Por Jonathan Hurtado (CAAAP)
Felipe Arizmendi Esquivel es Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, México; y es miembro del Departamento de Cultura y Educación del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Por estos días se encuentra en Lima, participando del Encuentro de la Región Andina de Obispos y Secretarios de Comisiones Episcopales sobre Pastoral en los Pueblos Originarios, cita que empezó el lunes y culmina el viernes.
Hasta la capital peruana han llegado representantes de Bolivia, Colombia, Ecuador, Venezuela y, naturalmente, Perú; de este último de los vicariatos de San José del Amazonas y de San Ramón.
Se trata del tercer encuentro de este tipo celebrado para la región. México y Centroamérica ya tuvieron uno, al igual que Brasil, Paraguay, Chile y Argentina. El encuentro de estos últimos se llevó a cabo el año pasado en Santiago. Como fruto de estos tres encuentros, del 5 al 9 de noviembre, en Bogotá, se desarrollará una nueva cita para seguir compartiendo las realidades de los pueblos originarios y el trabajo de la Iglesia.
Entre las diversas funciones que desempeña, Felipe Arizmendi Esquivel participa en la coordinación de las traducciones de la biblia a idiomas originarios. Como parte de un amplio equipo, donde también participan representantes de pueblos indígenas, espera pronto culminar la traducción de toda la biblia al Nahuatl.
-Como parte de este encuentro se han compartido experiencias de diversos países sobre lo que ocurre hoy con los pueblos originarios, ¿qué hechos le han llamado más la atención?
Algo que está sucediendo no solo en los países andinos sino en toda América Latina es, por una parte, la emergencia de los pueblos indígenas, algo que cada día va tomando más importancia. Pero, al mismo tiempo, (sucede) la persistente marginación que están sufriendo en todos los aspectos, aun, y lo digo con vergüenza y con tristeza, dentro de la misma Iglesia. Sí hay gente en la Iglesia católica que trabaja mucho, se desvive, son mártires de la pastoral con los pueblos originarios; pero hay otros que se resisten a ello, que no le dan mayor importancia, aun la menosprecian pensando que eso no sirve para nada, (dicen) que porque ya son pueblos destinados a desaparecer, lo cual es un pecado gravísimo de parte nuestra. Pero por otra parte se ve el surgir de nuevas vocaciones sacerdotales y religiosas, aunque no en la cantidad que desearíamos, pero es notable cómo cada día va habiendo más sacerdotes, religiosas y laicos indígenas que están comprometidos en apreciar, valorar, rescatar, apoyar, impulsar a sus propios pueblos.
Otra cosa que me llamó la atención también es que cada día hay más emigración de los pueblos originarios hacia las grandes ciudades, no solamente a las capitales de cada país, sino a las grandes ciudades regionales, con sus ventajas y desventajas. Ventajas en educación, escuelas y en salud, incluso de deporte. Pero al mismo tiempo se pierden en el anonimato, y de parte de la Iglesia no ha habido suficiente atención pastoral a estos pueblos, sobre todo, en las ciudades. Esto es muy preocupante, que nos está costando trabajo encontrar una pastoral urbana para los pueblos indígenas en los centros urbanos, eso sí me llama la atención. Por otra parte también la preocupación por la degradación del medio ambiente, tanto la deforestación excesiva como la explotación minera que en muchas partes está destruyendo la vida, destruyendo la salud, destruyendo la ecología y eso es sobre todo con connivencia de las autoridades civiles que permiten a las grandes empresa madereras o mineras hacer una explotación sin respetar las leyes que piden una autorización consensuada de los comunidades indígenas y sin el respeto al medio ambiente. Lo que les importa a estas empresas es sacar dinero y no les importa destruir el medio ambiente. Eso es muy preocupante.
-Respecto a la pérdida de identidad en los pueblos originarios, algo sobre lo que también alertó, ¿qué trabajo está realizando la Iglesia?
Mucho. En la práctica (la Iglesia) es la que más perdura en este trabajo de no solamente conservar y preservar, sino ayudar a que se desarrollen las mismas lenguas y ayudando a los mismos pueblos a que le den importancia a su idioma. Porque ellos son los primeros que dicen: nuestro idioma, nuestra cultura, nuestras tradiciones ya no valen en el mundo moderno; y la Iglesia les está diciendo: sí valen. Sería una lamentable pérdida que desaparecieran tantas culturas, tan importantes que hay sembradas por todas partes. A veces hay algunos programas de gobierno, pero como los gobiernos son tan transitorios, cada seis años cambian, dependen también de los intereses políticos, de los intereses económicos, pues la Iglesia es la que ha perseverado, repito, con aplauso de unos y con el menosprecio de otros, lo cual también es muy preocupante.
-En el caso de México me contaban que se ha trabajado en la traducción de la biblia al idioma Nahuatl, ¿considera que esta es una forma de trabajar la identidad?
En efecto, a mí me toca acompañar este trabajo, hay cerca de veinte diócesis que han logrado reunirse, nos reunimos cada cuatro meses durante cuatro días para hacer la traducción, en primer lugar, de las oraciones más comunes, el Padre Nuestro, el Ave María, y después ya empezamos con la misa y se terminó la misa y ese texto ya fue aprobado por la Conferencia Episcopal y está en Roma para su última aprobación; y ahora estamos haciendo la traducción de las fórmulas de los diferentes sacramentos: bautismo, confesión, la confirmación, etc., y es un trabajo que está ayudando a que los pueblos Nahuatl se afiancen en su propia cultura. Y ese es uno de los grandes proyectos, el poder hacer la traducción completa de la biblia al nahuatl y un nahuatl, digamos, actualizado porque ya no sería el que usó en otro tiempo la Virgen de Guadalupe con Juan Diego, porque los idiomas se van renovando, pero en ese sentido es muy interesante que en estas traducciones están desde catequistas, sacerdotes, religiosas, nativos que son hablantes del nahuatl como también especialistas en antropología, en cultura, en la biblia, en liturgia, en teología; es un trabajo interdisciplinar, pero se hace con un nahuatl consensuado. Y hay otros idiomas que también se están trabajando.
-También dijo que le preocupaba el tema de los conflictos socioambientales, algo que pasa mucho en Perú, como seguramente en México, ¿qué lugar tiene la Iglesia cuando surge un conflicto de este tipo?
Lo primero es estar con los pueblos y las comunidades, hacerles ver la gravedad del problema, que por unos cuantos centavos ellos no se dejen comprar y ellos mismos permitan que se haga esta degradación ambiental; entonces el trabajo de base es fundamental. Y sí hemos logrado varias cosas, cuando las comunidades se concientizan y se organizan no permiten. Allí en Chiapas logramos cerrar algunos proyectos mineros y también revertir lo de la deforestación en algunas partes, no en todas, de tal forma que las comunidades más bien se cuiden no solamente de talar desmedidamente, sino también de sembrar, de revitalizar algunos lugares. Pero también, por otra parte, (el lugar de la Iglesia) también está en denunciar públicamente, y a veces hablar directamente con las autoridades civiles porque de ellos dependen los permisos. En Chiapas nosotros hablamos con el gobernador local y sí se logró que él diera los pasos para que se cerraran algunos proyectos mineros. Entonces necesitamos trabajar en los dos niveles, con el pueblo que es el más importante, pero también con las autoridades competentes.
-A raíz de las experiencias compartidas, se ha visto que la labor pastoral de la Iglesia en algunos casos se presenta cada vez más difícil.
Lo que ha pasado es que en muchos lugares la atención pastoral a las poblaciones originarias se confió a varias congregaciones religiosas, y algunos religiosos y religiosas muy dignos de encomio, muy notables, muy generosos, se fueron a los lugares donde más falta hacía y eso hay que reconocerlo. En muchas congregaciones fueron ellos la avanzada de la Iglesia. Sin embargo, en la actualidad muchas congregaciones religiosas no se han podido renovar lo suficiente, y no tienen suficientes vocaciones y están por eso abandonando algunos puestos de misión, en estos lugares más distantes y difíciles. Y en ese sentido, en varias partes, yo lo digo en México, son las diócesis con el clero diocesano quienes están asumiendo esos lugares que antes ocupaban las congregaciones religiosas masculinas y femeninas. Por eso yo decía que en algunas partes hay un aumento ya de clero nativo y de religiosas nativas; y eso por una parte está trayendo también como una reacción, que si ya no hay quien, es una ocasión para que las vocaciones locales surjan. En México pasó una cosa muy curiosa hace casi dos siglos, que Benito Juárez expulsó a todo el clero extranjero, pero eso trajo al principio como problemas, pero luego como consecuencia que en México es mucho más abundante el clero diocesano que el religioso. Es decir, trajo una reacción que nadie se esperaba, que él quiso expulsar a toda esta gente para acabar con la religión, pero surgieron los nativos. Pues está pasando eso de que en muchas partes están surgiendo los catequistas nativos, los diáconos permanentes nativos, la mayoría son indígenas, entonces está trayendo esta reacción positiva.
-El Papa estuvo en Perú, en Puerto Maldonado, a inicios de año, ¿qué opinión tiene del mensaje que dio?
Se me ha hecho de los más trascendentes a pueblos originarios, porque por una parte resalta la importancia de estos pueblos, de la importancia de su cultura, tanto que el Papa dice: ayuden, casi casi, exijan a los obispos, sacerdotes, religiosas que sean amazónicos, que sean una Iglesia con rostro indígena. Entonces esto es bien importante. Y en segundo lugar, aquí también está la valentía del Papa para denunciar todo lo que es la explotación minera y forestal que está destruyendo las comunidades, no solo el medio ambiente, sino a las propias comunidades trayendo enfermedades, trata de personas. Se me hizo un discurso muy valiente, muy oportuno y muy digno de resaltar; y por eso en estas reuniones estamos retomando qué dijo, qué hemos hecho, qué no hemos hecho.
-Cuáles son sus perspectivas sobre el Sínodo Panamazónico que se realizará el próximo año?
Lo vemos con mucha ilusión y como una inspiración profética del Papa, porque así como es importantísimo para el planeta toda la zona amazónica, pues también pasa con otras partes. Reduciendo las dimensiones, en México, por ejemplo, toda la selva de Chiapas tiene una gran importancia, donde también hay gran depredación. Este sínodo panamazónico podría inspirar acciones semejantes en otros continentes, lo cual es muy importante porque nos importa mucho salvar este planeta que Dios nos regaló y que lo estamos destruyendo irresponsablemente.