Un encuentro en el que se ha querido hacer presente la lucha por la tierra y los territorios, por los pueblos que habitan la Amazonía.
Por Luis Miguel Modino
El Núcleo de Derechos Humanos de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) quiere continuar avanzando en la defensa de aquello y aquellos que no cuentan. Un encuentro que tiene lugar en Manaos los días 8 y 9 de noviembre, pero en el que algunos de los participantes se hacen presentes virtualmente, cada uno desde los territorios en los que luchan por una Amazonía que sea fuente de vida en el corazón del Planeta y de la Iglesia.
Que el Espíritu ayude a continuar el camino
Una oportunidad para “pedir al Espíritu que nos ayude a continuar el camino”, en palabras del Padre Peter Hughes. Y hacerlo en la REPAM, que siempre ha puesto el territorio en el centro y que ve este encuentro como oportunidad para volver al territorio con nuevos ojos y nueva sensibilidad, para “aprender a escuchar el grito de la Tierra”, que nos dice el Papa Francisco en Laudato Si´, en una Amazonía que en palabras del Santo Padre en Puerto Maldonado es “una tierra invadida”. Todo ello como consecuencia de la busca ilícita de los recursos naturales, lo que hace que la tierra sea víctima de este tipo de proceder, sustentado en una falsa promesa de desarrollo, que el Papa Francisco llama en Querida Amazonía “actividad criminal”.
La REPAM es llamada a insistir mucho en escuchar a la Tierra y sus habitantes, a los pueblos originarios, a los pobres, según Peter Hughes. Una mirada que hay que integrar, pues el mundo vive una sola crisis, que plantea muchos interrogantes y ofrece pocas respuestas en el actual panorama mundial. Una realidad que la pandemia ha puesto de manifiesto, revelando el abandono que sufre la Amazonía y sus pueblos y la necesidad de cambios para evitar una catástrofe planetaria.
Llamada a la vida y a la esperanza
Una llamada a la vida, a la esperanza, todavía más ante los gritos que desde el territorio perturban a quienes forman parte del Núcleo de Derechos Humanos de la REPAM: minería ilegal, vulnerabilidad de los pueblos, defensa jurídica ante las agresiones, destrucción de las culturas. Desde ahí la REPAM llama a un camino de liberación, en el que tienen un papel los derechos de los pueblos, de los líderes y lideresas, de los territorios, siendo llamada la REPAM a ser acompañantes creativos.
Un territorio que “necesita cambios radicales con suma urgencia”, en palabras de Peter Hughes, algo expresado en el primer sueño del Papa Francisco en Querida Amazonía, que lleve a escuchar la voz y respetar la dignidad de los pueblos. Para que eso sea eficaz es necesario abrir un camino nuevo, en el que es necesario afirmar que no hay cambios sin derechos, insistió el Padre Hughes, llamando a no quedarse en deseos y llegar a cambios reales. Esto se ha hecho realidad en la Escuela del Núcleo de Derechos Humanos de la REPAM, que ya cuenta con tres ediciones, con un impacto muy poderoso a la hora de producir cambios, que ha puesto instrumentos reales en manos de los pueblos originarios para que la voz de la Amazonía, en un trabajo de incidencia, sea escuchada, inclusive en instancias internacionales.
Abrir puertas en instancias internacionales
Un trabajo que conecta voces, que abre puertas en Naciones Unidas, en la Organización de Estados Americanos, en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que valoran y respetan el camino que hace la REPAM. Un trabajo que debe crecer entre el Núcleo de Derechos Humanos y los otros núcleos y ámbitos de la REPAM, según Hughes, llamando a reforzar este camino y ser muy conscientes de estar avanzando en un camino sinodal.
La REPAM se va consolidando como una garantía, que se hace eco de la voz de las comunidades, impulsando el cuidado de la casa común y de la vida humana, enfrentando el modelo económico dominante y favoreciendo las economías locales. Un organismo que es actor social y político, ocupando espacios en organismos internacionales a través de los líderes, desde una eclesialidad hacia fuera, promoviendo desde el acompañamiento sistemático el liderazgo desde el territorio y la interconexión, que crea redes de protección para continuar luchando, con una espiritualidad que compromete.
Un Dios amigo que acompaña hasta las últimas consecuencias
Lenguaje de la gratuidad, de la fe, de la espiritualidad encarnada, en un camino, abierto por el Papa Francisco, que pone la escucha como piedra angular, escucha del territorio y de sus pueblos, según Peter Hughes. Una escucha creyente que nace de una fe que es un don de un Dios que es amigo y nos acompaña hasta las últimas consecuencias. Una escucha desde el Espíritu de Dios, presente en lo que habla el pueblo, una escucha que es un arte de poder discernir la voz de Dios que está presente en el pueblo. Algo no fácil, recordó Hughes, en una Iglesia que está más acostumbrada a hablar que a escuchar, y es desafiada a descubrir un nuevo modo de hacer las cosas.
Un núcleo que tiene una historia, que se puede decir que nació antes de la propia REPAM, en la que encontró una aliada. Eran experiencias relacionadas con los Derechos Humanos presentes en diversos países de la Panamazonía, como ha recordado Mauricio López. Se trataba de buscar el protagonismo de los actores del territorio en busca de la exigencia de derechos humanos, darles la voz en espacios internacionales, acompañar las amenazas, tener incidencia, darles formación que después es replicada en los territorios. Un instrumento que ha ayudado a crear jurisprudencia interamericana sobre la realidad amazónica y a que la Iglesia lleve a instancias internacionales las denuncias de los pueblos.
Algo que se ha ido haciendo realidad en momentos concretos, que han ayudado a tejer alianzas, haciendo aportes que han trascendido la propia Amazonía, recordados por Sonia Olea de Caritas Española. Se trata de hacer realidad nuevas metodologías desde el ser red, de avanzar en un camino no siempre fácil, de llegar a frutos surgidos de itinerarios de incidencia y largos procesos de informes, donde un elemento decisivo es recoger la voz de los vulnerables. A partir de ahí se generan estrategias que hacen realidad en la vida de los pueblos los derechos humanos tan necesarios como distantes en la Amazonía.
Fuente: ADN Celam