A vísperas de Fiestas Patrias, el obispo presidió la misa Te Deum y lamentó la “indolencia” demostrada por el Estado hacia las personas más vulnerables.
Por Redacción Madre de Dios
El vicario apostólico de Puerto Maldonado, Monseñor David Martínez de Aguirrre, inició ayer la homilía por Fiestas Patrias dirigiéndose a las autoridades políticas y haciendo alusión a su falta de atención hacia los adultos mayores, específicamente por los ancianos residentes de la casa de acogida Apaktone. Desde hace varias semanas, promesas y celebraciones de convenios giraron en torno a este albergue, pero hasta la fecha no existe ningún resultado positivo.
“Me he presentado en el despacho del gobernador, del alcalde, solicitando ayuda para los abuelitos más indefensos del centro de acogida Apaktone, hemos tenido reuniones de trabajo, tenemos convenios firmados, pero a la fecha nuestros abuelitos siguen a la intemperie”, protestó el obispo, al empezar la misa Te Deum.
A excepción de algunos fieles que, por cuenta propia, donaron algún bien o fondos de su propio peculio, las instituciones públicas dieron una muestra de indolencia, según Monseñor David Martínez de Aguirre. “Ni siquiera Pensión 65 logramos que sea reconocido para nuestros abuelitos. Nunca lograremos construir una nación con libre, con justicia y paz si no priorizamos a los más necesitados y desvalidos”, sentenció.
Seguidamente, el obispo recordó que “la palabra de Dios nos permite hacer una lectura de lo que nos ocurre”.
“Hemos escuchado una bonita lectura del libro del Éxodo, donde el pueblo de Israel se embarcó en una historia de liberación, hacia una tierra prometida, y tenían que atravesar un desierto, pero en el trayecto, en varias ocasiones, sufrieron detenciones, padecieron, pasaron por la tentación de abandonar su proyecto de liberación, y parece que varios peruanos estamos cayendo en lo mismo”, explicó, a modo de ejemplo.
En ese sentido, resaltó que hoy el país necesita profetas de la esperanza y no personas que prioricen su interés personal. “Jesús de Nazareth es el verdadero alimento, nuestro maná, para no sucumbir en este proyecto de patria común, para mantener viva nuestra esperanza”, agregó.
Fuente: Madre de Dios.com