Santa Fé de Bogotá, 16.11.2015
Eminencias, Excelencias, queridos hermanos y hermanas,
Con mis más calurosos saludos, me siento muy unido con Ustedes y lamento mucho la imposibilidad de participar directamente en las importantes labores de hoy. Los grandes temas sociales y ambientales de la Pan-Amazonia, los debemos situar en la perspectiva de los vergonzosos ataques en Paris, Beirut y Bagdad, y de los bombardeos en Siria. Dos preguntas nos hizo el Papa Francisco en el Encuentro de Movimientos Populares en Santa Cruz de la Sierra, el pasado julio, y que resuenan hoy en nuestras mentes y corazones:
¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando estallan tantas guerras sin sentido y la violencia fratricida se adueña hasta de nuestros barrios? ¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando el suelo, el agua, el aire y todos los seres de la creación están bajo permanente amenaza?
Hermanos y hermanas, lo que estamos aprendiendo es que estas dos preguntas no son diferentes entre si, sino dos formas distintas de preguntarnos sobre una sola crisis que está afectando nuestra civilización y a la Tierra “nuestra casa común”, tal como señala el subtítulo de la Laudato si’. ¿Tenemos hoy, cristianos, la luz, el coraje y la determinación de hacerle frente a estas dos preguntas juntas, tal como el Santo Padre nos desafía hacer?
Vivimos un mundo con enormes desafíos, y muchos de ustedes deben afrontar cada día la difícil tarea de proteger este preciado lugar y a su gente. Cada uno está dedicando grandes esfuerzos por amor al Señor y a los hermanos y hermanas. En estos tiempos de oscuridad y tristeza en Europa, quisiera hoy expresarles mi gratitud por su compromiso, por su perseverancia y por su testimonio que ilumina Sudamérica. La Pan-Amazonia los necesita, todo el mundo los necesita, porque como dijo una vez el célebre escritor colombiano Gabriel García Márquez, “no tenemos otro mundo al que podernos mudar”.
Que sepan que no están solos, que hay muchos que les apoyan y les admiran. En esta historia contemporánea de persecución, deshumanización y exterminio, ya ha llegado el momento de mostrarle a la comunidad internacional que la Pan-Amazonia merece un futuro diferente.
Les aseguro que seguiré atentamente cada uno de los procesos que la REPAM lleve adelante, augurando siempre que todos los miembros de las Iglesias locales de esa región puedan dar su generosa contribución a ese importante espacio de nuestra casa común.
Que el Señor bendiga abundantemente cada una de las tareas que realizarán y que les guíe con su luz.
Cardenal Peter K.A. Turkson
Presidente