Del 17 al 19 de julio, se realizó en Roma el encuentro de representantes de comunidades afectadas por actividades mineras, organizado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz (PCJP) en colaboración con la red latinoamericana Iglesias y Minería, con el lema “Unidos a Dios escuchamos un grito”. Participaron representantes de 18 países del mundo (asiáticos, africanos y americanos).
La Iglesia católica, desde hace años, pero especialmente ahora, bajo la guía del Papa Francisco, viene expresando su preocupación por los efectos que ocasiona a la naturaleza y a los pueblos la intervención de empresas mineras en diferentes regiones de Latinoamérica.
En ese sentido, Luis González, de la Mesa Nacional frente a la Minería Metálica en El Salvador explicó para el portal web “Habla El Salvador”, que el apoyo de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos sobre la lucha contra la minería en ese país es importante y además espera que no se vulneren los derechos de la Comunidad de Cabañas donde se han hecho proceso extractivos.
En Perú, en mayo de 2015, la Conferencia Episcopal de ese país, hizo un llamado de justicia y paz para velar por la vida del hombre, el cuidado del suelo y el agua en la ejecución del proyecto minero “Tía María” en la provincia de Islay. El comunicado de los obispos del Perú resalta la preocupación por el bien común y el cuidado de la Creación.
En julio de 2015, se realizó en Colombia el Encuentro de Comunidades Afectadas por Actividades Mineras, en el que se hizo conocer un mensaje del Papa Francisco en que recordó que la extracción de riquezas del suelo “paradójicamente no ha producido riqueza, sino más pobreza”.
Fuente:cpalsocial.org