Papa Francisco, la Amazonía y el crudo drama de la deforestación

-Menos verde. En los últimos 15 años, el Perú ha perdido más de 1,9 millones de hectáreas de bosque. Actividades ilegales amenazan áreas protegidas y su biodiversidad. En su segunda encíclica, el Papa pidió proteger “nuestra casa común”.

Pulmón herido. La selva ha sido depredada en los últimos 15 años. La agricultura, la tala ilegal y la minería informal han destruido casi 2 millones de hectáreas de bosques. Créditos: Renato Pajuelo

“Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta (…) porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos”.

En el Laudato si’, su segunda encíclica, el papa Francisco expone su preocupación por proteger el planeta y resolver “las dramáticas consecuencias de la degradación ambiental”.

Su visita a Puerto Maldonado, en Madre de Dios, responde a esa necesidad de llamar la atención sobre los peligros que amenazan “nuestra casa común”, dice monseñor David Martínez, obispo de esa provincia.

Las regiones amazónicas han sufrido durante años el violento avance de la deforestación. Entre el 2001 y el 2016, Perú perdió más de 1 millón 974 mil hectáreas de bosque, según el Ministerio del Ambiente. De ese total, más 62 mil son parte de áreas naturales protegidas, mientras que otras 449 mil pertenecen a sus zonas de amortiguamiento.

De acuerdo con el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina, solo hasta el 17 de agosto pasado se talaron 45 mil hectáreas de bosque, lo que equivale a 61 mil 640 campos de fútbol.

Al cierre del 2017 se proyecta perder un total de 155 mil hectáreas, señala Fernando León Morales, viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales. Esto representa una reducción en relación con las 164 mil que se perdieron en el 2016.

“El bosque es un supermercado natural de las comunidades nativas y su pérdida nos debería alarmar en ese sentido. Con cada hectárea perdemos un conjunto valioso de bienes y servicios”, explica el funcionario.

La deforestación interrumpe procesos naturales como la regulación climática y la captura de carbono; la generación de agua, estabilización de suelos, el desarrollo de polinizadores para la agricultura e incluso el ciclo de pesca.

En el Perú se calcula que el 80% de la deforestación se genera por agricultura migratoria y el 20% por minería, tala ilegal, cambio de uso de suelos y otras actividades.

¿Hablará el Papa de estos problemas? Según Martínez, es probable que lo haga, ya que el 19 de enero se reunirá con 3.500 miembros de distintas comunidades indígenas para escuchar sus preocupaciones.

Se espera que ese encuentro interpele a las autoridades sobre sus acciones frente a la destrucción de la selva, el cambio climático y la pobreza. En su encíclica, Francisco cuestiona: “¿Cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos?”.

Acciones para enfrentar la tala en los bosques

El viceministro Fernando León considera que, en la última década, la falta de articulación entre las entidades del Estado no ha permitido combatir adecuadamente la deforestación. Asegura que “recién ahora” se están uniendo esfuerzos.

La mayoría de iniciativas tiene como elemento común el fortalecimiento de las comunidades nativas. Por ejemplo, a través del Programa de Inversión Forestal, se mejorarán las capacidades productivas de las comunidades en el eje Yurimaguas-Loreto, uno de los nueve frentes de deforestación identificados por el país. Se hará lo propio en los ejes Tambopata-Inambari, Huánuco-Ucayali y Atalaya.

Del mismo modo, mediante el Programa Nacional de Conservación de Bosques, se impulsarán “planes de vida” y actividades económicas sostenibles que sean compatibles con los bosques. También se transferirán incentivos a las comunidades para proteger estos espacios.

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Fuente: La República