París 08-12-2015 (REPAM).- El viernes 11 de noviembre, conoceremos si los líderes políticos del mundo –reunidos en la COP21-, han sido capaces de llegar a un acuerdo que permita detener o controlar mejor el acelerado cambio climático que vive el planeta tierra.
Actualmente, los grupos de negociación en París, actúan en 4 áreas: El grupo de “implementación” tiene que ver con el financiamiento, la transferencia tecnológica y el fomento de capacidades. El grupo de “diferenciación” busca establecer compromisos diferenciados entre los países que tienen mayor responsabilidad en el cambio climático y los que sufren las consecuencias. Por su parte el grupo que se ocupa de la “ambición” busca establecer los objetivos a largo plazo; en Particular si el aumento de la temperatura debe ser por debajo de los 2 grados centígrados ó de 1,5 grados; como recomiendan diversos científicos. Finalmente, el último está negociando las acciones que se deben tomar antes del año 2020.
¿Cómo controlar y disminuir la producción de los gases que generan el efecto invernadero? ¿Cómo defender y cuidar mejor los bosques, la flora y la fauna en el planeta? ¿Cómo proteger el agua y las fuentes hídricas? ¿Cómo descontaminar el aire, los ríos y los mares? Son algunas de las preguntas claves que la humanidad espera, sean respondidas por los dirigentes mundiales.
Recordemos que el presidente de la COP21, Laurent Fabius, expresó al inaugurar la cumbre: “Esta semana tendréis la oportunidad de contribuir a eliminar la pobreza, a desarrollar las energías limpias, y a crear empleo, abrir perspectivas y hacer renacer la esperanza para el mañana”. Parecen esperanzas muy lejanas, para un sistema y modo de vida basado en una producción desmedida cuyo fin mayor es la acumulación y el dinero, aunque para ello tenga que destruir y depredar la naturaleza y la vida.
A pesar de todo, queremos creer que los negociadores y líderes políticos mundiales, escucharan los clamores de los pueblos y de la madre naturaleza. Esperamos, que los acuerdos a los que lleguen sean valientes y que dichos acuerdos sean vinculantes, es decir que los países se comprometan a cumplirlos y hacerlos cumplir.
Esperamos que se llegue a establecer la meta de una temperatura no mayor a 1,5 grados, con relación a la temperatura que tenía la tierra antes de la llamada era industrial. Ello nos plantearía la necesidad de crear nuevas formas de vida y de relación armónica entre los seres humanos y la naturaleza.
Que las medidas que se acuerden, establezcan también compromisos diferenciados entre los países que más perjudican al medio ambiente y quienes lo hacen menos o son víctimas del calentamiento global.
Esperamos que los dirigentes mundiales escuchen las propuestas de los pueblos originarios y que presten oídos a las palabras del Papa francisco, que defiende a la madre y hermana Tierra: Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Laudato Si)
Pedro Sánchez, Comunicaciones – REPAM