“Soy la Tierra, su Madre, vienen de mí, están conmigo. Les doy su hábitat, su alimento, les doy de beber. Me están haciendo daño, dejándome cicatrices, destrozando mi fertilidad. Son abismos que me han afligido: están buscando coltán. Soy rica, pero soy pobre a causa de mis riquezas”.
Este fue el grito que irrumpió el salón de la Universidad Jesuita Georgetown en Washington, Estados Unidos. Un grito que provenía de la Cuenca del Congo. , de la voz de Henri Muhia. Un grito que se hace más fuerte unido al del pueblo émbera de Mesoamérica y de los 9 países de la Cuenca Amazónica. Un grito desde el Asia, con sus bosques, un grito que “no es un llamado, es una advertencia desde los pulmones de la humanidad” como lo mencionó Sirito Aloema, líder indígena de Surinam.
“La humanidad está vinculada con un todo, guiada por nuestra Madre Tierra” expuso Cándido Mezúa, líder de Panamá. La vida indígena le enseña otro modo de ser a la humanidad, un modo de ser colectivo, de ser comunidad.
Esta conferencia internacional es un esfuerzo de muchas manos, (REPAM, Georgetown University, Jesuits Conference, Dicasterio de Desarrollo Humano Integral, entre otros) para que los territorios más importantes y al mismo tiempo más amenazados del planeta, se encuentren. Y en un diálogo profundo y confrontador, se puedan trazar acciones concretas para responder en comunión. En comunión entre pueblos, en comunión con la Iglesia, en comunión con las ciudades y las selvas de cemento. Porque esta crisis que enfrentamos, nos está apretando a todos.
Este primer día de conferencia, desafió a la Iglesia nuevas maneras de estar presente. Puso sobre la mesa que los “nuevos caminos para la Iglesia” no son fáciles, pero son vitales. Esos caminos, nos desafían a romper nuestros paradigmas de Iglesia, y de humanidad. Y de ser Iglesia en una humanidad rota y ambiciosa. El sínodo de la Amazonía, que se viene desarrollando procesualmente, desde la escucha territorial, nos está provocando.
Reunidas más de 120 personas de 5 continentes: Asia, América, África, Europa y Oceanía, con la presencia de pueblos originarios, autoridades eclesiales, organismos internacionales y cooperación fraterna, el evento “Ecología Integral: una respuesta Sinodal desde la Amazonía y otros biomas/territorios esenciales para el cuidado de nuestra casa común” tiene como objetivo afianzar las redes, dar respuestas territoriales, detonar reflexiones colectivas de trasformación.
Card. Peter Turkson, presidente del Dicasterio de Desarrollo Humano Integral, y gran promotor de la Laudato Si, plantea que el reto global al que estamos llamados, tiene que territorializarse. Que los territorios tienen un papel fundamental en la lucha universal. Todo está interconectado y ello es una afirmación de la Ecología Integral “ tenemos que juntarnos desde nuestra culturas y la riqueza de nuestra sabiduría, para enfrentar a este desafío. No solo en la Amazonía, en Noruega, en Malasia.“