“Los pueblos indígenas, lo que quieren, es una presencia significativa que los acompañe en sus dinámicas cotidianas, en sus luchas, en la defensa del territorio, que como en el pasado, lo hicieron muchísimos misioneros que son signos proféticos de la iglesia”, asevera Mauricio López, Secretario Ejecutivo de la Red Eclesial Panamazónica -REPAM, refiriéndose al próximo encuentro del Papa Francisco con los pueblos amazónicos en Puerto Maldonado.
Los indígenas desean “que aprendamos la lengua, que estemos ahí, inculturados, respetando sus identidades, ayudándoles a precautelar también sus propias tradiciones. Desde ahí, hacer un proceso, también, de enriquecimiento mutuo, de evangelización compartida y desde la perspectiva del descubrimiento de los propios signos de la presencia viva del proyecto de Cristo, pero, a partir de su realidad”, añade Mauricio.
“La defensa de los pueblos indígenas tiene muchos riesgos -enfatiza-. Todos los días en las diversas regiones de la Amazonía, hay persecuciones, violencia y también para nuestro profundo dolor, hay asesinato de defensores y defensoras de los derechos de los pueblos indígenas, de líderes de las comunidades de pueblos indígenas, incluso los más vulnerables, los pueblos en aislamiento voluntario. En muchas ocasiones, bajo la mirada cómplice de autoridades específicas y la incapacidad de muchas instancias gubernamentales de cumplir su mandato de defender la vida y el bien común de todos”.
Por eso, dice Mauricio López, “sigue siendo, aún más importante la valentía y la audacia de toda esta iglesia que quiere responder como lo ha hecho desde el inicio, con mucha más fuerza también en los últimos 50 años, desde el Concilio Vaticano II y dando la vida igual que la están dando hoy los mismos pueblos. No se trata de hacer una acción diferenciada o especial por ser iglesia, no. Se trata de acompañar al propio pueblo de una manera tal y tan cercana que se comparte también el propio destino que está siendo para ellos un destino de muerte, de dolor, pero al mismo tiempo de celebración, de fiesta y de esperanza”.
Es allí donde la REPAM se enfoca y le sigue dando sentido a esta experiencia de encontrarse ahí con el Cristo encarnado, inculturado, como semilla del Verbo. Encontrase en la festividad, en la celebración, en la palabra, y en la cultura que quiere afirmarse, quiere nombrarse, quiere seguir haciéndose presente como propuesta contracultural de mundo, “como propuesta que nos expresa y nos enseña que es posible vivir distinto, que es posible vivir de una manera más armónica y que, entonces, podemos estar seguros que hay futuro y que el Reino también estará fuertemente tejido por estas expresiones vivas del misterio de Dios en los pueblos amazónicos”, dice Mauricio López.
Por estas razones, el próximo encuentro del Papa Francisco con los pueblos indígenas amazónicos es de vital importancia. “Hay toda una capacidad de tender puentes de este papa Francisco con estas realidad diversas y creo yo que la naturalidad y la capacidad que tiene de tocar los corazones ha permitido también que muchos pueblos indígenas se sientan ahora escuchados, afirmados y que eso nos deja a todos un gran desafío también como iglesia, en nuestro caso como REPAM, de seguir de alguna manera dando sustancia y proceso a largo plazo a todo aquello que el Papa Francisco ha venido también estableciendo como puente con los pueblos”.
Sobre el tema de la presencia de la Iglesia entre los pueblos indígenas y de la posibilidad de nombrar ministros casados “viri probati”, comenta, “hay que abordar el tema desde una perspectiva positiva. La iglesia tiene expresiones concretas ministeriales, que podrían responder de una manera mucho más adecuada a la realidad tan acuciante del sentimiento de abandono de muchos pueblos indígenas por parte de la Iglesia”.
Para Mauricio, “La presencia tan esporádica de sacerdotes o misioneros o la ausencia de estos por períodos larguísimos, muchos de ellos que son creyentes que no tienen acceso a los sacramentos, a las expresiones pastorales propias de la iglesia y que hacen parte de su vida, son un verdadero problema. Allí hay un clamor para una presencia concreta, permanente e inculturada”.
“Más allá de viri probati o no, se trata de utilizar los propios caminos existentes como el diaconado permanente, o la posibilidad de dar a muchos de los misioneros y misioneras, como delegaciones formales mucho más específicas para poder ejercer un papel como pastoral con todos los reconocimientos necesarios y que tienen que también hacer parte de este camino. No para sustituir o romper con aquello que ya existe, sino para profundizar, desarrollar, generar nuevos caminos. Y creo que, en esto, el Papa Francisco está pidiendo propuestas osadas”.
El Papa Francisco tiene mucha cercanía con los pueblos indígenas. Y los indígenas los siente cercano. Sienten una afinidad, por sus gestos, por sus palabras sencillas dichas desde el corazón, por los signos que tienen mucha fuerza comunicativa. Todo esto, muestra la certezas de que hay una invitación a cambiar, de que hay también una propuesta teológico pastoral que secunda estos mensajes que se están dando a nivel de la iglesia, sobre todo a través de la Encíclica Laudato Si.
En torno al encuentro del Papa Francisco con los Pueblos Indígenas en Puerto Maldonado, insiste Mauricio “Creo que el Papa Francisco está mostrando a los pueblos indígenas que se pueden dar y se están dando cambios profundos, donde ellos tienen y tendrán la oportunidad de decir su palabra, a partir de lo que son y con una esperanza de horizontes nuevos en los cuales ellos podrán participar. Por ejemplo, en la propuesta del próximo “Sínodo de la Panamazonía” y múltiples otros espacios que se están gestando en las expresiones diversas de la Iglesia, una de las cuales también es la Red Eclesial Panamazónica, REPAM”.