Sínodo Amazónico: Preocupación por el Gran Chaco y el Acuífero Guaraní

 

La preocupación por la conservación del gran Chaco o el Acuífero Guaraní también está presente en el Sínodo Amazónico, así nos manifiesta Mons. Ángel Macín, Obispo de Reconquista y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Aborigen de la Conferencia Episcopal Argentina, quién participa del Sínodo Amazónico que se realiza en Roma del 06 al 27 de octubre, bajo el nombre “Nuevos caminos para la iglesia y para una ecología integral”.

La falta de cuidado, la visión del descarte, de políticas extractivistas, el avance de los territorios indígenas son realidades del Gran Chaco, que comparten Argentina, Bolivia y Paraguay, esto afecta no solo la biodiversidad del territorio, sino principalmente a las casi cuarenta etnias diferentes que en él habitan. Por su parte el acuífero guaraní es un enorme reservorio natural de agua dulce que se extiende por debajo de la superficie de parte de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay; constituye una de las mayores reservas de agua dulce conocidas del planeta Tierra; y también está seriamente amenazado.

Aporte de América Latina para la ecología integral

Uno de los más valiosos aportes que América Latina puede ofrecer para la ecología integral es “aprender del cuidado del territorio y de la vida de las comunidades indígenas”. Rescata cómo los pueblos indígenas en su camino histórico han ido desarrollando algunas formas lógicas que marcan su cotidianidad: la lógica de la gratuidad, la de agradecimiento a la madre tierra, la agricultura itinerante. Así, por ejemplo el pueblo guaraní trabaja un tiempo la tierra y después la deja descansar para que se pueda recuperar y seguir dando vida. Esto no está lejos de las enseñanzas bíblicas, que hablan del año sabático. Pero se ha perdido esas claves de lectura. “Los pueblos indígenas con su testimonio, con su vida nos enseñan lógicas diferentes”, manifiesta el Obispo de Reconquista.

Escuchar en clave sinodal

La actitud de escucha está presente en el sínodo, tanto en el Santo Padre como en las personas participantes. Y está actitud de escucha debe continuar después de este encuentro señala el Monseñor Marín. Es necesario “seguir escuchando aquello que la realidad, que la naturaleza nos está diciendo, sobre todo el grito de la tierra y el clamor de los pobres”, concluye.

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