El próximo Sínodo de la Amazonía cada vez despierta más interés e interrogantes. ¿Qué es? ¿Para qué sirve? ¿Por qué? Un evento desarrollado en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) respondió a estas y otras preguntas mediante las reflexiones de Monseñor Javier Travieso, obispo del Vicariato de San José del Amazonas, y el Padre Pedro Hugues, reputado teólogo.
Por: Beatriz García (CAAAP)
“El interés y la vida de los seres humanos de la Amazonía y su repercusión en el planeta, ese es el interés de este Sínodo. Se trata de ponernos a la luz de Dios para que cada criatura sea lo que debe ser”. Monseñor José Javier Travieso, obispo del Vicariato San José del Amazonas y en representación del resto de obispos amazónicos de Perú, y el padre Pedro Hugues, renombrado teólogo que también viajará a Roma en los próximos días en calidad de especialista, participaron en un conversatorio organizado en el Auditorio Juan Pablo II de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Como moderador el padre Fernando Roca, experto en temas amazónicos y también invitado para este gran evento de la Iglesia Católica que arranca el próximo 6 de octubre.
Explicar qué es un sínodo de obispos y por qué el Papa Francisco ha visto necesario convocar uno, denominado ‘especial’, sobre la situación y el futuro de la Amazonía eran los objetivos. “El Sínodo significa ese converger juntos para recorrer, también juntos, nuevos caminos”, explicó Travieso, “en este caso de la Amazonía los pueblos han hablado y tenemos ante nosotros un amplio abanico de sus preocupaciones”. Entre ellas la amenaza al Buen Vivir, pues la armonía que articula esta concepción de la vida está seriamente amenazada, al territorio, a la situación de los pueblos en aislamiento, a la de los indígenas migrantes y otras más. “A veces los seres humanos tenemos un actuar suicida. Si envenenamos el aire y el agua nos estamos suicidando”, afirmó el obispo amazónico.
El padre Pedro Hugues, por su parte, realizó una amplia reflexión sobre los porqués del Sínodo de la Amazonía incidiendo en el proceso de escucha que, durante meses, recogió información en 45 eventos territoriales y otras actividades en esa línea. Información muy relevante desde el propio terreno, desde los nueve países que integran la Panamazonía. “Es un diálogo histórico, pues nunca antes se había realizado porque, hasta ahora, los pueblos indígenas estaban marginados, sin voz”, comentó Hugues, “sí, existen muchos estudios antropológicos, muy buenos y relevantes, pero cada vez más ese tipo de estudio deben acompañarse de la voz de la gente. Hoy, de una forma organizada y masiva, se escucha la voz de la Amazonía”.
Ante el Sínodo, siempre está muy presente la figura del Papa Francisco y su mirada hacia el pulmón del mundo y sus pueblos. “A los pocos meses de ser elegido, en su primera visita a Latinoamérica, en Brasil y concretamente en Río de Janeiro, el Papa ya habló sobre esa preocupación”, recordó Hugues. Una preocupación que se basa en evidencias. “Las cosas están cambiando, para mal, a gran velocidad. La emergencia se agrava cada día y los bosques ya no pueden más”, aseguró el teólogo tras indicas que, cada minuto, se pierde el equivalente a dos campos de fútbol de bosque amazónico.
El pesimismo, que planea constantemente sobre la Amazonía y su futuro, debe combatirse con la esperanza que trae este Sínodo. Porque, si la Iglesia Católica se está movilizando es por mucho más que una preocupación. Es una cuestión de fe, de defensa de la Creación. Algo que va mucho más allá y toca fondo cuando, además, afecta a la vida de la gente. Puertas que comienzan a abrirse para una Amazonía que está naciendo con voz propia. Todavía habla bajito, casi no la escuchamos, pero ya nació y hay que darle la libertad de crecer para salvarse y, a la vez, salvar la vida amenazada de todo el planeta.