Por Jonathan Hurtado (CAAAP)
Santiago Manuin Valera es un reconocido líder de los pueblos Awajún y Wampis, de la Amazonía norte del Perú. Lleva todo una vida en la defensa y promoción de los derechos de los pueblos originarios. El 2009 fue herido de varios disparos en los hechos del denominado Baguazo. Se recuperó y mas tarde se libró de una denuncia en su contra por tales hechos. El 2014 recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos “Ángel Escobar Jurado”.
Su relación con la Iglesia data de hace mucho tiempo, especialmente a través de los jesuitas. Antes de responder algunas preguntas, cuenta que el gran Ajutap (dios de sus antepasados) le ha hablado al indígena awajún sin intermediarios, sin misioneros. Según narra, este contacto coincide con lo que el relato bíblico cuenta de Moisés, quien recibió el encargo de liberar a su pueblo. Igualmente, dice Manuin, el Ajutap le dijo al awajún que libere a su pueblo de la opresión.
“Entonces esa experiencia lo tiene el awajún con relación al Ajutap. Una comunicación directa a través de las plantas. Eso, para mí, hizo entender de que realmente ese ajutap se ha hecho realidad, se ha hecho humano y ese humano ha luchado contra la injusticia de la tierra y de esta forma se entrega por la humanidad y muere por la humanidad y resucita por la humanidad.”
Es por ello, explica Manuin, “que los que decimos que seguimos a Cristo, no debemos tener miedo contra la opresión, contra que nos van a matar; sino que tenemos que responder con ese valor cristiano, siguiendo el rostro del maestro, de que el maestro se entregó para salvar a la humanidad y si yo muero, si yo me entrego es por el servicio de mi pueblo.”
Santiago Manuin estuvo en la asamblea territorial presinodal que se realizó en Yurimaguas, en setiembre, la segunda que tuvo lugar en el Perú con miras al Sínodo de la Amazonía que se desarrollará dentro de un año en Roma. En toda la región amazónica se han previsto más de cuarenta asambleas, en el Perú ya sean han desarrollado dos (con cinco de los ocho vicariatos de la selva). La tercera y última asamblea se desarrollará este mes, del 18 al 20 en Iquitos.
-En sus intervenciones en grupo ha destacado mucho el papel de los misioneros en la Amazonía. Ha dicho que deben ser principalmente acompañantes, no protagonistas.
Los misioneros que han llegado a nuestro territorio han visto que realmente la defensa del territorio y todo lo que aquí se habla, debía de ser (hecho por) el mismo indígena. Entonces lo primero que han hecho (la Iglesia) es crear escuelas para formar indígenas para que ellos sean los protagonistas en la construcción de su propia historia. Entonces los awajún han estudiado, han leído, han terminado su primaria, su secundaria, y han estudiado en diferentes universidades. Entonces ellos son los que están asumiendo la lucha de su territorio, el misionero acompaña.
En esta parte Manuin hace una observación, afirma que, respecto a lo explicado en un principio, los misioneros en la Amazonia todavía no logran involucrarse con la historia y religiosidad de los pueblos indígenas. “Los misioneros no lo viven, no viven con el pueblo indígena, no transmiten desde su historia, desde su mitología no nos hablan. Entonces aquí, yo he visto que los indígenas de la Amazonía son muy sumisos, porque (el misionero) no les ha dado el verdadero rostro de Cristo. Entonces el awajún de principio es luchador, es guerrero, la formación que le han dado, el misterio del evangelio que le han inculcado reforzó nuestro movimiento de lucha.”
-La explicación que dio antes sobre el contacto del awajún con el Ajutap, al modo que lo cuenta la Biblia, ¿es una interpretación suya?
Es la interpretación que yo doy como cristiano awajún. Yo digo que realmente ese misterio del Ajutap se encarna y nace entre los hombres. Y ese ajutap es lo que predica, sigue diciendo ‘yo soy’ y ese lucha contra la injusticia que los poderes hacen. Y precisamente lo matan y él se entrega libremente y resucita libremente. Ese misterio es lo que yo y mis hermanos tratamos de vivir.
-¿Cuál es su vínculo con la Iglesia?, ¿tuvo algún cargo?
Yo he sido formador de catequistas, soy formador de catequistas awajún y dirijo el retiro awajún y retiro cristiano.
-Sobre lo que dijo de los misioneros, de que no se involucran con la historia y la cosmovisión de los pueblos, ¿es una critica que ya lo había planteado antes?
El misionero de mi zona lo está practicando, yo cuando digo eso le estoy diciendo que las iglesias de otras zonas de la Amazonía no conviven esa experiencia; o sea, que la transmisión del evangelio es una transmisión de la mentalidad occidental y lo imponen, y estos indígenas captan lo que es el cristianismo, (de que) es Jesusito, diosito, extranjero. Y para nosotros en nuestra zona, Jesús no es patrón, es un aliado de lucha para mí, a favor de nuestros intereses. Entonces nosotros por lo tanto vivimos en ese principio. A nosotros no nos da miedo la muerte, es parte porque es un camino que hay que dar: de la vida a la otra vida, entonces no hay diferencia en eso.
-¿Esta falta de involucramiento se da mucho hasta ahora, según usted?
Hasta ahora, porque no lo he encontrado yo, yo estoy vacío, y ellos (los indígenas) son protagonistas del pobrecito. Y ellos (los misioneros), los que están fotografiados (señala fotos de misioneros en el lugar de la entrevista, Vicariato de Yurimaguas) ellos son protagonistas, y no el indígena. Ahí no hay ningún indígena luchando. El misionero nos ha dado el instrumento, ya nosotros tenemos eso que adoptarlo a nuestra realidad, tenemos que visionarlo esa parte. Entonces, todo eso son detalles muy pequeños y detalles puntuales que la Iglesia debe descubrir para transmitir ese evangelio y es una riqueza. Además, al mismo tiempo, hay un peligro de alienación de los indígenas frente a esta prédica que se hace. Igualito como los evangélicos. Entonces, si ellos no lo captan, si ellos dicen que (los indígenas) no vienen a la misa, entonces no van a venir porque no les hablan desde su cultura. Ese extraño quién es, va decir el indígena, quién es ese padrecito que viene ahí. Pero no le habla desde su fundamento de yo hombre awajún, yo shawi. Entonces ellos predican desde su mentalidad de donde hayan venido y quieren de esa vivencia que ellos traen, de su cultura, quieren imponer y eso no lo va recibir el indígena, lo rechaza.
-A raíz de lo que dice, construir una Iglesia con rostro amazónico parece una dura tarea.
Es que el misionero lo tiene que hacer. Si el misionero se mantiene en su concepto cuadrado, la evangelización no va salir. Ellos tienen que botar la imagen cuadrada que tienen de la transmisión del evangelio y tienen que vivir con ellos, estudiar antropológicamente, socialmente y políticamente. Ahí sí va transmitir el mensaje de Cristo. Ellos deben de aprender a vivir como el indígena vive, para hablar desde esta base el evangelio que él quiere predicar a base de su cultura, de su convivencia, tiene que hacerlo fuerte. El rostro amazónico está en que el indígena asuma su responsabilidad y no el misionero, para mí el misionero es el encargado de llevar los materiales del evangelio. Yo soy awajún y yo he captado ese mensaje, y también he tenido dudas, muchas dudas, yo no soy perfecto, sigo teniendo dudas.
-¿Qué tipo de dudas?
Dudas de todo. Cómo relaciono la concepción indígena con la sociedad occidental. Cómo ver la educación, la cultura, qué visión das, qué concepto das. Todo eso es un reto que hay que enfrentarlo. Yo creo que ahí está la labor del espíritu que tiene que acompañar en el momento.
-¿Cree que hay un trabajo que hacer con los jóvenes?
Hay que trabajar para concientizarlos, hay que enfrentar ese reto para que la nueva juventud se direccione, y yo soy responsable en la formación de mis hijos. Cada padre de familia debe de luchar eso. Si no enfrentamos este reto, te lo come por las patas. Yo he hablado de la cultura camaleón, es decir: si a mí me interesa tal cosa, voy a luchar para conseguir lo que pienso que es bueno. Si es bueno asistir a una universidad, pues asisto, pero debo de formarme para enfrentar este reto y no sea el misionero el que enfrente. Si yo no formo indígenas transparentes, voy a vivir de esos indígenas que sepan negociar con las empresas. Ahora, a la juventud hay que formarla: en vida, en territorio, en cultura, en política, en todo. Hay que conocer la antropología para formar al indígena. Tiene que ser consciente en la entrega de sus territorios, y que si se los arrebatan y si luchan, ellos deben luchar y no el cura.
-Finalmente, ¿cree que el hecho de que se haya llamado a un Sínodo de la Amazonía marca un cambio en lo que ha criticado?
Sí. El Papa pide eso, pide un cambio dentro de la iglesia, y el Papa pide a los indígenas, y me lo dijo en Puerto Maldonado: ‘lo que haces no abandones, lucha por tu territorio y nosotros te acompañamos’, como aprobando el movimiento de la lucha indígena sobre sus territorios, sobre la cultura; o sea, no tener una cultura cuadrada, sino que cambiante, camaleón, pero ser indígena, con todo una identidad que puedas trabajarlo. Hay que trabajarlo para eso. El Papa ha sido muy valiente, a mí me ha reforzado mucho en la lucha por nuestro territorio como pueblo.