Este 11 de septiembre, en la parroquia S. Vicente en Tarqui, Monseñor Rafael Cob presidió la celebración donde María realizou sua profesión religiosa en la congregación de las Hermanas misioneras de la Familia de Corde Jesu. Ella es hija del diácono permanente Guido, de la comunidad de Kapawi.
Por Paola Calderón Gómez – ADN Celam
“Hoy sentimos gozo y alegría y agradecemos a Dios por lo que vemos y vivimos, porque los sueños de la Iglesia amazónica se van haciendo realidad , en el silencio de las periferias donde el Espíritu se va revelando en los pequeños y sencillos“.
Fueron las palabras del Vicario Apostólico de Puyo Monseñor Rafael Cob al comentar sus impresiones luego de presidir la profesión religiosa de una mujer indígena Ashuar, como parte de la congregación de las Hermanas misioneras de la Familia de Corde Jesu, comunidad que el mismo obispo recordó llevan más de 25 años trabajando en la selva amazónica ecuatoriana, junto a la frontera con Perú en la comunidad de Kapawi a orillas de la ribera del rio Pastaza.
En la ceremonia efectuada este 11 de septiembre en la parroquia S. Vicente en Tarqui, Monseñor Rafael Cob estuvo acompañado por Guido, un diácono permanente indígena y padre de María, la mujer que con rostro amazónico se consagró en la congregación de las Hermanas misioneras de la Familia de Corde Jesu.
Frutos de la inculturación del Evangelio
Monseñor Rafael Coba recordó que la hermana María es la segunda vocación de mujer indígena consagrada, que surge en este sector de la Amazonía, primero fue la hermana Susana hace ya algunos años; ahora la hermana María da su si generoso a Dios ofreciendo su vida a Dios para servir a sus hermanos desde el carisma de amor y reparación de esta congregación misionera que la acompañó en su proceso de formación.
“Como no dar gracias a Dios por estos acontecimientos vividos que hablan de inculturación y encarnación del evangelio en las culturas amazónicas, de generosidad y entrega misionera,” aseguró Monseñor Rafael Cob al recordar el aparte Nº99 de la exhortación Apostólica Postsinodal Querida Amazonía acerca de no olvidar el papel evangelizador de la mujer en la Iglesia amazónica pues “durante siglos las mujeres mantuvieron a la iglesia en pie en esos lugares con admirable entrega y ardiente fe. Ellas mismas en el Sínodo nos conmovieron a todos con su testimonio.”
En su homilía el prelado habló de la importancia de mantener vivas las raíces del llamado hecho por el Señor, el amor de un Cristo pobre, casto y obediente como lo recuerda el Papa Francisco en Querida Amazonía, se hace necesario “soñar por los derechos de los más pobres de los pueblos originarios donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida. La hermana María es la expresión viva de esa iglesia con rostro amazónico, que hoy se hace visible como fruto del trabajo misionero de la mujer en la Amazonia, hoy en nuestra Iglesia, se siguen abriendo caminos nuevos de evangelización para la mujer, seguimos confiando y soñando en una Iglesia Amazónica, con comunidades capaces de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos.“
El aniversario de la REPAM
La consagración de la hermana María coincide con el aniversario de la Red Eclesial Panamazònica (REPAM) y para Monseñor Cob al cumplirse 7 años de trabajo de esta red eclesial, cuya semilla se sembró en Ecuador, no pueden menos de decir “Laudato Si” por este regalo que Dios da a esta Iglesia misionera de la Amazonía.
Agradecimiento a Dios por las vocaciones consagradas al interior de estas familias indígenas cristianas que han creído y acogido la Buena Nueva del Evangelio y proyectan un futuro donde no solo las palabras sino los hechos hablan de esa riqueza cultural y religiosa que tienen estos pueblos originarios, por lo que Monseñor Rafael Cob no dudó en afirmar que surgirá una Iglesia con rostro amazónico que pasará de la periferia al centro, para demostrar una vez más que Dios sigue escogiendo las periferias para hacer de lo pequeño y olvidado lo grande y valioso.