Mons. David Martínez de Aguirre, en Roma: “Las plumas son lo externo, miremos y descubramos su corazón”

Acumular sólo una cosa en la vida: relaciones personales. Dialogar con la naturaleza. Saber entablar alianzas. El Secretario Especial del Sínodo de la Amazonía y obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, David Martínez de Aguirre, invita al mundo occidental a escuchar la voz propia de los pueblos indígenas para que ellos sean quienes muestren quiénes y cómo son.

Beatriz García Blasco – CAAAP

Roma. Mientras Francisco pronunciaba su discurso inaugural del Sínodo de la Amazonía en presencia de los cerca de 300 participantes, la sala rompió en aplausos en varios momentos. Uno, sin duda, fue este: “Ayer me dio mucha pena escuchar, aquí dentro, un comentario burlón sobre ese señor piadoso que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza. Decíme, ¿qué diferencia hay entre llevar plumas en la cabeza y el tricornio que usan algunos oficiales de nuestro Dicasterio?”.

Una pregunta que el Papa lanzó al mundo y que evidencia, una vez más, el trato igualitario, de personas a personas, que debe imponerse y normalizarse cuando hablamos, dialogamos, caminamos y apoyamos a las poblaciones indígenas. De la Amazonía o de cualquier otro lugar del planeta. Igualdad.

Sobre esto, en rueda de prensa ante medios internacionales, se interrogó a monseñor David Martínez de Aguirre, obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado y, en este Sínodo Especial de la Amazonía, asumiendo el importante rol de Secretario General. “Yo, particularmente, me siento con un cierto escrúpulo ante los pueblos indígenas con quienes he vivido”, afirmó en referencia a los 15 años que convivió en la Misión de Kirigueti con indígenas matsigenkas de la selva del Cusco (Perú), “sentir que yo vaya a ser quién les represente… Mi experiencia me dice que ellos tienen voz propia y, además, cuentan con los mecanismos para mostrarse al mundo”. Propone, el obispo de corazón matsigenka, ser simplemente aliados, poner a su servicio los medios occidentales para que sean los representantes indígenas quienes, con voz propia, muestren lo que son.

Como misionero, compartió casi 15 años de su vida con indígenas matsigenkas del Bajo Urubamba. En la imagen, con niños del pueblo yine de Santa Teresita. Foto: Pavel Martiarena

08/10/2019
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