El recuerdo forma parte del ‘Oficio por los mártires’ que se realiza todos los días dentro de las actividades programadas en ‘Amazonía: Casa Común’, eventos que se dan en simultáneo durante la celebración del Sínodo de la Amazonía
Por Beatriz García – CAAAP
Roma, 15 de octubre de 2019. La ceremonia sencilla, respetuosa y emotiva concluye con estos versos musicalizados. “Por los caminos de América tanto dolor, tanto llanto, nubes, misterios, encantos, pueblos de un Pueblo que va”. Todos tomados de la mano, en unión, en hermandad. El reloj marca rebasa las dos de la tarde en Europa. Al otro lado, allá en Latinoamérica, recién comienza un nuevo día. Una nueva luz para quienes, aún con vida, luchan por una Amazonía viva.
Rendir homenaje a quienes lucharon por ese mismo ideal y dejaron su sangre en ese camino es el propósito de este encuentro que, día tras día durante las jornadas del Sínodo de la Amazonía, tiene lugar en la iglesia Transpontina, a escasos metros de la Basílica de San Pedro, en pleno centro de Roma. Ellos y ellas son los mártires de la Amazonía de Ecuador, Brasil, Colombia, Venezuela, Bolivia y de Perú.
Como peruana, shipiba y ucayalina la misionera Patricia Blasco toma la voz hoy, pues es momento de recordar dos casos que ella bien conoce: la masacre de Bagua del 05 de junio de 2009 y el asesinato de Edwin Chota y sus compañeros asháninkas en 2014. Los primeros luchaban por sus tierras contra los decretos y las nuevas normativas aprobadas por el gobierno de Alan García. Los segundos enfrentaban a las mafias de la tala ilegal de madera desde su comunidad, Saweto, en la frontera de Perú y Brasil, desde la región Ucayali.
“Bienvenida la muerte para la protección de la naturaleza, de nuestra vida y del futuro de nuestros hijos”, esa era la respuesta de Edwin Chota, asháninka por elección, al New York Times en una entrevista de agosto de 2013, cuando acababa de lograr que la Fiscalía Ambiental incautara 200 mil metros cúbicos de madera ilegal de su comunidad. Chota ya era un estorbo en su región hasta que el primer día de septiembre de 2014 fue asesinado junto a tres compañeros de su comunidad: Leoncio Quinticima, Jorge Ríos y Francisco Pinedo. “Sus cuerpos fueron baleados y luego abandonados en una quebrada. Hasta el momento sólo se ha capturado a dos presuntos victimarios”, relata Patricia Blasco ante una treintena de asistentes al evento en recuerdo, la mayoría de origen brasileño. La imagen de Edwin Chota, en representación del grupo asesinado, preside el encuentro junto a otra donde se puede leer claramente ‘Bagua no se olvida’.