta las interconexiones fundamentales y que nos guía a nosotros los seres humanos hacia comunión con Dios, las demás humanas y la creación.

“Estamos incluidos en ella (la naturaleza), somos parte de ella y estamos interpenetrados.” (139) De esta manera, LS ha logrado articular una “ecología integral.”

  1. Laudato Si es, profundamente, un mensaje optimista. El Creador no nos abandona. La encíclica nos exige a utilizar la razón y la fe juntas para crear un mundo, una casa común, en que el bien común rija la economía, y en que el bien común no solamente se refiera al bienestar humano sino también algo que abrace la reverencia para la tierra física y las demás especies. Se extiende el bien común.  Se ha convertido en el bien común cósmico.   La opción preferencial por nuestros hermanos y hermanas más pobres y por la Tierra es “una exigencia ética fundamental para la realización efectiva del bien común.” (158)
  1. LS mira hacia atrás a la inspiración de San Francisco de Asís quién predicaba un mensaje de amor por la naturaleza. Al mismo tiempo expresa sus expectativas sobre las soluciones prácticas de nuestros tiempos y la creación de un nuevo sistema económico que utilice la tecnología y la moralidad para la salvación del planeta de esta espiral de autodestrucción. Francisco se dirige a cada uno de nosotros: saben lo que deberían hacer. Basta ya con las disculpas. ¡Sencillamente háganlo!
  1. Al mismo tiempo, incluyan su preocupación por nuestra casa común continuadamente a sus vidas de oración, quizás buscando la intercesión de Maria, “la Madre y la Reina de toda la creación” y, sobre todo, a su celebración de la Eucaristía. “La Eucaristía une el cielo y la tierra, abraza y penetra todo lo creado” y “En efecto, la Eucaristía es de por sí un acto de amor cósmico… la Eucaristía es también fuente de luz y de motivación para nuestras preocupaciones por el ambiente, y nos orienta a ser custodios de todo lo creado.” (236)

AMEN.

Por Julian Filochowski


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02/06/2016
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