Al iniciar el side event promovido por Cáritas Internacionalis, la Santa Sede y REPAM, se recuerda la matanza surgida este 1ero de Mayo en Marañón, Brasil a líderes del pueblo Gamela, en manos de gente que está invadiendo sus territorios. Este no es un número más de las estadísticas, sino uno de los muchos casos, que están sucediendo en todo el mundo, por defender la tierra, que es la vida y el derecho a existir.
El representante del Santo Padre Francisco para las Naciones Unidas, Arzobispo Bernardito Auza, expresó el compromiso profundo del Papa Franciso en la defensa de los derechos de los pueblos ancestrales, mencionando la importancia y la necesidad de que la Iglesia intervenga decididamente en el acompañamiento y caminada conjunta con los pueblos. Hizo especial énfasis en la defensa de su derecho al territorio, a la consulta previa y a la participación legitima y escuchada de las decisiones que tienen que ver con su futuro.
La relatora especial para los derechos de los pueblos indígenas reconoció toda la labor que se ejecuta desde la iglesia y promueve una unidad más estrecha, que permita sostener las fuerzas en la defensa de los derechos de los pueblos, fortaleciendo los canales de comunicación, motivando a la formalización de procesos de información y denuncia, utilizando las diferentes herramientas internacionales para ello. Victoria Tauli – corpuz, hizo referencia también a la encíclica Laudato Si y a la propuesta que le hace al mundo sobre re pensar nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza y las personas.
Juaréz Munduruku, cacique, comentó sobre el dolor que siente su pueblo por las diferentes amenazas, por la angustia del futuro, por la necesidad de defender la tierra a la que pertenecen sus padres, sus espíritus, sus lugares sagrados y en el que necesitan crecer sus hijos.
Mauricio López, Secretario Ejecutivo de REPAM, y la delegación presente en el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas reflexiona sobre el llamado imperante que las ONU y el mundo debe escuchar, esta directa relación entre la pobreza y la degradación del planeta, la mirada integral y la necesidad de mirar a la crisis socio ambiental, como una sola. La Iglesia tiene que ser un puente, vivir la cultura del encuentro y la reconciliación, tener una actitud fuerte y decidida frente a las vulneraciones y acompañar desde diferentes niveles, la defensa del territorio, que es la vida misma.