Por Jonathan Hurtado
El 19 de enero, el Papa Francisco anunció en Puerto Maldonado el inicio de los preparativos para el Sínodo de la Amazonía, un hecho sin precedentes que reunirá en Roma (Italia) a obispos de todo el mundo con el líder de la Iglesia católica para abordar el trabajo de la Iglesia en esta región del planeta.
En la siguiente entrevista, Pedro Hughes, sacerdote misionero y coordinador de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) en el Perú, ofrece algunos detalles de los primeros pasos que se han dado camino al histórico evento. Hace algunos días participó de un encuentro de misioneras en Lima, organizado por la Conferencia de Religiosos y Religiosas del Perú y el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP).
Previo a la entrevista, destacó la naturaleza de la REPAM como una red “más funcional y creativa” que articula a los vicariatos de la Amazonía, y que tiene como protagonistas a los pueblos indígenas y a los misioneros y misioneras que trabajan en el territorio. Enfatizó que la REPAM es un servicio y una plataforma de la Iglesia y que todos podemos ser parte “en la medida de que podamos actuar” a favor de la Amazonía y sus pueblos.
Como es sabido, el Sínodo de la Amazonía tendrá lugar en octubre de 2019, y su espíritu será el de plasmar una Iglesia con rostro amazónico e indígena, según lo dicho por el propio Papa Francisco en su reciente visita al Perú.
-¿Por qué es importante el Sínodo de la Amazonía convocado por el Papa Francisco?
El Sínodo sobre la Iglesia en la Amazonía es muy especial porque se trata de una realidad muy importante: la crisis cada vez más grande y el desafío que representa los atropellos contra los diferentes sistemas de vida en la región, la destrucción de las tierras de los pueblos originarios, la destrucción de las mismas vidas de estos grupos y las posibilidades de sobrevivencia de sus culturas. Todo eso está en juego. El territorio amazónico es absolutamente importante, es la base y de ahí parte todo, y tiene implicancias para el equilibrio climático del mismo planeta. Entonces, en la corta vida de la REPAM se ha venido construyendo y acumulando, a partir de una serie de encuentros, una reflexión sobre los grandes ejes, no solamente de interés, sino sobre los temas principales que preocupan a la Iglesia en cuanto a su identidad, a su misión de la evangelización de la proclama de la buena nueva en la Amazonía.
-¿Qué otros temas más se verá en el Sínodo y qué documento es el que se está preparando para ser compartido?
Son básicamente la sobrevivencia de los mismos pueblos, el respeto por sus vidas, el tema de la destrucción y la necesidad de frenar el daño al ambiente, la necesidad de que el mundo tome conciencia de esta problemática y que reconozca el derecho a la vida y al territorio de sus habitantes; y el papel y la misión importante de la misma Iglesia católica de ser defensora y protectora de la vida que es don de Dios. Y esto tiene que ver con temas más precisos sobre cómo deben estar organizados mejor los recursos de la Iglesia en cuanto al tema de la ministerialidad; o sea, los sacerdotes, la distribución de los misioneros y misioneras en una región tan vasta y con números (de miembros) muy reducidos. Es una tarea que ya ha comenzado desde esta experiencia de la REPAM, que el Sínodo toma como base de la reflexión, como base de la elaboración del primer documento que tiene un nombre técnico que se llama Lineamiento, que debe estar terminado ahora en el mes de abril y que va a ser el documento básico de trabajo de discusión, de compartir con los diferentes estamentos de la Iglesia en la Amazonía, para ir preparando etapa por etapa la realización del Sínodo.
-¿Quiénes van a participar en la elaboración de este documento?
Es un proceso de construcción, participa la REPAM, participan también una serie de personas que tienen una experiencia y un aporte en los diferentes elementos importantes en la vida eclesial en la Amazonía, participan las iglesias nacionales, participan también otros niveles de la Iglesia. Pero lo importante es avanzar en la distribución de este documento que es más bien de consulta, de trabajo, de estimulación, porque lo más importante es lo que viene después. El documento será compartido en un tiempo suficientemente amplio.
-¿Cuál fue el trabajo de la REPAM hacia el Sínodo y qué expectativas tiene sobre su realización?
El sínodo no empieza de la nada, sino que responde a un trabajo previo que es el resultado del esfuerzo y trabajo de la REPAM. Entonces en ese sentido la REPAM ha sido el catalizador del Sínodo; creo que eso es muy importante para que ahora el conjunto de la Iglesia en la Amazonía, de la forma más amplia y más concreta, entre y participe en este proceso. Ahora, el Sínodo como tal tiene el objetivo de reanimar, de avivar el trabajo y la presencia evangelizadora de la Iglesia en la Amazonía. Pero también tiene una dimensión mucho más universal. Si bien es cierto es un sínodo que tiene que ver con la Iglesia de la Amazonía, es muy importante tener claro de que la Amazonía es un tema para el planeta, que no solo es una cuestión particular o privada de esta parte de América Latina.
-Usted destaca el papel importante de los laicos en el trabajo de la Iglesia en la Amazonía, ¿puede profundizar en ello?
La Iglesia Católica no debe ser una iglesia solamente clerical, no debe ser solamente una iglesia de obispos y de sacerdotes, si fuera así, eso es un error. La Iglesia es una comunidad donde la mayor parte se constituye por los laicos, los hombres y las mujeres, los jóvenes y también los sacerdotes y los obispos. Los diferentes grupos tienen diferentes ministerios, pero lo que tenemos en común es el bautizo, eso es lo que nos define. Eso es lo que nos hace miembros de la comunidad, hijos e hijas de Dios. Entonces, tú como laico tienes un ministerio laical, por el hecho de ser bautizado. Ahora, si asumes este ministerio de una forma adulta, te conviertes en un sujeto importante en la comunidad eclesial tal cual como yo que tengo otro tipo de ministerio sacerdotal, pero juntos andamos. Pero no podemos andar bien si es que no nos integramos haciendo una Iglesia en donde nos enriquecemos mutuamente. O sea, unos necesitamos de otros en el caminar de la Iglesia, de tal manera que en este sínodo, que es particularmente importante para los obispos, para el Papa, no puede ser completo si es que no está presente desde el inicio la participación y la voz real de los laicos y las laicas de la región de la Amazonía.
-¿Para la Iglesia de hoy qué significa evangelizar?
Es que la Iglesia tiene una idea mucho más grande y mucho más precisa sobre su responsabilidad frente al elemento central de la fe que es la vida; entendemos nosotros los creyentes de que Dios es vida, Dios es amor y Dios es quien entrega la vida como don real, pero el regalo no tiene sentido, no es completo si es que nosotros no lo recibimos y lo implementamos, lo cual quiere decir: recibir, proteger y desarrollar la vida. Entonces en la Amazonía la vida significa la totalidad, la vida de la gente, los hombres y las mujeres que viven ahí; los pueblos, sus culturas, sus idiomas, su historia, su realidad, la vida del ambiente, de los árboles, de los ríos, de los peces, de los animales, de los pájaros, la vida de esta sinfonía maravillosa del bosque tropical, de la biodiversidad. Desde la fe creemos de que esta biodiversidad es importante, como dice la encíclica Laudato Si del Papa Francisco, no solo porque está al servicio del hombre, sino porque tiene un valor en sí y que es resultado de millones y millones de años de evolución maravillosa, fantástica, y que ahora está amenazada de muerte. Entonces la Iglesia tiene por tarea ser testigo, ser defensora, ser voz de la celebración, de la alabanza de la vida, como vida de Dios.
-Es decir que evangelizar es…
Evangelizar quiere decir proteger la vida, anunciar, crear fraternidad en vez de muerte. Es decir, prevenir de que haya destrucción, de que haya muertos, de que haya asesinatos, robos, todo lo que está destruyendo la Amazonía; tratar de que las industrias extractivas no sean tan brutos en su forma de actuar, no sean tan destructoras, eso es evangelizar en nombre del Dios verdadero.