Analizar los frutos, avances y perspectivas después de tres años ha sido el propósito del webinar organizado por el CELAM, CEAMA, CLAR, REPAM y Caritas América Latina y el Caribe, con el que se ha conmemorado el tercer aniversario de un Sínodo realizado de 6 a 27 de octubre de 2019 en el Vaticano.
Por Luis Miguel Modino
Un momento en el que cuatro participantes de la Asamblea Sinodal han dado su testimonio. Una asamblea contó con la presencia de una representación de los pueblos indígenas, entre ellos Yesica Patiachi que resaltaba la visita del Papa Francisco a Puerto Maldonado, en la Amazonía peruana, donde ella fue portavoz de estos pueblos, pudiendo decirle lo que padecían. Un Papa que como anfitrión del Sínodo acogió de corazón y nunca discriminó a los indígenas durante la Asamblea Sinodal, que pudieron usar sus vestimentas, signo de resistencia según la actual vicepresidenta de la Red Eclesial Panamazónica.
Allí se sintieron escuchados en todo momento por alguien humilde, sencillo, humano, sin privilegios, que se acercaba y conversaba con todos, pese a ser una de las personas más importantes del mundo, algo que caló mucho en Yesica. Una Asamblea donde los indígenas “hemos contado los problemas que estamos pasando en la Amazonía, que está ensangrentada”. Un Papa en defensa de la Amazonía, como ya había hecho en Laudato Si, que Patiachi considera “una llamada a reflexionar sobre lo que estamos haciendo con el Planeta”.
Un Sínodo que hizo ver la necesidad de “apostar y trabajar por una Iglesia con rostro amazónico, que significa respetar las espiritualidades y cosmovisiones de los pueblos indígenas, que estamos en defensa de la vida, de los bosques amazónicos, nuestro hogar que se ve amenazado”, afirmó la vicepresidenta de la REPAM. Desde ahí llamó a alzar la voz ante las amenazas y muertes de tantos hermanos indígenas por denunciar a quienes están invadiendo los territorios, insistiendo en que “eso no significa que nos van a callar”. Un Sínodo que marcó un hito en la historia de la Iglesia y de los pueblos amazónicos, un ejemplo de que se puede caminar juntos pueblos indígenas e Iglesia, pues nos une la defensa de la Amazonía.
Un proceso nacido en 2013
El presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía la presentó como “fruto del Espíritu Santo y del trabajo realizado desde el inicio de la REPAM en 2014”, afirmando que tres años después podemos descubrir signos que expresan los frutos del Sínodo. Recordó los primeros pasos dados en Puyo en 2013, donde “surgió la aventura de hacer una red eclesial para la Amazonía, un regalo de Dios” la fundación de la REPAM en Brasilia en 2014, que contó con un impulso inicial del Papa Francisco. El proceso de escucha con una participación de más de 87 mil personas, y como “el entusiasmo se apoderó de muchos de nosotros y especialmente de los pueblos originarios”.
En relación con el tema: “Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, dijo haber sido sorprendido, pues “de la periferia al centro, la Amazonía es fuente de vida en el corazón de la Iglesia”. Posteriormente el Documento Final, con más de 150 propuestas evangelizadoras, una de ellas la creación de un organismo episcopal, y ahí el Papa Francisco dio un salto cualitativo para crear la Conferencia Eclesial de la Amazonía, la primera en la historia de la Iglesia, aprobada el pasado 3 de octubre, lo que supone un paso de conferencias episcopales a conferencias eclesiales, que está siendo “motivo de gran alegría, estamos abriendo caminos y aportando a la Iglesia católica y al Papa Francisco para que el próximo Sínodo pueda ser enriquecido”.
No olvidó la importancia en este proceso de la figura del cardenal Claudio Hummes, primer presidente de la REPAM y la CEAMA, que “desde el cielo nos está ayudando”, recordando que dos meses antes de morir nos encargó consolidar la CEAMA, que “ya tiene su partida de nacimiento, pero que todavía tenemos que cuidar y proteger, pues es una plantita fruto del proceso sinodal. Una gracia de Dios y un signo de esperanza para la Amazonía”, enfatizó el cardenal peruano.
Vida Religiosa desafiada a cambiar
En representación de la Vida Religiosa de América Latina y el Caribe, que han hecho “un recorrido de escucha, reflexión, conversión y movilización”, su presidenta, Liliana Franco ve el Sínodo como “el inspirador de una manera nueva de situarnos, nos ha confrontado a un nuevo estilo de vida y nos ubicó en salida”. Tras experimentar en el Sínodo que los pobres y la Tierra claman, afirmó que “muchos de los religiosos del continente lo saben porque hacen el camino con la gente en el territorio, acompañan y padecen todos los riesgos que supone estar en el contexto”.
Un Sínodo que provocó el “crecimiento en la conciencia de ser familia universal, de que habitamos una Casa Común”, llamando a “dialogar sobre el modo como estamos construyendo el futuro del Planeta”, pero también preguntarse sobre hábitos, estilos de vida y relaciones dentro de la Vida Religiosa y con la Tierra, rutinas de consumos, y con quiénes y desde qué criterios establecen alianzas. También como oportunidad para impulsar relaciones más honestas, responsables, de mayor cuidado y reverencia con todo lo que existe. Así como para “una lectura de fe de la realidad encarnada”, que implica “ir a la raíz, ayudar a desentrañar las causas”.
Una ocasión para ayudar a evidenciar la inequidad ante las brechas evidentes, para reconocer el porcentaje significativo de la vida consagrada que se “encuentra donde hay confort, donde la conciencia tiende a cauterizarse, llamando a salir de nosotros mismos desde una dimensión mística y profética”. Han sido años para apostar por un nuevo estilo de vida, reconocer la sacralidad de lo creado, la interdependencia mutua, asumir la vocación misionera en la Amazonía, entretejer relaciones de cuidado, trabajar en red, posibilitar alianzas, construir relaciones, desde la cultura del encuentro y del buen trato. Un llamado a la conversión ecológica y pastoral, con nuevas prácticas que humanicen, dignifiquen, levanten y sean más respetuosas de los ecosistemas. También profundizar en la importancia de la itinerancia y “descubrir la necesidad de hacer presencia en la Amazonía como Vida Religiosa”.
Un nuevo modelo eclesial nacido en la Amazonía
Los frutos se hicieron presentes en que los pueblos originarios reconocieron su vida y sus palabras en los documentos surgidos del Sínodo, en palabras de Mauricio López, que hizo ver que “lo compartido en la escucha, el Papa se lo estaba devolviendo como una responsabilidad para llevar adelante”. Tres años en que los pueblos amazónicos mostraron grandes capacidades de resiliencia, de traer luz para toda la Iglesia, de ser, citando palabras del Papa, “Amazonía como lugar teológico”, donde se expresa la presencia viva de Dios en medio de la realidad que tiene algo que ofrecer a toda la Iglesia, según el director del Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral del Celam.
En este camino Destacó tres aspectos: la instauración para toda la Iglesia universal de un modelo de escucha que trata de alcanzar a todo el Pueblo de Dios, superando espacios reducidos del grupito de élite, algo visto en la Asamblea Eclesial y en el Sínodo sobre la Sinodalidad y su documento fruto de la escucha, donde aparece un modo de acoger en el corazón aquellas voces que vienen desde la vida encarnada.
Un segundo elemento dado en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe y su modo de escucha tratando de llegar a los márgenes, con procesos de discernimiento hechos a partir de esto, como en el Sínodo amazónico. Con un discernimiento virtual. También, como tercer elemento, el Sínodo sobre la Sinodalidad, con una Asamblea en dos momentos, para que el Pueblo de Dios participe no solo en la escucha y el discernimiento, sino en la apropiación y en la validación de aquellos frutos que se van a ir trazando, una experiencia vivida que se sostenga en el tiempo. Todo buscando una mayor sinodalidad, ir dando pasos hacia adelante, pues el camino es la experiencia.
En resumen, un tiempo para mostrar que Sínodo para la Amazonía, Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe son “pasos para un cambio en la Iglesia”. Para ello se busca que no haya este clericalismo, la participación de la mujer, el rechazo a los abusos, una dinámica de mayor inclusión, acompañar los desafíos socioambientales, un gran aprecio por la escucha, por sentirnos parte de esta Iglesia, por todo lo que nos da identidad. “Tres años que es un tramo pequeño en este Kairós que viene desde hace 60 años con el Concilio Vaticano II y nos proyecta para muchos años en este sentido sinodal”, concluyó Mauricio López.
Fuente: ADN CELAM