El Día de los Derechos Humanos, que se conmemora todo 10 de diciembre, ha llevado a Mons. Rafael Cob a reflexionar al respecto.
Por Luis Miguel Modino
“En el mundo en que vivimos la palabra ‘derechos’ la escuchamos como lluvia de quejas y protestas que caen cada día en nuestro ambiente, en la radio y en la televisión, en los periódicos y en el conversar del pueblo sencillo, en sus plazas y en sus calles, se deja oír el grito suplicante y a la vez rebelde, ante su situación de precariedad, de no alcanzar a tener lo que necesitan para vivir y muchos para sobrevivir, ante tanta injusticia vivida y sufrida” afirma el presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).
Derechos y deberes
Desde ahí, Mons Cob insiste en que “lo primero que nos sale de la boca ante las injusticias que contemplamos, es decir: ‘No hay derecho’”. En ese sentido recuerda que “también ante el atropello a los derechos debiéramos pensar, si hacemos nuestros deberes. Hombres y mujeres mueren cada día y luchan cada día por un mundo más justo y este es nuestro deber, luchar por la paz y la justicia”.
Mirando a la realidad, el obispo del Vicariato del Puyo señala que “los hombres y mujeres en el mundo siguen levantado su voz porque en infinidad de ocasiones son privados de sus derechos, marchas en favor de la vida humana y su dignidad, pidiendo justicia, reclamando libertad, no podrán hacer callar su voz cuando hay razones para gritar”. Recordando la canción que dice: “si se calla el cantor calla la vida”, insiste en que “si no levantamos la voz profética en defensa de la justicia del pobre oprimido y sufriente, ante el arrollador del poder de los violentos y de los que buscan enriquecerse injustamente a costa de vulnerar los derechos humanos y de no respetar la vida de los demás, nos hace pensar si no estamos cumpliendo nuestro deber ante este mundo que muere por la injusticia”.
Indignarse ante la injusticia
Citando Querida Amazonía, Mons. Cob dice que “es necesario indignarse como se indignaba Moisés y Jesús, como Dios se indigna ante la injusticia. No es sano que nos habituemos al mal, no nos hace bien que nos anestesien la conciencia social mientras una estela de dilapidación e incluso de muerte pone en peligro la vida de millones de personas”. Desde ahí afirma que “frente al derecho que exigimos se tuercen los argumentos para querer justificar lo injustificable en beneficio de unos pocos y en perjuicio y detrimento de muchos”.
“Que fácil es decir: tengo derecho a la vida, al trabajo, a la vivienda, a la educación, al agua, a un mundo donde podamos vivir en paz y en armonía. Pero cuán lejos está este sueño escrito en los papeles cuando no creamos conciencia colectiva de nuestra obligación de construir paz y justicia ante tanta discriminación e indiferencia”, afirma el obispo. Desde ahí destaca que “la paz es fruto de la justicia y es obligación de todos construirla. Ante este mundo sufriente por la vulneración de los derechos humanos, necesitamos que nuestra mente y nuestro corazón caminen a la par, que lo que hablamos con la boca lo defendamos con el corazón”.
Falta de respetos a los derechos humanos
Recordando la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, la define como “el primer documento legal en establecer la protección universal de los derechos humanos fundamentales”. Tras casi 75 años, “nuestro mundo sigue sufriendo por la falta de respeto a sus derechos humanos y universales”, según el presidente de la REPAM.
“Los derechos se deben fundar en la justicia y en el respeto, parece que algunos solo saben decir ‘tengo derecho’”, recordó, “pero ¿cuándo decimos tengo la obligación de trabajar por que se cumplan esos derechos?”, se pregunta Mons. Cob. Desde su lugar de misión, recuerda que “en la selva de tantos derechos nos perdemos y olvidamos de tantos hermanos que defienden y cuidan este Planeta Tierra que se contamina y se explota sin medida, hasta convertir nuestra atmosfera irrespirable”. Desde ahí llama a “recordar que la vida humana necesita de esta tierra y esta tierra necesita de la vida humana, que la Naturaleza de esta tierra tiene sus derechos que debemos respetarlos para vivir en paz y armonía, todos nos necesitamos todo está interrelacionad”, preguntándose: “¿Cómo vivimos esta realidad?”.
Tomar conciencia del mal y del bien
Recordando que “el principio de universalidad de los derechos humanos es la piedra angular del derecho internacional de los derechos humanos”, Mons. Cob afirma que “esto supone que todos tenemos el mismo derecho a gozar de los derechos humanos”, llamando a hacer “más humano nuestro mundo, humanidad que supone bondad y amor, compasión y solidaridad, que supone restaurar la belleza de la vida de todo ser creado, que supone tomar conciencia del mal y del bien que podemos hacer actuando con responsabilidad o sin ella”, insistiendo en no olvidar que “los derechos se defienden cumpliendo nuestros deberes”.
Finalmente, recordando la cita bíblica: “Y vio Dios que todo lo que había creado era muy bueno”, el presidente de la REPAM llama a defender “la bondad de la Creación que Dios nos ha regalado”.
Fuente: ADN Celam